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EL CANDIDATO DEL PRO PROMETE DEJAR LA COTIZACION DEL DOLAR EN MANOS DEL MERCADO. HABRA “EQUILIBRIO” SI HAY “CONFIANZA” Macri quema las naves y la política cambiaria

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Macri quema las naves y la política cambiaria
Macri buscó endulzar el oído de banqueros, financistas y exportadores, entregándole al “mercado” la política cambiaria. “El mercado” aplaudió.

En un almuerzo con el establishment, Macri volvió al discurso ultraliberal en el mercado más sensible a la especulación: el cambiario. Sin cepo, con baja de retenciones, augura que el “shock de confianza” establecerá el “equilibrio” en el mercado.

“El mercado va a fijar el tipo de cambio, no vamos a intervenir.” Mauricio Macri anticipó la política cambiaria que llevaría adelante el PRO en caso de ser gobierno a partir de diciembre. Lo dijo frente a cientos de empresarios ayer al mediodía en un encuentro organizado por Eduardo Eurnekian, titular de Corporación América. La “flotación administrada” del tipo de cambio es una fija desde la devaluación de 2002 y una férrea directriz de la gestión kirchnerista. La ausencia del Banco Central en el mercado deja sujeta la cotización del dólar a variaciones bruscas ante señales como la tasa de interés en otras plazas financieras, la cotización de otras monedas o el famoso “humor” de los mercados. De todos modos, Macri aclaró que quiere “un tipo de cambio equilibrado”. Además repitió que eliminará “el cepo” cambiario y bajará retenciones. Y que ese combo de medidas va a reducir la inflación, aunque no entró en detalles.

Después del giro discursivo apenas cerrada la segunda vuelta de las elecciones porteñas, Macri afinó el lápiz y volvió a diferenciarse del kirchnerismo en materia de política económica. En esa oportunidad el candidato a presidente por el espacio Cambiemos mencionó, a contramano de sus planteos a lo largo de los últimos años, que YPF debe seguir siendo estatal, al igual que Aerolíneas Argentinas, y que la Asignación Universal por Hijo tiene que continuar vigente y convertirse en ley (a pesar de que hasta su actualización había sido sancionada con ese estatus días atrás). El kirchnerismo chicaneó a Macri con el mote de “Cambiemos de opinión”, y el mandatario porteño optó por admitir que en este tiempo pudo “aprender cosas porque de eso se trata la política”. Ante los empresarios más importantes del país, ayer Macri fue algo más preciso en sus propuestas económicas.

Según Macri, la llegada del PRO al gobierno generará rápidamente un shock positivo de confianza, es decir que ingresarían capitales (en forma de inversión o de deuda externa). La confianza es un concepto privilegiado en el libreto neoliberal. “En estos términos de prepotencia, de autoritarismo, no hay futuro. El elemento central que tenemos que recuperar para combatir la pobreza es la confianza. Y la confianza no se consigue mintiendo, amenazando, persiguiendo, amedrentando. Se construye diciendo la verdad y tratando de trabajar en equipo”, dijo.

La confianza de parte del mercado generaría un boom en el ingreso de capitales que incluso podría presionar a la baja sobre el dólar, es decir que se apreciaría el peso argentino. “En los primeros 90 días de gobierno se pueden generar reglas claras para que comiencen a entrar dólares a la Argentina. Temo incluso que el ingreso fuerte de divisas no tire para abajo la moneda, (sino que) la revalúe. Espero tener un dólar equilibrado y que los industriales tengan tiempo para entrar en un proceso de productividad. Argentina está tan ajustada y todo está tan deprimido, que cuando se fijen reglas claras el país se pone en marcha”, indicó Macri.

Bajo esa concepción, Macri planteó que “el mercado va a fijar el tipo de cambio”. Es decir que el flujo de entrada y salida de capitales definirá para el PRO la cotización del dólar, que no sólo repercute en el costo de los viajes al exterior, sino que se trata del principal precio de toda la economía, prácticamente definitorio de la tasa de inflación. “Veremos qué dice el flujo del mercado sobre un dólar de equilibrio”, agregó, aunque deslizó que “no quiero que las economías regionales ni nuestra industria sigan sufriendo por el atraso cambiario”. También prometió “bajar los costos de logística” y “conectar el norte del país con el Pacífico”.

La cita en el Hotel Alvear congregó a unos 400 directivos de las principales compañías argentinas, convocados por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción. Entre las figuras patronales más conocidas estuvieron presentes Héctor Méndez (UIA), Juan Chediak (Cámara de la Construcción), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio), Luis Miguel Etchevehere (Sociedad Rural) y Carlos de la Vega (Cámara de Comercio). También asistieron Oscar Andreani (Grupo Logístico Andreani), Gabriel Martino (HSBC, acusado de organizar la apertura de cuentas no declaradas en Suiza), Jorge Brito (Banco Macro) y Gerardo Werthein (Telecom). Un mes atrás al mismo convite fue el ministro de Economía, Axel Kicillof, quien no regaló palabras tan dulces para los oídos empresariales. “Con el paquete liberal del ajuste monetario y, fiscal, endeudamiento y apertura indiscriminada nos vamos a la banquina”, advertía el ministro.

“Creo en ustedes, son gente de mucho talento y capacidad. Quiero que vuelvan a confiar y a invertir”, dijo ayer Macri, y agregó que “vamos a respetar las reglas de juego, no vamos a hacer nada raro”. Recibió además aplausos cuando le dedicó a Alejandro Vanoli, presidente del Banco Central, que “debería renunciar porque es un militante y no es independiente”. Vanoli luego le respondió (ver aparte). No descartó además que el PRO vuelva atrás con la Carta Orgánica del Banco Central, en favor de aquella que limitaba las funciones de la entidad para intervenir en la economía.

Macri recordó que “quiero terminar con el cepo y la inflación”. “Si no existen cepos en Brasil, Uruguay y Paraguay, por qué lo tenemos que tener nosotros. Hay que olvidarse del dólar y volver a invertir en nuestra moneda”, dijo el jefe de Gobierno porteño en relación con los controles cambiarios. También reafirmó que “al bajar las retenciones a la exportación de productos agrícolas, se generará una explosión en el campo”.


También contra Gils Carbó

Además de adelantar que quiere a Enrique Vanoli afuera del Banco Central en caso de llegar a la presidencia, Mauricio Macri también dijo que desplazará de su cargo a la procuradora general Alejandra Gils Carbó. Ante los empresarios reunidos en el Hotel Alvear, Macri explicó que les pediría la renuncia a ambos pero que si no se la entregan –sus cargos están protegidos por ley– recurrirá a “la presión de la opinión pública” a fin de conseguirlo y que también requerirá “los instrumentos necesarios al Congreso” para sacarlos.

“No cumplen los requisitos profesionales para el cargo”, dijo de ambos. Macri llegó al encuentro organizado por el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp) junto al senador y vicejefe de Gobierno electo, Diego Santilli, y el diputado Federico Pinedo, del PRO, y por el jefe del bloque de diputados radicales, Mario Negri, el diputado Oscar Aguad y el dirigente Enrique “Coti” Nosiglia, un habitué de estos eventos recoletos en el Alvear.

Macri volvió a descartar un acuerdo electoral con el candidato presidencial del Frente Renovador, Sergio Massa, con vistas a las elecciones generales de octubre, al sentenciar que “las PASO son el primer tiempo de un partido. No se puede cambiar ni mezclar el equipo en el segundo tiempo. Eso no implica que no se dialogue”, insistió.

Incluso, luego, al referirse al problema del narcotráfico, Macri hizo una declaración que tocó de refilón a Massa. “Esto me lo anticipó hace ocho años (el ex presidente de Colombia, Alvaro) Uribe en una charla que tuvimos. Me advirtió que los jefes de los carteles se estaban yendo a vivir a Argentina a un lugar llamado Delta ‘algo’”, en alusión al Nordelta, en Tigre. Esa es una denuncia que suele hacer su aliada en Cambiemos, Elisa Carrió, que directamente vincula a Massa con los narcos.

“El narcotráfico se explica por los altísimos niveles de corrupción. Pensar que es sólo por la corrupción de las fuerzas de seguridad es simplificar el tema. Es parte de la dirigencia política y del sector judicial”, señaló. Opinó que “la ley del arrepentido es la ley fundamental que debe estar el 10 de diciembre” entre las herramientas para luchar contra el narcotráfico.

En diálogo con la prensa, Macri elogió la gestión de los Rodríguez Saá en San Luis. “Está excelentemente administrada, ha llegado a tener permanentemente inversiones de más del 50 por ciento (del presupuesto). Parece otro país”, sostuvo. Adolfo Rodríguez Saá sacó el 2 por ciento de los votos en las primarias a presidente por su partido Compromiso Popular y Macri quiere sumar todo lo posible antes de la elección del 25 de octubre.

Macri puso a la provincia de Buenos Aires gestionada por Daniel Scioli “en el otro extremo” de la administración puntana, hoy en manos del gobernador Claudio Poggi. Alberto Rodríguez Saá se postula para sucederlo. “Por eso uno entra a San Luis y dice esto es otro país, autopistas iluminadas y todas las cosas que cuentan los Rodríguez Saá y que son ciertas”, agregó.


La réplica de Vanoli

El presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, rechazó el planteo de Mauricio Macri para que renuncie a su cargo en caso de que el PRO se imponga en la elección presidencial. “Se trata de un planteo que niega el adecuado funcionamiento de las instituciones por parte de alguien que dice defenderlas”, cuestionó Vanoli. Agregó que “habría que preguntarse si esa postura extemporánea se vincula con la denuncia que expresamos desde el Banco Central sobre la habilitación irregular de locales para operar como casas de cambio por parte del Gobierno de la Ciudad”. El funcionario criticó también el pedido de Macri para que “la sociedad ejerza presión” para que el presidente de la autoridad monetaria y otros funcionarios estables del sector público dejen el cargo. Vanoli fue designado por el Senado al frente del Banco Central, reconociendo su trayectoria en la Comisión Nacional de Valores, entre otras entidades. “Lo que está planteando (Macri) es una devaluación y como todos saben ese escenario termina siempre perjudicando sensiblemente a los trabajadores y a los sectores más vulnerables de la población”, cerró el titular de la autoridad monetaria.

14/08/15 Página|12

El tabú de la reconciliación Por Verónica Torras *

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El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares, cuestionó hace unos días el cierre enrarecido de la campaña electoral y pidió para contrarrestarlo que “tengamos un corazón misericordioso”. En la misma semana, el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, en un debate organizado por la Universidad Católica Argentina, abogó para que la misericordia aparezca como una dimensión de primera magnitud después de que pasen las elecciones, cuando la sociedad “debe exigir a las fuerzas políticas que avancen con la agenda de la reconciliación y la verdad completa” que para entonces ya no serán tabú.

El debate en la Universidad Católica reunió al representante del Episcopado con la senadora Norma Morandini, cuyos hermanos (Néstor y Cristina), que militaban en la JUP y en la organización Montoneros, fueron desaparecidos durante la última dictadura, y con Arturo Larrabure, hijo del coronel Argentino del Valle Larrabure, secuestrado por el ERP en julio de 1974 durante la toma de la Fábrica Militar de Villa María, en la provincia de Córdoba, de la que era por entonces subdirector, y presuntamente asesinado por sus captores poco más de un año después, en un hecho que nunca fue aclarado por la Justicia. Encuentros de similar formato vienen siendo propuestos por universidades privadas como Di Tella y San Andrés, y otros espacios como la Fundación Hannah Arendt, dirigida por Elisa Carrió, quien aprovechó este año uno de esos eventos para afirmar que impulsará la revisión de las “causas írritas” en materia de lesa humanidad.

Forma parte del programa políticocultural que se venía insinuando desde ciertos sectores de la derecha: el de “trabajar por la reconciliación y el diálogo entre víctimas y victimarios”. El diario La Nación había anticipado hace unos meses que los encuentros entre organismos que reúnen a víctimas del terrorismo de Estado –a los que no identificaba– y familiares de víctimas de diferentes “grupos guerrilleros” ya habían comenzado bajo el paraguas del PRO, y según resalta ahora, también son de interés de la Iglesia Católica.

El reclamo por verdad, que históricamente estuvo asociado a conocer qué sucedió con los detenidos-desaparecidos y asesinados, y con los nietos apropiados, se reformula bajo otro anhelo: el de “acceder a la verdad histórica, sin relatos sesgados, con pluralidad de voces”, poniendo a debatir en igualdad –y asimilación– de condiciones a todos los actores. El modelo elegido sería El diálogo entre Graciela Fernández Meijide y Héctor Ricardo Leis.

Esta nueva agenda de verdad es funcional a ciertos usos que se han planteado, tanto en el ámbito académico como político y jurídico, del denominado “modelo de verdad sudafricano” como moralmente superior al “modelo de justicia argentino”. Se afirma que la opción por los juicios estaría obturando la posibilidad de obtener verdad respecto de lo sucedido, a diferencia de lo ocurrido en Sudáfrica, donde el sacrificio de la Justicia (en realidad impuesto por una norma constitucional de amnistía) habría servido al objetivo mayor de obtener verdad completa y reconciliación. Más allá de las diferencias sustanciales entre ambos modelos y los balances no necesariamente transferibles, además controversiales y en curso, sobre sus resultados; dos opciones parecen derivarse de esta agenda estratégica: el replanteo del proceso actual de justicia según el esquema de canje de verdad por justicia (reducción de penas a cambio de información) tal como sugirió luego de la muerte del dictador Jorge Rafael Videla, el dirigente y candidato presidencial de UNA José Manuel de la Sota; y/o la apertura de un debate respecto de la reconstrucción de nuestra comunidad política asumiendo la reconciliación como objetivo.

Los mismos cuestionamientos que desde diferentes sectores se hicieron en los últimos años al movimiento de derechos humanos por haber consentido supuestamente la partidización de una causa que era patrimonio del conjunto de la sociedad, se pretenden transferir como reproche a los juicios actuales, en un intento de restarles su amplia legitimidad social y convertirlos en la gesta vengativa de un grupo ideologizado de militantes. Desde esta perspectiva es que se rescata el Juicio a las Juntas como punto de pureza del proceso de Memoria, Verdad y Justicia, separado intencionadamente del curso presente, o se valoriza de modo sesgado el proceso transicional sudafricano, con el objetivo de señalar que los juicios actualmente en curso constituyen un plus innecesario, parcial e incluso dañino, impuesto en desmedro a la verdad.

En el encuentro desarrollado la semana pasada en la UCA, monseñor Casaretto distinguió los componentes del proceso de Memoria, Verdad y Justicia en Argentina como términos de una ecuación que no termina de funcionar puesto que “cuanto más justicia aplicamos, parece que menos verdad recuperamos y cuanto más verdad queremos recuperar, más suaves tenemos que ser con la justicia aplicada”. Bajo esta formulación, la verdad ya no aparece como agenda político-cultural complementaria al proceso de justicia (como el ejercicio inevitable de memorias paralelas, siempre en tensión), sino como su indispensable y perentorio reemplazo. La misericordia, según se desprende de sus dichos, tendría patas cortas: “Tenemos que desandar esa ecuación de tanta justicia que va en contraposición con la verdad”.

Sus planteos no se ajustan a la realidad. Por un lado, cuando se afirma que los juicios que se están desarrollando no maximizan las vías para acceder a nueva información, se tiene en mente la confesión de los victimarios. Justamente, si éste fuera el objetivo, lo que la experiencia de estos más de 30 años nos indica es que el pacto de silencio de los responsables de delitos de lesa humanidad se ha mantenido inalterable (salvo muy escasas excepciones) aun en los tiempos en que los perpetradores gozaron de impunidad absoluta. Por otra parte, lejos de la perspectiva excluyente que pretende instalarse, el caso argentino pone en evidencia que verdad y justicia son valores que se han complementado: la Conadep y los llamados “juicios por la verdad” son un ejemplo elocuente de ello, pero también los aportes a la verdad de los propios procesos penales, como la reconstrucción de los vuelos de la muerte y sus responsables, tanto en el juicio de la ESMA como en el de Campo de Mayo, para tomar sólo un ejemplo paradigmático, entre muchos. Sin duda, en la relación siempre compleja entre memoria e historia, los juicios no agotan las posibilidades de debate y elaboración sobre el pasado existentes, pero están siendo un valioso soporte, y no un obstáculo, en esta línea.

* Licenciada en Filosofía por la UBA. Doctoranda en Derechos Humanos de la UNLA.

14/08/15 Página|12

Las botas de María Eugenia Vidal Por Demetrio Iramain

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El debate alrededor de las inundaciones es demasiado complejo. Porque si bien merece opiniones y consideraciones de carácter político, éstas deben hacerse en medio de unsufrimiento humano inenarrable. Y eso es difícil de hacer. Cuando la argumentación “racional con arreglo a fines”, diría Weber, pasa por alto el dolor, el llanto, o no se detiene suficientemente en ellos, lastima. Agranda exponencialmente el sufrimiento, el dolor, el llanto. Hecha esta aclaración, aporto la mía.

Evidentemente, el factor meteorológico es determinante en el persistente drama de calles, avenidas, rutas, barrios, ciudades bajo el agua. El cambio climático potencia ese factor y vuelve trágicos los temporales. Pero también existen otros elementos que agravan la cosa. Y eso es culpa de los hombres, de sus políticas y de las luchas que se libran entre ellos.

La construcción de canales clandestinos sin la debida autorización, desde el interior de los campos cultivados hacia el curso de los ríos, para bajar el excedente de agua, es inaceptable. La elevación de terrenos para edificar sobre ellos barrios privados, en tierras que antes servían para drenar el exceso de agua (por lluvias o ríos crecidos), sin las obras que eviten los daños ambientales, tiene, también, parte de la culpa. A su vez, las deficiencias que pudiera haber en la acción de contralor que debe ejercer el Estado ante obras de semejante envergadura en los terrenos, merece ser señalada.

Para los gobiernos, en cualquiera de las esferas, la puesta en valor de terrenos baratos, bajos, inundables, resultó durante años la única manera de urbanizarlos, debido a la nula presencia del Estado en una de sus funciones básicas: el desarrollo económico, sustentable y suficientemente armónico de la sociedad. Ese corrimiento del Estado era concreto, por su incapacidad económica de intervenir en los mercados, y cultural: la crisis terminal del sujeto, las teorías del fin de la historia y las ideologías, el nuevo orden mundial signado por el consenso de Washington, volvían demodé cualquier aventura estatista.

Está visto: sin las obras necesarias para morigerar el impacto ambiental que provoca su edificación, un barrio cerrado construido sobre un bañado puede causar la inundación de las villas adyacentes. Sin embargo, durante años la construcción de esos barrios generó las únicas posibilidades laborales, económicas y comerciales para las comunidades. Las calles se pavimentan, se crean avenidas, se construyen pasos a nivel ferroviarios, se extiende el alumbrado público.


Uno de los diques de contención a este proceso lo constituye la ley provincial Nº 14.449, de Acceso Justo al Hábitat, que establece que a partir de su puesta en vigencia (octubre de 2013), los countries y desarrollos urbanos que ocupen más de 5.000 metros cuadrados de superficie -incluidos los cementerios privados- deberán ceder el 10% de esos terrenos o su equivalente en dinero para la construcción de viviendas sociales. Pero no alcanza. Como tampoco alcanzan los cuantiosos recursos que Estado nacional destinó a obras de infraestructura y que beneficiaron en forma directa a 4 millones de personas, permitiendo, además, la recuperación de 2 millones de hectáreas productivas.

Es mentira que “no se hizo nada”, pero tiene razón Wado De Pedro: hay que señalarlo bien fuerte y alto a los damnificados una vez que baje al agua y se haya ido la televisión. Porque a la televisión, especialmente la de los medios concentrados, le interesa la intriga y le importa el drama, no su paciente y larga solución. Y menos aún en tiempos de campaña electoral. La angustia provocada por el centenar de muertos en la inundación de abril de 2013 es reemplazada ahora por la excitación mediática que produce la carrera presidencial. Asco.

Si los countries continúan levantándose sin el debido control estatal, las villas linderas seguirán inundándose. No hay misterio. Las inundaciones son culpa de la corrupción, la ambición y el lucro desenfrenado de los privados, y seguramente también de cierta ineficiencia (o complicidad) en determinadas responsabilidades estatales.

Sin embargo, esa falencia sería nada si creyéramos que la solución a todos los males consiste en comprar barato y vender caro el insoportable buzón que por estas horas quieren vender los candidatos de centro derecha.

Los dirigentes de la oposición que hoy están lucrando políticamente con la tragedia bonaerense, tiene una única propuesta para resolver el conflicto social: alcanzar el gobierno, controlar el Estado y correrlo de sus funciones sociales y económicas más proactivas. La “solución” terminaría agravando el problema.

La inundación, hija de la inequidad social que provoca que los pobres vivan en los bañados y los ricos duerman calentitos, secos y bien cuidados en countries último modelo, es parte de un conflicto social, que la derecha económica intenta invisibilizar, y que el proyecto nacional y popular en curso desde 2003 tensiona a favor de los más postergados.

Sus candidatos tienen una única solución: hacer la gran Macri, dictada por teleprompter a su equipo económico de estrellas (Melconian, Broda, Espert).

¿Y cuál es esa solución? Fácil: dejar actuar libremente al mercado, sin regulaciones, y menos que menos en el rubro inmobiliario. Si el desarrollo privado provoca daños colaterales, entregarles el gobierno a esos emprendedores. Si los inversionistas, en su afán por “desarrollar” el país, distorsionan el paisaje social y sólo “desarrollan” sus cuentas de banco, concederles el Estado para que emparejen la cosa.

En suma: limitar el rol del Estado a la represión de los desbordes que provoque la exclusión. Y garantizar a través de los jueces y fiscales “independientes” de la Nación y los tibios parlamentos, un modelo económico que permita concentrar riquezas, o girarlas al exterior, o convertir en moneda extranjera el sufrimiento de millones de desheredados que esta noche dormirán en los techos de sus casas, mojados de los pies a la cabeza, sin las botas que Meuge Vidal embarra a propósito, a prudente distancia de la estufa, el tazón de café y la cámara de fotos del periodismo hegemónico.

Diario Registrado

El recuerdo del secuestro “Mis héroes, mi orgullo” Por Marina Butrón*

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Ilustración María Giuffra/No te confundas. 25x35cm. acuarela. 2006

"Vi la baldosa de tus viejos en República de la India y Libertador. ¿Ahí vivían? Ah, bueno, ¿qué eran? Los militantes más chetos de la Argentina?”.





La chicana, algo estigmatizante, de mi compañero de trabajo tiene algo de sustento. Por la zona abundan señoras amigas de los cacerolazos y de tomar el té; cuarentañeras (término más amigable que cuarentonas), amigas de las cirugías, el ácido hialurónico y el bronceado, y empresarios que salen a correr con sus personal trainers; jóvenes con uniformes de colegios privados, pocos delantales blancos… Sí, mucha paquetería,mucho tuneo.

Un lugar bastante tranquilo, de todos modos. La última vez que la calle República de la India, que de mano izquierda tiene al Zoológico de Buenos Aires, estuvo algo alterada fue cuando la prensa descubrió que en uno de los edificios de la cuadra vivía la amante argentina del gobernador republicano de Carolina del Sur, Mark Sanford, e hicieron guardia para fotografiarla. La amante de Sanford, que por entonces era un candidato presidenciable y conservador padre de cuatro hijos, fue descripta como “una porteña morocha de 43 años, dos hijos, divorciada desde hace varios años, que trabaja para una empresa agropecuaria, es políglota y se mantiene en excelente estado físico haciendo mucho deporte”. La noticia estuvo al tope (para la prensa internacional) durante un par de días, pero murió Michael Jackson, el rey del Pop, por lo que el yanqui republicano adúltero, la calle República de la India y la amante argenta volvieron a sus respectivas cotidianidades.

Mis papás no eran chetos. En República de la India y Libertador vivieron con mis abuelos –más intelectuales, gente de teatro y que en ese momento tenían un buen pasar económico- cuando ya no se podía tener domicilio fijo, en plena dictadura militar. Y la baldosa, esa placa recordatoria que hicimos con nuestras manos guiados por el grupo Barrios por la Memoria, en la que mi hijo colaboró poniendo venecitas para decorarla, esa baldosa colorida a la que visitamos cada vez que podemos, fue puesta ahí por una razón fundamental (para mi vida).

En las escaleras de ese edificio, frente al zoológico, me dejaron los que secuestraron a mis papás cuando yo era un bebé. Esos animales tuvieron un gesto (?) y me devolvieron a mi familia. Me dejaron en la calle y casi termino en la Casa Cuna a la deriva, pero al menos me acercaron a destino. Sospecho que cuando mi abuelo Pedro me decía que era la beba más hermosa del mundo, no sería tan así... "O alguno me hubiese robado", pensé siempre. Supongo que aún no estaba bien aceitado el robo sistematizado y que muchos de los bebés apropiados nacieron ya en cautiverio. Mi abuelo también tenía humor negro. “Ser judío es dolor, ser tu hermano es peor”, era uno de sus chistes en cada reunión familiar con Pancho, el menor de sus hermanos.

Agraciada o no tanto, mis viejos y una serie de casualidades hicieron que me criara mi familia. Algo queda atragantado, igual. La impotencia de saber que yo estuve ahí, que los debo haber visto. La impunidad de estos tipos que, en gran mayoría, nunca pagaron por lo que hicieron. La injusticia de que tal vez nunca lo hagan.

Por algunos años, de adolescente, imaginé el momento del secuestro, intenté reconstruir lo imposible con apenas meses de vida. En mi cabeza veía una calle, que llovía fuerte como en la serie The Killing, un Ford Falcon verde oliva y botas militares que se cruzaban delante mío, que estaba acostada en una especie de cuna. Pero ese día en realidad no llovía ni había cuna. Probablemente sí los milicos usaran botas, porque era invierno, y lo del auto no lo sé, me debo haber imaginado.

Desde la exageración del bebé más lindo, el relato de los que quisieron a mis padres, Irene y Miguel, me hace idealizarlos por completo: eran luchadores, solidarios, hermosos, jóvenes, alegres, talentosos, habían hecho todo bien o casi. Eran Evita y el Che Guevara.

Mi mamá escribía cuentos y poemas de jovencita, muy del estilo de Julio Cortázar. Resulta que el escritor era su autor preferido y se sabía sus libros de memoria. A los 15 años, se fue dos meses a París, a estudiar francés a la Sorbonne. Irene era la más chica del grupo que hizo el viaje. Los llevaron a un bar y ahí estaba, en vivo y en directo, sentado solo en una mesa, el mismísimo Cortázar. Ella se acercó, le empezó a hablar y ante su total admiración terminaron charlando por más de dos horas. Cortázar no podría creer que alguien de 15 años supiera tanto de su obra. ¿Incomprobable? Lo que pensó el notable escritor sí, el resto está confirmado.

Miguel, el Flaco, dejó la carrera de abogacía por la militancia. Convencido de que la revolución iba a pasar por la clase obrera, entró a laburar a la fábrica de Matarazzo. La fábrica era el lugar donde se concentraba la gente combativa y la idea consistía en la proletarización, en ser uno más, no en indicar las acciones desde arriba.

Se produjo un conflicto gremial, él fue de los líderes y lo metieron en cana. Estuvo 45 días adentro. Mi mamá lo iba a visitar, todavía no estaba embarazada. Mi papá, que en seguida se hizo amigo de muchos de los presos, le pidió ropa porque era de lo que más necesitaban. Irene regaló todos los abrigos y la ropa de la familia. Dicen que los tapados de mi abuela Rita, una polaca preciosa de ojos azules, la mujer más fina y elegante que conocí, les quedaban divinos a unos cuantos en la cárcel de Ezeiza.

Mi papá era el más tuerca de su grupo de militancia, el encargado de manejar en los “operativos”. Cuando yo estaba por nacer, en la clínica Bazterrica ahí en Palermo, llamaron al médico y el tipo no llegaba al parto, tenía que venir desde Lanús y las contracciones ya se contaban cada cinco minutos. Me cuentan, en un relato digno de la película El Gran Pez, donde el protagonista exageraba y convertía sus anécdotas en algo totalmente fantástico, que Miguel buscó al médico en el auto y le puso ¡siete! minutos por reloj al trayecto Lanús-Palermo.

Así que además del Che, parece que mi papá era Juan Manuel Fangio… En definitiva, si desde Diego Armando Maradona hasta cualquier mortal (porque el Diego es Dios) va cambiando y agregándole datos a sus vivencias o hazañas, por qué no sumarse a la tendencia.

En algún apartado del PRT-ERP, a raíz de la Masacre de Trelew, leí que “héroe es el guerrillero que cae en combate, es aquel que muere asesinado a sangre fría, es aquel que muere luego de conocer las formas extremas del sufrimiento físico, la tortura”. Mis papás militaban en FAL, un grupo bastante más chico que el ERP, y no estuvieron en Trelew, pero sí cumplen con todos los demás requisitos para ser héroes. 

"Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario". Esa frase les dejó, entre otras cosas, Ernesto Guevara a sus hijos. El mismo mensaje me transmitieron mis papás y, salvando las distancias, es el que me gustaría darles a mis hijos. Ellos sí fueron revolucionarios de verdad. El Che y Evita. Mis héroes. Mi orgullo.

* Periodista de la Agencia Nacional de Noticias Télam. Hija de Irene Krichmar y Miguel Butrón, militantes desaparecidos de FAL.

Haroldo. Revista del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

Ecuador | Rafael Correa en su via crucis Por Aram Aharonian

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Con movilizaciones de movimientos indígenas sobre Quito y paro de trabajadores sindicalizados, todo parece indicar que el gobierno ecuatoriano ha perdido la iniciativa política y sólo se dedica a responder los hechos políticos que genera la oposición.

Se detecta un desgaste evidente en todos los ámbitos que, de a poco, también fue afectando al presidente Rafael Correa. Cierta arrogancia y prepotencia provocada por la seguridad de que el gobierno es invencible, en algunos casos; desinterés en el proyecto político, en otros, y la burocratización y cuidado del puesto, en muchos, hizo perder la perspectiva política, señala el ex vicecanciller Kintto Lucas.

Todo esto se fue agudizando a partir de las elecciones de alcaldes y prefectos de marzo de 2014, cuando el gobierno no supo ver los errores que llevaron a derrotas electorales locales, que se fueron acumulando, generando malestar en la Sierra, en particular en Quito y en la clase media, lo que fue aprovechado políticamente por sectores de oposición, algunos claramente desestabilizadores, como bien puede verse en estos días de intentos de golpe blando.

Sin fusibles, Correa se fue desgastando defendiendo él solo cada acción política, respondiendo a la oposición, repitiéndose en el discurso, al punto que el canciller Ricardo Patiño debió encargarse del reordenamiento y movilización de las fuerzas propias.

Alianza País, el partido oficial, no logró en estos ocho años convertirse en una organización sólida y al gobierno pareció no interesarle sumar aliados, quizá pensando que con publicidad se convencía fácilmente al ciudadano.

El gobierno centró su confrontación con sectores y organizaciones de centro e izquierda y ahora sufre el escenario de desestabilización que se ha creado con la alianza entre el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, el de Quito, Mauricio Rodas (al que la derecha prepara para suceder eventualmente a Correa, pese a su mal gobierno en la capital), y Paúl Carrasco, prefecto de Azuay.

Hoy se hace patente una soledad política del mandatario. Es un momento político complicado que no lo podrá superar con mercadeo publicitario, con consignas sobre la paz o el diálogo, con conversaciones con empresarios, firmando el TLC con la Unión Europea para contentar a algunos sectores de poder económico o retirando definitivamente las leyes de Herencia y Plusvalía, dos de las más progresistas que haya presentado.

Además de la hegemonía simbólica, el gobierno está perdiendo la hegemonía discursiva. Éste es un momento para replantear el diálogo desde abajo y con las organizaciones. Pero si no se muestra voluntad clara de acuerdos –por ejemplo, sobre la ley de tierras–, las organizaciones con las que se puede construir alianzas y hoy están movilizadas en la vereda de enfrente, no van a creer en diálogos.

Éste parece ser el momento de dar un giro real y simbólico para retomar la iniciativa.

Más allá de lo negativo enunciado, hay un hecho positivo fundamental que Correa debería potenciar y aprovechar políticamente: su credibilidad y reconocimiento en los sectores populares y su capacidad electoral actual: la derecha no está preparada para ir a unas elecciones inmediatas ni tiene candidato.

16/08/15 Miradas al Sur

Grecia | La fractura después del ajuste Por Roberto Montoya

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Ocho meses después de triunfar en las urnas con un programa y un discurso rompedor, Syriza hace agua. El gobierno de la coalición de izquierda griega liderado por Alexis Tsipras ha perdido ya definitivamente el pulso que libró con el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Unión Europea (UE), y ha aceptado las 35 humillantes condiciones que le impusieron para poder recibir el tercer “rescate”, de 85.000 millones de euros.

El FMI y la Europa del capital han podido más que los millones de griegos que le dieron su voto a Syriza, quedándose a sólo dos escaños de la mayoría absoluta.

Tsipras logró arrancar al Parlamento heleno el respaldo que necesitaba para sellar el pacto –222 votos a favor, 64 en contra, 11 abstenciones–, pero el rechazo al mismo por parte de 43 de los 149 parlamentarios de Syriza lo obligaron a recurrir al apoyo de la oposición, de conservadores, liberales y socialdemócratas.

El ala radical de Syriza, la Plataforma de Izquierda, anunció ya la creación de un “movimiento anti austeridad” en rechazo al pacto con los acreedores, que podría derivar en la formación de un nuevo partido.

Condiciones humillantes

Syriza tendrá que arrancar del programa electoral que la llevó al poder muchos puntos fundamentales de carácter social y de soberanía e independencia económica y política. Entre las hojas que debería quitar están aquellas en las que prometía suspender los procesos de privatización en curso en ese momento. Y es que el documento que aceptó Tsipras y su equipo contempla todo lo contrario, exige la privatización de los principales aeropuertos griegos, los del Pireo y Tesalónica; de Trainose, la red de ferrocarriles de Admie; el operador de la red de energía; y de 14 aeropuertos regionales.

En diciembre de 2014, sólo un mes antes de que Syriza triunfara en las elecciones, el gobierno conservador griego había aceptado la oferta de compra de esos 12 aeropuertos por parte de la empresa alemana Fraport. La operación se canceló con la llegada del nuevo gobierno, pero ahora se retoma tras la imposición de los acreedores.

Durante los tres próximos años, esos acreedores, los llamados “’hombres de negro”, se instalarán en Atenas para controlar cada uno de los pasos políticos, económicos, laborales y sociales que dé el gobierno griego. Su nivel de exigencia es extremo, todo será controlado meticulosamente; la independencia del país se esfuma, no puede dar un paso sin autorización de sus acreedores.

En octubre serán los primeros controles sobre cómo se aplican todas las medidas. La primera remesa de la ayuda incluirá 10.000 millones de euros que irán consagrados exclusivamente a recapitalizar la banca. Antes de fin de año llegarán otros 15.000 con el mismo fin. Faltaba más, la banca primero.

La banca y el pago de la deuda externa, claro, ya que el próximo día 20 ya vence un pago al BCE de 3.500 millones de euros, y a corto plazo, uno al FMI de 1.600 millones y otro a la UE de 7.600 millones.

Entre las 35 medidas con las que se ha comprometido el gobierno figura desde fijar el tope del salario mínimo en unos 300 euros mensuales; la eliminación de las jubilaciones anticipadas; el aumento de la edad para jubilarse; la eliminación de subsidios agrarios; la flexibilidad del mercado laboral; el aumento de las tasas judiciales; la eliminación de numerosas ayudas sociales; la liberalización de los horarios de los comercios; el aumento del IVA y un larguísimo etcétera.

Una ruptura difícil de frenar

El máximo líder de Plataforma de Izquierda, el hasta hace un mes ministro de Energía y Medio Ambiente, Panayotis Lafazanis, anunció en Iskra, la web de esa poderosa corriente radical de Syriza, la creación de un “movimiento anti austeridad” que vertebre las protestas callejeras y sindicales contra el pacto firmado por Tsipras. Esta corriente lo acusa de traicionar el resultado aplastante a favor del No, que se obtuvo en el referéndum del pasado 5 de julio, a ceder ante los acreedores.

Otros 12 reconocidos dirigentes de esa Plataforma respaldan la propuesta de Lafazanis, una iniciativa que parece coincidir con otra similar anunciada días atrás por el también ex ministro Yanis Varoufakis.

Otros 20 integrantes del comité central de Syriza, pertenecientes en este caso al Grupo de los 53, corriente menos radical, a a la que pertenece el actual ministro de Finanzas, Efklidis Tsakalotos, ha reclamado a Tsipras que dé marcha atrás, que no siga adelante con ese pacto con los acreedores.

La propia presidenta del Parlamento, Zoi Konstandopulu, ha lanzado duras críticas en el debate parlamentario contra Tsipras y Tsakalotos.

El primer ministro está sacando adelante las votaciones en el Parlamento gracias al interesado apoyo contranatura de la oposición, pero sabe que eso lo aleja cada vez más de su partido y de su electorado. Tsipras ha reconocido que la situación es insostenible y ha propuesto la realización de un congreso de Syriza para septiembre en un intento por evitar la ruptura. De no lograrlo, los griegos serán seguramente convocados poco después de nuevo a las urnas… y vuelta a empezar.

16/08/15 Miradas al Sur

Grecia: ¿quién es culpable y de qué?

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Cualquiera que haya estado siguiendo los eventos mundiales recientemente no pudo sino leer en los medios los interminables análisis relacionados con las realidades económicas de Grecia. Lo más notable de tales análisis es lo radicalmente diferente que son unos de otros. No obstante, podemos dividirlos en dos campos principales.

Uno de los grupos dice que las dificultades de Grecia fueron creadas por sí misma, porque los sucesivos gobiernos y ciudadanos griegos gastaron, con imprudencia, dinero que no tenían, para sostener un estilo de vida colectivo más allá del nivel de sus ingresos colectivos. Este grupo tiene una solución simple a los males de Grecia. Hay que cortar de cuajo los gastos colectivos griegos de modo de pagar sus extensos préstamos. Los que proponen esta postura llaman a este programa “reforma” y dicen que con el tiempo Grecia emergerá más fuerte. Esta visión es sostenida en diferentes versiones por casi todos los miembros de la Zona Euro de la Unión Europea. Su vocero más visible e intransigente ha sido el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. El sostiene dos argumentos: Grecia debe abandonar la Zona del Euro temporalmente y debe someterse al estricto pago de todas sus deudas.

Los críticos de este programa lo llaman austeridad y arguyen que es cruel e insensible, y que fuerza a una creciente franja de la población griega a una pobreza abyecta. Es más, dicen que un régimen de austeridad no conducirá, no puede conducir, a ponerle fin a la aguda depresión actual que atraviesa Grecia. Y afirman que cada préstamo sucesivo incrementa, no disminuye, la tasa de desempleo y ha hecho menos posible el logro del ostensible objetivo de restaurar la competitividad de Grecia en el mercado mundial. Entonces, ellos llaman a una condonación sustancial de la deuda y a revertir las demandas de los acreedores que claman en favor de que Grecia haga recortes en las pensiones y en otras partes de la red de seguridad social. La demanda de condonación de la deuda ha ganado un respaldo creciente de prominentes economistas como Joseph Stiglitz y hasta Christine Lagarde, presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI).

¿Cómo fue que Grecia arribó a tal punto de desasosiego económico? El primer debate se centra en cuándo debemos fechar el punto de partida de sus desgracias, en sí un punto importante de discusión.

Los militantes de las reformas neoliberales comienzan la historia bastante recientemente, en esencia cuando se derrocó la dictadura militar de 1974 y emergió con fuerza al escenario un partido de izquierda Pasok, encabezado por Andreas Papandreu. Los críticos de esas reformas comienzan la historia mucho antes, por ahí en la década de 1930, cuando los gobiernos de Europa occidental, en particular Alemania, impusieron un sistema cuasi colonial en Grecia. Esto pone la culpa, llanamente, en las fuerzas capitalistas e imperiales.

Después de 1974 la política griega siguió en muchos sentidos la división usual entre un partido de centroderecha, Nueva Democracia, y un partido, Pasok, que de inicio fue de izquierda y que fue transitando, paso a paso, a ser de centroizquierda. Conforme los sucesivos gobiernos aceptaron las condiciones para los préstamos y por tanto más y más austeridad, el espacio vacante en la izquierda vino a ser ocupado por Syriza, un partido nuevo, fundado en 2004, cuyo nombre es un acrónimo griego de Coalición de Izquierda Radical.

Al principio Syriza fue realmente una coalición que reunía una variedad de pequeños partidos que iban de la extrema izquierda a la centroizquierda. Este partido se distinguió por su fuerte oposición a la austeridad. Su líder vino a ser Alexis Tsipras. En sucesivas elecciones, Syriza ganó más y más fuerza, hasta que finalmente obtuvo el primer sitio en las elecciones de 2015 con 36 por ciento de los votos. Dado que las reglas electorales griegas confieren un bono al partido más importante, esto fue suficiente para otorgarle 149 de los 300 asientos y permitió que Syriza formara un gobierno con el respaldo de un partido pequeño.

Fue en este punto que Syriza tuvo que enfrentar los dilemas de ser gobierno, que no permiten las posiciones fáciles de ser un movimiento radical de oposición. El nuevo gobierno escogió a Yanis Varoufakis como su ministro de Finanzas y como negociador principal con los acreedores de Grecia.

Una de las promesas electorales de Syriza había sido no negociar con la llamada troika lo que debería hacerse. Varoufakis se encontró con que nadie hablaría con él si no hablaba con la troika. No obstante, Varoufakis fue bastante persistente y locuaz acerca de la necesidad de una condonación de la deuda y de un préstamo de transición que permitiera que los bancos griegos mantuvieran su solvencia. Quería ganar un tiempo que le permitiera a Syriza reducir los daños que habían forjado años de austeridad. Y quiso hacer todo esto sin que Grecia abandonara la Zona del Euro, la llamada grexit.

Cuando las negociaciones dejaron de tener sentido, Syriza llamó de repente a un referendo en Grecia acerca de si se deberían aceptar o no los términos ofrecidos por la troika. Todo el mundo, incluido Syriza, supuso que los resultados serían apretados. Por el contrario, la votación celebrada el 5 de julio arrojó un no (oxi, en griego) que alcanzó un porcentaje tan alto como 61,3 por ciento.

Qué era lo que había que hacer, fue entonces el dilema de Syriza. Su decisión yacía en un restringido comité de seis personas, incluidos Tsipras y Varoufakis. Varoufakis propuso un llamado plan B que había estado preparando durante cinco meses. Esto implicaba establecer un sistema paralelo de pagos por si ocurría un feriado bancario y un control de capitales. Era una especie de grexit, pero en los términos de Grecia. Esto habría tenido por respuesta un desquite mayúsculo por parte de las fuerzas neoliberales. El pequeño comité de seis votó 4-2 contra la implementación del plan B y Varoufakis renunció como ministro de Finanzas. Syriza fue entonces forzado a aceptar una serie aún más dura de reformas que las que habría enfrentado al inicio de las negociaciones.

El foco de la tormenta política pasó ahora a Syriza mismo. Hay quienes priorizan la sobrevivencia de Syriza como partido. Hay otros, de la llamada Plataforma de Izquierda al interior de Syriza, que denuncian a Tsipras como traidor y tal vez tengan la intención de crear un nuevo partido. Y hay otros, como Varoufakis, que piensan que Tsipras falló gravemente en su táctica, pero que se mantiene en su compromiso de terminar con la austeridad.

¿Qué conclusiones puede extraer Syriza (y el resto de nosotros) de lo que ha ocurrido? Lo primero que hay que resaltar es lo que no está siendo debatido. Desde el principio, en 2004, Syriza se comprometió a buscar el poder del Estado para implementar sus objetivos. Parece que no se avizoraron rutas políticas alternativas. Pero, por supuesto, buscar el poder del Estado acarrea consigo ciertos costos muy serios. Uno de tales costos es que los gobiernos, todos los gobiernos en cualquier parte, son forzados a hacer arreglos en su trato con el resto del mundo. Eventualmente esto conduce a la clase de división que Syriza está sufriendo en estos momentos.

Lo que se está debatiendo ahora es si permanecer en la Zona del Euro es algo que mejorará o empeorará la situación. Y es obvio que esto es un asunto de tácticas de corto plazo. En la forma en que está construida en la actualidad, la Zona del Euro es una presión para asumir más políticas neoliberales. Pero retirarse de ella implica serios impactos negativos de corto plazo para las vidas de los griegos. El enorme respaldo al oxi fue un voto en favor de la dignidad de Grecia contra la austeridad y, al mismo tiempo, en favor de mantenerse en la Zona del Euro.

Podemos esperar que habrá elecciones parlamentarias tempranas, en las cuales Syriza, con Tsipras a la cabeza, enfrentará tiempos difíciles para renovar su mandato. Pero no hay alternativa para Tsipras. Está atrapado en sus decisiones previas y en las prioridades de un partido que desea mantenerse en el poder.

* Sociólogo estadounidense. Principal teórico del “sistema-mundo”. De La Jornada, de México. Especial para Página/12.

15/08/15 Página|12

Desagravio Por Ricardo Piglia

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Mientras los aviones pasaban en formación y vuelo rasante hacia el río, Fabricio recordó haber leído, hacía un momento, en la pizarra de La Prensa, "Hoy, 16 de junio, desagravio a la bandera". Lo asombró la coincidencia. El día de la reconciliación con su mujer se producía ese tumulto en la Plaza de Mayo.

Elisa lo había abandonado hacía dos meses, pero Fabricio estaba dispuesto a perdonar. Sólo esperaba de ella un gesto de ternura y de arrepentimiento. l también podía llamar desagravio a lo que estaba por suceder.

El cielo blanco, con los aviones al fondo, brillaba como una tela mojada. Grupos de manifestantes llegaban en camiones por las calles laterales. No había carteles, no había consignas, sólo la gente que se amontonaba. Igual que ovejas, pensó Fabricio. Negras. Una manifestación de ovejas negras.

No le importaba la política, las desgracias eran siempre privadas. Si la política es el arte de lo posible, solía decir, entonces toda vida es política. Repitió esa frase, porque le daba cierto sentido personal a los sucesos de los últimos tiempos.

Una bandera argentina había aparecido quemada en el atrio de la catedral. El presidente Perón acusaba a los activistas de la Acción Católica. Había rumores múltiples de inquietud militar, la Marina estaba en estado de alerta y esos aviones Gloster Meteors podían ser de la Marina. Fabricio tenía sus convicciones y sus propias hipótesis. Las cosas parecían graves, pero no eran graves, sólo eran inconexas. Todos exhibían un horror deliberado y se esmeraban por parecer más escandalizados que los demás, como si prender fuego a un trapo celeste y blanco fuera una catástrofe de consecuencias incalculables.

Veía todo eso extrañamente ligado a su vida. La misma lógica insensata y destructiva que llenaba las calles había llevado a su mujer a abandonarlo.

Esperaba encontrarla en el bar de la Recova, en los bajos del edificio del conservatorio donde ella daba clases de violín.

Lo que más extrañaba era el sonido del violín de Elisa. Formaba parte de su vida en común. Ella se levantaba temprano y antes de ir al conservatorio practicaba sus lecciones. La música llegaba como una bendición desde el fondo de la casa. Ahora, cuando Fabricio abría el negocio de óptica que había heredado de su padre, el silencio le parecía tan desolado y vacío como su propia vida.

A medida que avanzaba por la Avenida de Mayo veía crecer la multitud. Unos hombres abrigados con bufandas pero con el pecho desnudo bajaban una lata de querosén de un camión estacionado cerca del edificio del Cabildo. Era una especie de tambor redondo y estaba vacío y un hombre alto de pelo colorado con cara de ratón se lo ató a la cintura con una correa y empezó a golpearlo y a gritar consignas contra los curas y los vendepatrias. Usaba un guante de lana en la mano derecha y golpeaba la lata con un caño de plomo.

Fabricio cruzó entre ellos, con cara de simpatía, como si también él fuera un peronista que iba a la plaza a gritar idioteces y a golpear latas vacías.

No iban a amendrentarlo. Se sentía protegido. Desde hacía meses andaba armado. Llevaba un revólver en la cintura, calzado en el cinto. Había conseguido el permiso de un juez que era cliente de la óptica.

Muchas veces había imaginado que un hombre decidido y desesperado —un suicida, un amante abandonado— podía ser capaz de hacer lo que otros no podían hacer. Por ejemplo matar a Perón. Si alguien piensa matarse, entonces puede hacer lo que quiera. Esa idea lo tranquilizaba.

A veces, en las noches de insomnio que sucedieron a la decisión de Elisa, se veía esperando a Perón en un zaguán. Había visto el dibujo de un atentado contra el zar en una vieja revista uruguaya. Se veía un carruaje y un hombre parado en medio de la calle con el brazo izquierdo extendido y un arma gatillada en la mano. La imagen volvía, como un recuerdo personal. Perón bajaba sonriendo de un auto y Fabricio levantaba el brazo y lo mataba de un tiro. Veía el horror en los ojos de Perón, atrás de su sonrisa simpática. No podía sacarse esa idea de la cabeza. La sangre, la muchedumbre, los gritos.

Estaba ya frente a la Plaza de Mayo. Cada vez más gente se amontonaba confusamente en las calles laterales, donde los que bajaban de los camiones se habían reunido y empezaban a gritar. Era igual a todos los días pero a la vez era distinto y era extraño, como en un sueño. Los trolebuses y los autos circulaban por las avenidas, los negocios estaban abiertos, los transeúntes cruzaban indiferentes entre los manifestantes enardecidos.

Primero la queman y después le hacen desagravios, pensó Fabricio, y buscó los aviones en el aire helado.

Tenía que llegar al Bajo, a Paseo Colón. Elisa salía del conservatorio todos los días a la misma hora y se sentaba en el barcito de la Recova a tomar un café con leche. La había vigilado semanas enteras. La conocía bien.

¿La conocía bien? Lo había dejado, de un día para otro, sin explicarle la razón, sin pedirle nada. Le dijo que había decidido vivir cada día de su vida como si fuera el último. Qué quería decir eso, Fabricio no lo entendía. Sólo entendía que había chocado contra una plancha de metal desde la tarde en la que volvió a su casa y encontró a su mujer vestida para salir. Ya tenía la valija preparada.

Los celos lo estaban volviendo loco. La veía con otros hombres, oía voces, estaba alucinado. El esfuerzo de apartar a esa mujer de su mente lo había reducido a un estado mental imposible de describir.

Desagravio, le gustaba esa palabra. Pero Elisa no sabía que ése era el día elegido. No sabía que él iba a buscarla para llevarla de vuelta a casa. Había preparado todo con tanto cuidado que no podía volver atrás ni cambiar el plan y se imaginaba los hechos con precisión, la cena con champagne, el dormitorio, la noche cuyo final era el perdón.

No había buscado un día especial. Sencillamente había decidido que ése era el día y se había encontrado con ese tumulto en la Plaza. Sólo temía que su mujer cambiara los hábitos ante la posibilidad de disturbios. Pero la vio salir del café de la Recova, como había imaginado que la vería, bella y elegante con el traje sastre que él le había ayudado a elegir.

Elisa estaba en la esquina. Parecía querer cruzar, alejarse de la plaza, tomar el subte. Llevaba el pelo rubio, recogido con sencillez, y se movía con elegancia y sensualidad. Fabricio se preguntó por qué se sentía tan agitado al verla, no podía respirar, le latía el corazón. Lo deprimía que la simple proximidad de Elisa destruyera de tal modo su valor. No era valor lo que precisaba, sino habilidad para convencerla.

En ese momento los aviones se acercaron otra vez a la plaza desde el fondo del río. La multitud se movió nerviosamente cuando los aviones cruzaron a media altura y giraron para acercarse desde el fondo. Hubo gritos. Corridas.

Fabricio comprendió que el azar estaba de su lado. Iba a decirle que pasaba por ahí, sólo quería llevársela con él, alejarla del peligro.

Cruzó entre la gente y caminó rápidamente hacia ella. Elisa parecía mirarlo pero no lo vio, atenta a los extraños movimientos de los aviones que sobrevolaban la plaza mientras la multitud se movía en círculos.

Fabricio ya estaba junto a ella. Era más bajo, macizo y parecía feliz. Elisa tuvo un gesto de sorpresa y de contrariedad. Se dio vuelta para escapar. l la tomó del brazo.

—Soltame, ¿qué hacés? -dijo ella.

—Te vine a buscar.

—Pero no ves el lío que hay.

—Por eso, quiero que vengas conmigo.

—Estás loco. Yo con vos no quiero saber nada.

—No mientas —dijo Fabricio—. Todo va a ser igual que antes. Yo ya te perdoné.

Ella lo miró con una sonrisa rara.

—Pero qué decís, sonsito. Ni muerta vuelvo con vos. La vulgaridad lo sorprendió. Le habló como si él fuera un chico.

Después ella se movió para irse. Fabricio la sostuvo fuerte del brazo, por encima del codo. Sentía la tela áspera del traje de tweed. Y entonces, en ese momento, los aviones empezaron a bombardear la plaza. Caían en picada y volvían a levantar y caían otra vez hacia la ciudad, rozando la Casa de Gobierno, ametrallando las calles.

Una explosión extraña, sorda, se oyó en el borde de la Recova y el trole se quebró al recibir la bomba. La gente caía una sobre otra; se los veía por la ventanilla moverse y agitarse, lejanos, como suspendidos en el aire sucio. Los asientos vacíos arrancados. Una mujer abría y cerraba los brazos, gritaba, en silencio, del otro lado del vidrio.

Todo sucedió en un instante. Elisa retrocedió, Fabricio no la soltó. La gente corría, el ruido era intermitente. Estaban sobre Paseo Colón, a resguardo. La arrastró hacia la Recova. El humo y los escombros ensombrecían el cielo. De golpe empezaron a sonar las sirenas de alarma. Recién en ese momento Fabricio supo lo que había venido a hacer.

—Tranquila —dijo, y sacó el arma. Ella lo miró, sorprendida.

—No —dijo. Y se santiguó.

Se oyó un ruido seco, como el de una rama que se parte. El estruendo se perdió en los sonidos de la ciudad en llamas.

Había humo en las calles, escombros, autos incendiados. Elisa estaba tirada sobre la vereda. Tenía los ojos abiertos y en los ojos persistía una expresión de asombro y de ironía. Fabricio la empujó con el pie y se guardó el revólver en la cintura.

—El subte no debe funcionar —dijo—. Voy a tener que caminar.

Era un hombre de cara angulosa y pelo encanecido que se alejaba hacia el sur de la ciudad, murmurando y haciendo gestos, entre los cadáveres y las ruinas.


Article 20

OPINION La operación “unidad opositora”

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Después de las PASO estamos asistiendo a un espectáculo político que no por fácilmente previsible deja de resultar impactante: desde el mismo sitio político-intelectual que viene repudiando la supuesta decadencia institucional sufrida por el país en los años del kirchnerismo se lanzan argumentos pragmáticos para justificar una alquimia, la de la “unidad opositora”, que tiene todos los ingredientes de un total vaciamiento de los partidos políticos que la conformarían. “Yo te dejo la presidencia, vos me dejás la gobernación de la provincia de Buenos Aires”, reza la propuesta clave del operativo coordinado por el Grupo Clarín; dos más dos son cuatro y tenemos a Macri como presidente y a Solá gobernador de la provincia. Así es como se defienden las instituciones.
Parece que se necesitaría desconocerlo todo sobre el funcionamiento de las maquinarias políticas y sobre el sentido del voto popular para parir una fórmula semejante. En realidad se trata más bien de reducir la vida política al marketing centrado en la televisión y al votante eventual de la oposición a un sujeto para el cual no hay nada más importante en la vida que la derrota del Frente para la Victoria. No es tanto una descripción de la política signada por la ignorancia sino una construcción propagandística de la realidad destinada a influir en la elección de octubre. El resultado que se espera no es tanto una coalición formal sino una concentración de los votos en uno de los candidatos, que tomaría la forma de un castigo a quien se considere responsable de la desunión. El juego de “unidad o castigo” tiene un antecedente reciente y exitoso sobre el que vale la pena reflexionar. Se trata de las peripecias de la Unión Cívica Radical durante los últimos meses; es decir, el viraje desde una coalición socialdemócrata a otra neoconservadora. ¿Cómo fue posible ese tránsito? En primer lugar fue el resultado de un progresivo deslizamiento del partido hacia su conversión en una de las repetidoras orgánicas más fieles del libreto del establishment, diariamente amplificado por las cadenas comunicativas monopólicas. La UCR enfrentó sistemáticamente las más significativas de las reformas impulsadas desde los gobiernos kirchneristas. Lo hizo aún cuando más de una de ellas formaban parte del programa histórico del radicalismo. Lo hizo, además, del peor de los modos, interpretando cada una de las iniciativas rechazadas a una supuesta intención autoritaria y a sórdidas intenciones de apropiación corrupta de bienes públicos. Es decir, el abecé de la retórica de los golpes de Estado que desde 1930 hasta 1983 impusieron con creciente uso de la violencia el programa de las clases privilegiadas del país.
Bajo la conducción de Sanz, el radicalismo consumó el último acto de la regresión partidaria respecto de los cambios que impulsara Raúl Alfonsín hacia la década del ochenta. El primer presidente de la democracia electoral recuperada formuló en la campaña electoral de 1983 una propuesta de reinterpretación de la historia argentina: los partidarios de la justicia social y de la vigencia de las libertades y el estado de derecho, decía, han actuado divididos y enfrentados y esa desunión permitió el triunfo sistemático de los enemigos de ambos bienes públicos. Un radicalismo triunfante se proponía como el portador de una nueva hegemonía, capaz de agrupar a su alrededor a un amplio campo popular superando sus divisiones históricas. Claro que para alcanzar ese objetivo tenía que depurarse del relato antiperonista que sostuviera desde 1945 y cuya continuidad en el tiempo había signado muchas de las más importantes tensiones internas, entre ellas la división del propio partido entre balbinistas y frondizistas, a mediados de los años cincuenta del siglo pasado.
La gramática ideológica del relato alfonsinista fue provista por la socialdemocracia de la época. Tenía en su interior el horizonte de una recuperación democrática en la región, concebida dentro de una hoja de ruta cuyo punto de llegada era la Europa de la era del Estado social de posguerra, como experiencia de transacción exitosa entre la estabilidad institucional y un creciente bienestar social de las clases populares. Curiosamente la versión criolla de ese Estado social había sido construida por el primer peronismo –acaso la forma de socialdemocracia realmente existente entre nosotros– con la puesta en escena del pacto entre Estado, trabajadores organizados y empresarios alrededor de un proyecto de desarrollo sostenido por la industrialización y el consumo popular ampliado. El tiempo del gobierno de Alfonsín coincidió con una creciente ofensiva cultural y política global contra la fórmula de la alianza de clases socialdemócrata; ya en los años setenta se había instalado en el mainstream intelectual y en las élites políticas globales la cuestión de la “gobernabilidad” bajo la fórmula de Huntington: las crisis del capitalismo son el resultado de una sobrecarga de las demandas populares que llevan al Estado al déficit crónico y, en última instancia, hacen de las sociedades capitalistas, sociedades ingobernables. En nuestra región el régimen pinochetista se había hecho cargo a sangre y fuego de ese problema de la ingobernabilidad en una versión temprana de lo que después sería la plena hegemonía mundial del neoliberalismo. Entre nosotros la dictadura instalada en 1976 había abierto con feroz eficacia la fase destructiva de la reconfiguración neoliberal de la sociedad: había debilitado al máximo la estructura industrial y la organización sindical de los trabajadores, había promovido el individualismo extremo y, sobre todo, había producido el más salvaje de los escarmientos contra los segmentos más combativos de la sociedad. Sin embargo, la etapa del despojo sistemático por los grupos económicos locales e internacionales de los bienes públicos solamente se consumaría después, durante los años del menemismo y del fugaz gobierno de la Alianza.
La contrarrevolución neoliberal arrastró consigo lo fundamental del impulso socialdemócrata de los años ochenta. Lo que fue el intento de un camino intermedio de convivencia entre el proceso de globalización capitalista y el relativo bienestar popular resultó reemplazado por una plena asunción por los socialdemócratas europeos, y también latinoamericanos, de la inevitabilidad del rumbo neoliberal, a lo sumo atenuado por políticas reparadoras sectoriales y específicas. La contestación al neoliberalismo no vino por el lado de las viejas izquierdas –ni en Sudamérica ni en Europa–, sino por nuevas expresiones de fusión entre lo mejor de esas tradiciones y el impulso popular, nacional y democrático sólidamente anclado en la memoria de nuestros pueblos.
El radicalismo vivió su crisis orgánica más poderosa con la experiencia de De la Rúa y su catastrófico final. Desde entonces ha ensayado lo que podría llamarse la busca de una posición política viable en el contexto de un país que vive un proceso de transformaciones, incluida la mutación de sus representaciones políticas. Entre los ensayos que se sucedieron está la malograda experiencia de la “concertación”, una fórmula de coalición construida sobre la base de la composición orgánica del poder estatal en la Argentina, es decir entre el peronismo conducido por Néstor Kirchner y el radicalismo gobernante en un puñado de provincias. No puede ignorarse que la fórmula chocó contra las mezquindades políticas que suelen frustrar los grandes objetivos; pero tampoco hay duda de que el voto del vicepresidente Cobos contra el proyecto de retenciones a las exportaciones agrarias impulsado por el Gobierno fue su acta de defunción. Y se trata de un acta de profunda significación política porque el radicalismo no abandonaba la concertación por razones de falta de espacios en su interior, sino en un gesto de clara sintonía con el frente sojero-financiero-mediático. Desde entonces el radicalismo osciló entre acuerdos vagamente envueltos en la etiqueta del progresismo y otros con los conservadores, pero siempre conservando un lugar jerárquico para sus emblemas nacionales. El viraje actual es un salto en calidad. No parece que sean alcanzables las promesas enarboladas por la conducción nacional respecto de triunfos en elecciones provinciales –hasta ahora solamente se ganó Mendoza y no luce muy probable ninguna de las otras siete u ocho provincias que se anunciaban– y el eventual avance en la representación parlamentaria aparece muy modesto sobre todo porque el radicalismo renueva sus bancas respecto de la ya muy pobre elección de 2011. Todo esto no es el resultado de una mala apuesta circunstancial sino el de un sometimiento voluntario al chantaje del establishment. Es una experiencia factible de aprovechar para toda la política nacional: la experiencia de inmolarse en el altar de la mitología de los poderosos.
La unidad opositora, concebida como fusión electoral de tradiciones y aspiraciones fuertemente heterogéneas, solamente podría prosperar sobre la base de una respuesta a la pregunta ¿para qué? Por eso funciona más o menos bien para los grandes grupos empresarios, los estados mayores de la guerra mediática y algunos intelectuales que supieron ser progresistas en otros tiempos; el para qué de ellos es la derrota del kirchnerismo. Pero no han convencido de su necesidad a los que hacen política de la otra, de la que necesita la simpatía y el voto popular y la que no puede sostenerse sin una forma u otra de militancia. Es muy difícil reunir a todo el continente de la política no oficialista alrededor del programa que periódicamente se les escapa de la boca a lo realmente representativo de la intelectualidad opositora, es decir a los gurúes económicos. Alrededor de ese programa se ganaban elecciones en los años noventa, pero es más difícil ganarlas ahora, cuando hemos experimentado los resultados del proyecto de “vivir felices” sobre la base del endeudamiento, la entrega de nuestro patrimonio, la destrucción del tejido industrial y el sometimiento a las políticas de las potencias rectoras del orden global. Es completamente lógico que ese sea el programa de un partido de derecha; es más problemático que lo sea de una coalición mayoritaria de fuerzas.

OPINION El juego del yuan

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Por Alfredo Zaiat
La República Popular China modificó la paridad cambiaria del renminbi o yuan (moneda del pueblo) al devaluarla en poco más del 4 por ciento. Fue la mayor variación del tipo de cambio desde que el gigante asiático estableció en 1994 su sistema de flotación de la moneda. Desde entonces China escaló rápidamente de ser la octava a la segunda potencia económica mundial, a un paso de desplazar del trono a Estados Unidos. El sorpresivo movimiento cambiario derivó en las tradicionales advertencias sobre su impacto negativo en la economía argentina. En realidad, para la mayoría de los economistas que circula por los grandes medios cualquier acontecimiento local o internacional siempre es malo para las perspectivas argentinas. Agregaron en su análisis convencional que la principal motivación del gobierno chino para disponer esa devaluación fue la de impulsar las exportaciones por la desaceleración de su tasa de crecimiento. Esta movida entonces sería el inicio de una guerra de monedas en una carrera para mejorar la competitividad externa en un escenario de estancamiento del comercio internacional. Esta línea interpretativa conduce a insistir acerca del atraso cambiario de la moneda argentina para considerar inevitable una brusca devaluación. Todo tiene que ver con todo para llegar al mismo lugar: devaluar fuerte. El tema es más complejo e interesante que esa obsesión.
La dirección política de la economía de China decidió en noviembre de 2012 en la XVIII Congreso Nacional del PCCh que el principal motor del crecimiento sea el consumo interno en lugar del sector externo (exportaciones). No ha modificado esa estrategia y la tasa de desaceleración del crecimiento, que igual se mantiene en niveles elevados del 7 por ciento anual, es el resultado de ese proceso de transición y del estancamiento del comercio internacional. El pequeño ajuste de la paridad del yuan no alterará esa situación. La devaluación respondió entonces a otro objetivo central del gobierno de la economía china: la internacionalización de su moneda. Este es un factor más relevante para evaluar las perspectivas de la economía mundial que pensar esa devaluación coyuntural como una medida para impulsar exportaciones. Y es mucho más importante porque refleja que China empieza a competir en un espacio de las finanzas y del comercio internacional dominado hasta ahora por el dólar, y en menor medida por el euro. La pretensión de China no es reemplazar a la moneda norteamericana sino convivir con ella, lo que de por sí ya es todo un acontecimiento del nuevo ordenamiento económico mundial. Es la exteriorización de China como líder económico mundial, ya no sólo como potencia emergente. Para consolidarse en ese nuevo papel no basta con mostrar indicadores de crecimiento y magnitud de mercados que provocan asombro, sino ejercer como potencia en el concierto internacional. Para ello les resulta indispensable incorporar el yuan en el flujo global de transacciones comerciales y financieras.
Para impulsar la expansión de su moneda, al comenzar el nuevo siglo, China implementó un proceso que incluyó, primero, la paulatina liberalización de la cuenta corriente y unos años después una gradual y parcial apertura de la cuenta capital y financiera. Desde 2005, introdujo una mayor flexibilidad en el régimen cambiario que incluyó un esquema de flotación administrada con una banda atada a una canasta de monedas. La moneda china empezó a estar disponible en los mercados financieros internacionales a partir de nuevas regulaciones, acompañando la gran transformación de la economía china de las últimas décadas. Desde 2010, China autorizó a otras bancas centrales a mantener reservas internacionales en renminbi (yuan). Por caso, la autoridad monetaria de Australia invierte el 5 por ciento de sus reservas netas en renminbi.
Varias instancias ha recorrido el gobierno chino en ese tránsito de internacionalización del yuan. Desde 2011 ha firmado veintitrés acuerdos de intercambio de moneda (swap), uno de ellos con la banca central de argentina, por un total equivalente a 400 mil millones de dólares (2,6 billones de yuanes). Los swaps de monedas permiten utilizar la contraparte de yuanes tanto para comerciar con China como para convertirla en otras monedas. Todos los acuerdos de swaps fueron realizados por tres años con posibilidad de renovación. China promueve que se utilice al yuan no sólo para el comercio sino también de esa manera como reserva de valor.
En ese proceso se inscribe el Acuerdo de Reservas de Contingencia firmado en la VI Cumbre del grupo de economías Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) realizado en Fortaleza, Brasil, a mediados de julio del año pasado. Ese fondo sumará 100.000 millones de dólares, de los cuales 41.000 millones los aportará China, 54.000 millones serán integrados en partes iguales por Brasil, India y Rusia, y los 5000 millones restantes por Sudáfrica. Otra iniciativa promovida este año por China con el mismo objetivo es el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras integrado por 57 miembros fundadores. Estados Unidos y Japón –el gran aliado de Washington en Asia Pacífico– son los grandes ausentes de esa entidad que contará con un capital inicial equivalente a 50.000 millones de dólares con el objetivo de financiar proyectos de infraestructura en Asia. Estados Unidos había expresado su oposición a la creación de esa entidad porque pasará a competir con instituciones similares bajo su control (Banco Mundial) o el japonés (Banco Asiático de Desarrollo).
El tránsito hacia la internacionalización del yuan había registrado un paso significativo en 2009 cuando se definió un acuerdo de settlement cross-border para el comercio en renminbi con plazas domésticas y fuera de China (Hong Kong, Macao y los países asiáticos agrupados en la ASEAN). A partir de julio de 2010, esa moneda empezó a ser oficialmente convertible en Hong Kong, tras un acuerdo entre el Banco Popular de China y la Autoridad Monetaria de Hong Kong. Esto dio lugar al lanzamiento del mercado de la cotización offshore del yuan en Hong Kong. Otra medida fundamental en ese sentido fue que en 2010 las autoridades chinas lanzaron un programa que permitió a ciertos inversores institucionales seleccionados invertir en el mercado interbancario de bonos. De ese modo inició el camino para que el yuan sea totalmente convertible a otras monedas. Esto significa que pueda ser vendida o comprada libremente a precios de mercado.
El Banco Popular de China designó al China Construction Bank y al Bank of China como agentes de clearing en Londres y Frankfurt (éste último con alcance a toda la zona del euro), lo que permitió a los no residentes en China que operen con estos bancos poder comprar yuanes. Esto se concreta mediante cupos que el Banco Popular de China otorga a esas dos entidades. El establecimiento de estas entidades como agentes de clearing fue complementado con líneas específicas de swaps con el Banco de Inglaterra (junio de 2013) y con el Banco Central Europeo (octubre de 2013).
El artículo “El uso de divisas como reservas internacionales: el caso del renminbi” publicado en el Informe Macroeconómico del Banco Central de agosto del año pasado, explica que “las diversas medidas adoptadas por el gobierno chino hacia una internacionalización de su moneda se condicen con el programa de reformas estructurales que, entre otros, incorporan el alcance de los mecanismos de mercado en las transacciones. Ello, sumado a la creciente importancia relativa de su economía a nivel global, ubicó a la moneda asiática como la novena mayor divisa comercializada en el mundo y la primera en Asia, posición que alcanzó en los últimos años”.
Como parte de esa amplia y planificada estrategia irrumpe la decisión de la devaluación del yuan que está ligada primordialmente al objetivo de internacionalización de la moneda. China quiere que el Fondo Monetario Internacional incorpore al yuan en la canasta de monedas conocida como Derechos Especiales de Giro (unidad de cuenta de los créditos de este organismo financiero). Para aceptarla, el FMI le reclamó al gobierno chino la flexibilización de la política cambiaria para ligarla al movimiento del mercado y que el yuan sea totalmente convertible, como el dólar, el euro, el yen, la libra británica y el franco suizo. Hace dos semanas, Christine Lagarde mencionó la posibilidad de “incorporar al renminbi a la cesta de las monedas para fijar el valor de los Derechos Especiales de Giro (DEG) algún día, cuando llegue el momento, en cuanto todas las señales se hayan coordinado de forma positiva”. También indicó que una de esas condiciones es que el yuan sea una moneda de “libre uso”. La devaluación del yuan a la semana siguiente de las declaraciones de Lagarde fue una de esas señales reclamadas. A nivel oficial, la banca central china informó que esa medida forma parte de una reforma del sistema cambiario que tiene por fin acercarlo más al mercado.
Después del euro en 2002, no se ha registrado la aparición de otra moneda internacional importante hasta la irrupción del renminbi. El euro es un caso especial porque en la práctica reemplazó al marco alemán que ya era una moneda de uso internacional, en cambio la influencia de la moneda china nace de una dinámica económica distinta. En junio de 2011, China tenía el 11,4 por ciento del comercio mundial, pero solamente el 0,24 por ciento de los pagos eran efectuados en su moneda. Esto ha cambiado drásticamente, habiendo subido a 9,43 por ciento a comienzos de 2015. En apenas tres años la participación del comercio en yuanes se ha cuadruplicado. El auge del yuan hoy no es una amenaza para la hegemonía del dólar, pero sí lo es para el lugar que ocupan el yen y el euro en el sistema monetario mundial.
azaiat@pagina12.com.ar

› LA BATALLA CON LOS BUITRES, EXITOS QUE SE OCULTAN Y DERROTAS QUE SE CUENTAN, PERO NO SON TALES Avisen que el enemigo duerme en casa

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 Por Raúl Dellatorre
En la misma semana en que se conociera una resolución de la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, recordándole al juez Thomas Griesa que debe “respetar las instrucciones” de ese tribunal y no extralimitarse a la hora de determinar “el daño económico” a favor de acreedores litigantes contra Argentina, un comité asesor de las Naciones Unidas se pronunciaba a favor de promover regulaciones para neutralizar los efectos negativos de los fondos buitre sobre los derechos humanos” de la población de los países deudores sometidos a sus acciones especulativas. Estas dos novedades, que suponen un avance notable de la posición de la Argentina en el plano internacional, en su política de cuestionamiento y rechazo a las extorsiones de los fondos especulativos, quedaron opacadas por la información de los resultados aparentemente negativos para el país en la audiencia en los tribunales de Griesa del miércoles 12 de agosto. Una lectura más detallada del contenido de esa audiencia, y un análisis pormenorizado de lo allí tratado y resuelto, da cuenta que, contrariamente a lo expuesto por algunos medios, no se produjo en la oportunidad “un nuevo revés” para el país, no hubo sanciones ni se habilitó a los buitres a aplicar “nuevos embargos” contra Argentina. “Se quiso instalar que Griesa iba a imponer un bloqueo a una nueva emisión de Bonar 24, y la audiencia no tenía nada que ver con eso”, manifestó, ante la consulta de Axel Kicillof, ministro de Economía, quien no dudó en atribuir intencionalidad a esa interpretación de los resultados (ver declaraciones en notas aparte).
Ya en semanas previas a la audiencia prevista para el 12 de agosto, desde diversos ámbitos se presentaba ese evento como el momento en el que el juez Griesa debía tomar posición sobre un supuesto pedido de impugnación a la emisión de nuevas series de títulos de deuda en dólares de la Argentina, con vencimiento en el año 2024. Sin embargo, el pedido de audiencia formulado por los fondos buitre había apuntado en otra dirección: discutir con el magistrado eventuales sanciones para Argentina por incumplimiento de la orden judicial de otorgar información (cláusula “discovery”) sobre los bienes que el Estado posee en Estados Unidos y que podrían ser objeto de embargo. El pedido de sanciones había sido solicitado por NML Capital (Paul Singer) el 17 de junio pasado, al considerar que Argentina no había informado lo requerido por el juez Griesa en septiembre de 2013. En aquella oportunidad, el magistrado autorizó el pedido de información en forma amplia, incluyendo a entes autárquicos y empresas con participación estatal. Los fondos buitre pretendían que el Gobierno incluyera, entre sus bienes, las que correspondieran al Banco Central, a Enarsa y a YPF.
Pero mientras la discusión en Nueva York pasaba por la razonabilidad o no de este pedido, la versión que comenzaba a trascender en Buenos Aires era que Argentina “se jugaba el destino del Bonar 24” en la audiencia. Es decir, se ponía en duda la validez de esa herramienta de captación de fondos internacionales que, hasta ahora, le ha rendido al país muy buenos resultados pese a que Griesa sigue considerando al país en default.
Para el Ministerio y en particular para su titular, no se trata de un hecho casual ni de una interpretación ingenuamente errónea. “Es una prueba de la caja de resonancia que tienen los buitres en la plaza local. Mientras en Nueva York lanzan una nueva embestida con la cláusula ‘discovery’, acá buscan generar una sensación de desastre”, opinó.
En las distintas etapas que atravesó la batalla contra los fondos buitre, quizás en ninguna anterior haya estado tan claro como en la actual que se libra en dos frentes paralelos. En el externo, el escenario de los tribunales de Nueva York estuvo siempre presente, mostrando una tendencia cada vez más clara del juez Thomas Griesa a “hacerle el juego” a la estrategia de los buitres. Algunos pasajes de la audiencia del último miércoles, donde el magistrado sigue los pasos que le va marcando Robert Cohen, el abogado de los litigantes NML Capital y Blue Angel, mientras trata con desdén a los letrados por Argentina, Carmine Boccuzzi y Johnatan Blackman, vuelven a dar cuenta de ello. Así y todo, Griesa no pudo dar satisfacción al reclamo de los buitres, que exigían información sobre YPF, Enarsa y el BCRA y que declarara a sus bienes embargables, ante la evidencia de que ya hubo otros tribunales de su país que se habían manifestado en contra.
La novedad más evidente es cómo se juega en el frente interno. Ni el histórico informe del Comité Asesor de Naciones Unidas, que caracteriza, a pedido del gobierno argentino, el accionar nocivo de los fondos buitre sobre los derechos económicos y civiles de los pueblos pidiendo medidas que lo neutralicen, ni las resoluciones judiciales en Nueva York que le ponen límites a las arbitrariedades fueron reflejados como el avance que realmente representan. Por el contrario, el saldo de la semana fue presentado como “una nueva señal de incertidumbre”.
Lo que está en disputa tendrá su reflejo en las elecciones en las que también se juega la decisión de mantener la actual política de resistencia o ceder a las presiones de los capitales especulativos. Lo sucedido en estos días revela la intención y la capacidad de los partidarios de ceder.

Nuevos principios.

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 Por Aldo Ferrer *
La industria ha vuelto a ocupar, merecidamente, el centro del debate sobre el desarrollo económico argentino. Constituye, en efecto, la cuestión dominante, por dos razones principales. Por un lado, porque la construcción del sistema nacional de ciencia y tecnología requiere el desarrollo de las industrias que operan en la frontera del conocimiento. Por el otro, porque el déficit en el comercio internacional de manufacturas de origen industrial (DMOI) es la causa dominante de la insuficiencia de divisas, vale decir, la restricción externa. Este es el principal obstáculo al crecimiento de la inversión, la producción y el empleo y el disparador del ciclo de contención y arranque (stop & go) de la actividad económica. Crea, asimismo, expectativas negativas que impulsan la fuga de capitales y la inflación.
El debate sobre estas cuestiones quedo interrumpido en 1976, con el comienzo del cuarto de siglo de la hegemonía neoliberal. En aquel entonces, se discutía la llamada industrialización sustitutiva de importaciones (ISI), su trayectoria, limitaciones y futuro. La cuestión reapareció en el nuevo escenario creado por el cambio de rumbo de la política económica y el renovado énfasis en la industrialización, posteriores al 2002
En los últimos doce años, la recuperación del empleo y producción industriales, es notable. Pero ha vuelto a reaparecer la restricción externa, precisamente vinculada a las debilidades de la estructura industrial. Se plantean, entonces, dos cuestiones fundamentales. Por una parte, el régimen económico necesario para impulsar la inversión, el cambio técnico y el empleo industriales, a niveles crecientes de productividad, salarios reales y ganancias. Por la otra, la formación de la estructura productiva necesaria para eliminar el DMOI, concentrado en los sectores de mayor contenido de valor agregado y tecnología (autopartes, electrónicos, bienes de capital, productos químicos). Formación, asimismo necesaria, para sustentar un vigoroso sistema nacional de ciencia y tecnología, fuertemente integrado a la totalidad de la producción de bienes y servicios.
Estas notas se ocupan de la segunda cuestión. Sobre la primera, sólo señalemos que es preciso un régimen macroeconómico (fiscal, pagos internacionales, monetario) consistente con la competitividad y la estabilidad necesarias para impulsar la inversión y la innovación, con pleno empleo, a niveles crecientes de productividad.

Los antiguos principios

Sobre la segunda, la estructura industrial, cabe observar que la ISI tuvo lugar en dos etapas. La primera, entre 1930 y 1976. La segunda, entre 2003 y la actualidad. En ambas, la ISI respondió a los siguientes principios:
Primero, sustituir importaciones actuales, sin anticiparse a los cambios, en la oferta y la demanda, determinados por el progreso técnico. Es decir, sustituir el pasado. De este modo, las importaciones de nuevos bienes excedieron el ahorro de divisas producido por la producción local de importaciones. del pasado.
Segundo, concentrarse en las manufacturas menos complejas. Esto generó un déficit creciente en el comercio internacional de los bienes de mayor contenido tecnológico y valor agregado. El énfasis del planteo desarrollista en las “industrias de base”, productoras de commodities (acero, aluminio), no alcanzó para eliminar el desequilibrio en las manufacturas más dinámicas en el comercio internacional, como los electrónicos y los bienes de capital.
Tercero, dedicarse esencialmente el mercado interno, sin proyectarse al mercado mundial para generar, al menos, las divisas necesarias para abastecer de insumos y equipos importados al propio sistema industrial. Cuarto, delegar el liderazgo de la industrialización en las filiales de empresas extranjeras. La industria argentina es una de las más extranjerizadas del mundo. Las filiales generan más del 80 por ciento del valor agregado de las mayores empresas. El comportamiento de las filiales responde también a los tres principios anteriores. El déficit de sus operaciones externas, es parte principal del DMOI. A esto se agrega la transferencia de utilidades a las matrices y la distribución de rentas a través de los “precios sombra”, en el comercio intrafirma.
Quinto, con mayor o menor grado de adaptación al medio local, delegar el liderazgo de la innovación en los conocimientos importados, a través de dos canales principales. Uno de ellos, las filiales que “importan” la tecnología de sus matrices, fundamentalmente en los segmentos menos avanzados, como sucede, por ejemplo, en la industria automotriz. En el sector electrónico, la producción local se reduce al ensamblaje de componentes importados. El otro, la dependencia de la inversión en bienes de capital en maquinarias y equipos importados, cuya tecnología responde a las condiciones propias de las economías de origen, no las argentinas.
Estos fundamentos de la ISI son el origen de las debilidades de la industria argentina. Es decir, el DMOI y la escasa densidad tecnológica. Si a esto se agrega la inestabilidad institucional y de la política económica, en la primera etapa de la ISI y, luego, el genocidio industrial del periodo neoliberal, lo asombroso no es que existan los problemas actuales sino que, a pesar de todo, haya sobrevivido un sector industrial que es la plataforma de las transformaciones futuras.
Sobre la base de los principios fundacionales de la ISI, antes mencionados, es imposible erradicar la restricción externa y convertir a la industria en la correa de transmisión, de la ciencia y la tecnología a la producción de bienes y servicios. Esa ISI está históricamente agotada y en contradicción, cada vez mayor, con las transformaciones del orden mundial. El concepto mismo de “sustituir importaciones” debe ser abandonado porque reduce la industrialización a abastecer el mercado interno. Es preciso, al mismo tiempo, exportar manufacturas en los sectores de mayor contenido de valor agregado y tecnología y, sobre estas bases, profundizar las relaciones al interior del “triángulo” de Sábato. Es decir, la asociación entre las políticas públicas, el sector productivo y el sistema nacional de ciencia y tecnología.

Los nuevos principios

Se trata, en definitiva, de formar un sistema industrial integrado y abierto sobre la base de principios que están en las antípodas de los de la ISI. A saber,
Primero, sustituir el futuro no solo el pasado. Anticiparse a los cambios previsibles impuestos por el avance de la ciencia y la tecnología, incorporando en el tejido productivo las actividades que lideran el desarrollo, para abastecer el mercado interno y exportar. Como las economías avanzadas y emergentes, es preciso ser protagonistas, dentro de la división internacional del trabajo intraindustrial (a nivel de productos no de ramas) y la formación de cadenas transnacionales de valor. Segundo, rechazar la actitud resignada de especializarse en las manufacturas simples, bajo el supuesto que hay actividades que, por su complejidad, exceden las posibilidades del país. Con este criterio, China, Corea del Sur y las otras economías emergentes de Asia, no serían hoy economías industriales avanzadas. Por ejemplo, nada impide que Argentina cuente con una o más empresas terminales en la industria automotriz, para integrar las cadenas de valar con motores y componentes avanzados y, al menos, erradicar el creciente deficit externo del sector. Lo mismo puede afirmarse en las industrias vinculadas a las tecnologías de la información y la producción de bienes de capital.
Tercero, aumentar las exportaciones de manufacturas, incluso en las actividades de mayor contenido de valor agregado y tecnología. Estos bienes y servicios constituyen la mayor parte y el componente más dinámico del comercio internacional. Las ventajas competitivas en las actividades de frontera, no están determinadas por la dotación actual de factores sino por la decisión política. La audacia debe ser un elemento esencial de la estrategia de desarrollo industrial, para integrar el territorio y las cadenas de valor. El país cuenta con los medios y capacidades necesarias para tales fines.
Cuarto, fortalecer el protagonismo y el entramado de las empresas nacionales, en todas sus dimensiones, Pymes y grandes. No se construye un empresariado nacional y el desarrollo del país, delegando el protagonismo en las filiales de las corporaciones transnacionales. No hay empresarios nacionales sin un Estado desarrollista ni desarrollo sin empresarios nacionales. En ningún lado, a lo largo de la historia, el desarrollo ha tenido lugar sobre otras bases que la soberanía, el impulso privado y las políticas públicas. Es necesario un nuevo régimen de inversiones extranjeras. Los mejores referentes al respecto, son los existentes en China y Corea del Sur. Se trata de asociar a la inversión extranjera al proceso de transformación, orientándola a la incorporación de tecnología, la ampliación de los mercados externos y la vinculación con empresas locales. Sobre estas bases, las filiales dejan de ser causa para ser parte de la resolución de la restricción externa. Para estos fines es preciso erradicar el vocablo de uso frecuente “atraer inversiones”, que implica que el origen de la inversión es esencialmente extranjera, cuando, en la realidad, la fuente fundamental del financiamiento es el ahorro interno. A nivel mundial, las inversiones extrajeras contribuyen con 10 por ciento de la acumulación de capital fijo. El 90 por ciento restante se financia con ahorro interno de los países.
Quinto, ampliar las bases del cambio tecnológico y la innovación propias, desplegar el triángulo de Sabato, vincular la educación con la capacitación de los recursos humanos necesarios para las ciencias básicas y la tecnología. Los gastos de investigación y desarrollo, en las empresas, las universidades, los organismos públicos pertinentes, son las inversiones de mayor impacto en el desarrollo económico y social. La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, constituye una importante contribución en esta materia. El desarrollo de la producción local de bienes de capital, vinculada a la demanda de la economía argentina y a las oportunidades de exportación, es un componente insustituible del avance tecnológico y el desarrollo del país.
La segunda etapa de la ISI y la misma ISI, llega a su fin, en un escenario más propicio que el del pasado, para la formación de una economía industrial avanzada, abierta e integradora de los sectores y el territorio.
* Profesor emérito de la UBA.
Aldo Ferrer acaba de publicar su nuevo libro La economía en el siglo XXI: globalización, desarrollo y densidad nacional (Capital Intelectual).

ENTREVISTA A MARK WEISBROT SOBRE BRASIL, A PARTIR DE UN INFORME DEL CENTER FOR ECONOMIC AND POLICY RESEARCH DE WASHINGTON “Dilma debe cambiar de política económica”

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Por Marcelo Justo
CASH En Gran Bretaña
Desde Londres
El último informe de la CEPAL sobre América latina es pesimista sobre la región (0,5 por ciento de crecimiento) y más aún sobre Brasil (una contracción del 1,5). El ajuste que impulsó el nuevo equipo económico de Dilma Rousseff desde su victoria electoral a fines del año pasado empeoró una situación complicada a nivel internacional por la caída del precio de los commodities, la desaceleración china y el pobre desempeño de la economía mundial, que sigue sin escapar de la sombra que proyecta el estallido financiero de 2008. Una investigación del Center for Economic and Policy Research (CEPR) de Washington muestra que este negativo panorama externo ha sido menos perjudicial que la política contractiva aplicada por el gobierno de Dilma Rousseff. El impacto de esta política es que la economía brasileña durante el primer período de gobierno de Roussefff, entre 2011 y 2014, creció un 2,1 por ciento de promedio, comparado con el 4,4 por ciento de 2004 y 2010, a pesar de que durante este período, con Lula en el gobierno, Brasil tuvo que lidiar con la recesión mundial de 2008-2009. Cash dialogó con el codirector del CEPR Mark Weisbrot sobre las perspectivas de la economía brasileña y su impacto en Argentina.
El equipo que encabeza el neoliberal ministro de Hacienda Joaquim Levy dice que se puede hacer un ajuste compatible con el crecimiento económico. No es lo que muestran los datos duros. La investigación del CEPR analiza las políticas contractivas que se pusieron en juego con la primera presidencia y su impacto negativo. Dado que en este segundo período gubernamental Rousseff profundizó mucho esta política ortodoxa, el panorama no es muy alentador para Brasil si no cambia de rumbo.
–En efecto, las cosas han empeorado. En 2010 la economía estaba desacelerándose y, en respuesta, el Banco Central inició un ciclo de aumentos de las tasas de interés. Hoy la tasa de interés se encuentra por encima del 14 por ciento anual, uno de los índices más altos en el mundo, y ha habido una contracción de la demanda agregada y una fuerte caída de la inversión privada. Este proceso de contracción de la demanda agregada ya se percibía en 2011. Pero había una diferencia respecto a lo que sucede hoy. En la primera presidencia de Dilma había una tensión entre una agenda económica más desarrollista y otra más neoliberal. Hoy el rumbo está mucho más definido hacia el ajuste. Si Dilma Rousseff quiere salir de esta crisis, va a tener que cambiar de política.
Si en el primer gobierno había una tensión irresuelta entre dos modelos, ¿por qué Rousseff terminó decantando por la variante neoliberal que había rechazado expresamente en la campaña electoral si, tal como dice su estudio, no había una crisis de la balanza de pagos, ni datos concretos que respaldaran un posible éxito de esa estrategia?
–Eso habría que preguntárselo a ella. La realidad es que no era necesario seguir ese rumbo. Las reservas son muy altas. El servicio de la deuda es del 6 por ciento del PIB, un nivel elevado, pero también autoinfligido: lo podrían cambiar variando las tasas de interés. Si se mira la evolución de la deuda externa total, pública y privada, en relación con las exportaciones, pasó de 4,7 por ciento en 1999 a 1,27 por ciento en 2010 y a 1,54 por ciento en 2014. Y la deuda nominada en dólares cayó de un 75 por ciento en el comienzo de Lula a un 35 por ciento en 2010 y a un 40 por ciento en 2014. Incluso teniendo en cuenta que hubo un ligero empeoramiento de ambos indicadores en 2014, la realidad es que se encuentra en niveles mucho más manejables que antes de que gobernara el PT. Nuestro estudio muestra además que la caída de la producción industrial no se explica por un proceso de desindustrialización vinculado al problemas de las tasas de cambio, como sostuvieron algunas voces, ya que la producción industrial creció en 2007-2008 y en 2010 con un tipo de cambio apreciado. La razón de fondo fue esta caída de la inversión total, privada y pública, a la que me refería antes. Como decía, no sé por qué Rousseff se inclinó por esta política a pesar de estos datos, pero sí conozco la teoría que hay detrás de esta decisión, que es crear confianza en los inversores a través de un alza de las tasas de interés que contendría la inflación y les daría a la larga espacio para liberar el gasto fiscal. Todo esto, insisto, a pesar de que Brasil no estaba en una situación como la de 2003, cuando había restricción externa que forzó una política más cautelosa. Una vez que se aplicó la teoría del ajuste sabemos lo que pasa: nunca o casi nunca funciona. Lo vemos en Brasil y también en Europa.
En julio el gobierno anunció una reducción de la meta del superávit fiscal primario del 1,1 a 0,15 por ciento del PIB. Unos días antes de que se anunciara, el ministro de Hacienda Joaquim Levy señaló en una entrevista con Folha de Sao Paulo que no debía haber una reducción en las metas. En otras palabras, la política se terminó anunciando a pesar de su oposición. ¿Cree que hay un cambio en la relación de fuerzas internas?
–Como mínimo es un reconocimiento de que las cosas no están marchando como se esperaba. Es un avance porque hasta ahora había una negación de lo que estaba sucediendo. Es posible que sea el comienzo de un cambio, pero es prematuro para afirmarlo. A mi juicio, el cambio es crucial para la supervivencia política de Rousseff. Si no hay cambios va a haber más desempleo y se profundizará la recesión. Pero además el ajuste tiene consecuencias menos inmediatas, más a largo plazo. Brasil necesita mucha inversión en infraestructura. Y esta política está afectando esta inversión.
La situación se ha complicado más porque el dólar se ha apreciado este año hasta llegar a 3,51 reales, su mayor valor en 12 años. En este marco un aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, que algunos predicen para septiembre, podría provocar una salida de capitales adicional que aumentaría más la presión sobre la economía brasileña.
–Es muy difícil predecir qué pasará con las tasas de interés en Estados Unidos. No veo que haya una justificación para elevar las tasas porque no hay inflación y no es que la actividad económica sea descollante. Pero aún así es difícil predecir si el impacto que generaría una suba de las tasas sería una salida de capitales de Brasil a Estados Unidos. Depende de cuándo sucede, si es una subida muy pronunciada o no. Si, por ejemplo, sube 0,25 por ciento el año próximo es una cosa. Si los inversores la ven como una política sostenida y más profunda de elevación de las tasas, el impacto puede ser mayor. El riesgo existe. A mi juicio, en caso de suceder, la suba de la tasa de interés será muy gradual.
¿Qué efecto puede tener una profundización de la crisis en Argentina y la región?
–Brasil es la más grande economía de la región y para Argentina es su primer socio comercial. Argentina tiene sus propios problemas por la restricción externa y los problemas que puede generar en términos de balanza de pagos. Pero creo que tanto Argentina como América latina se recuperarán. Lo que está sucediendo es una desaceleración que comenzó con una caída del comercio mundial y del crecimiento económico global y que en algunos países se ha visto agravada por las políticas procíclicas que se aplicaron, diferentes a la respuesta que se dio a la crisis financiera mundial y recesión de 2008-2009, durante la cual la mayor parte de la región respondió con políticas macroeconómicas contracíclicas, junto a otras políticas económicas apropiadas y de importancia. Pero no veremos otra “década perdida”, como la que tuvo América latina en la década de 1980, cuando los acreedores extranjeros llevaron a cabo una transferencia masiva de recursos de la región, equivalente a más del 6 por ciento del PBI al año durante 7 años. Tampoco es probable que se repita una situación tan mala como la de la década de 1990, previa a la elección de gobiernos de izquierda. Algunos gobiernos tendrán que cambiar sus políticas con el fin de volver a un crecimiento sólido, y es muy probable que lo hagan, entre otras cosas porque habrá una creciente presión política para que actúen y porque el FMI ha perdido mucho del poder que tenía para determinar qué política deben adoptar.
* El informe completo (en inglés) en http://www.cepr.net/documents/publications/Brazil201508.pdf

DOMINGO, 16 DE AGOSTO DE 2015 OPINION › BRASIL EN CRISIS Tres escenarios posibles

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Por Esteban Actis *
Hasta no hace muy poco tiempo, Brasil era considerado una excepción en su vecindario por ser ajeno a la “polarización política y social” y a”la irresponsabilidad en el manejo de los asuntos económicos”, características endilgadas a la mayoría de las experiencias de la izquierda del siglo XXI. Así, la coalición de gobierno liderada por el Partido de los Trabajadores (PT), primero bajo la conducción de Lula Da Silva y luego con Dilma Rousseff, era percibida como un ejemplo en la búsqueda de consensos en la arena política con los distintos sectores de la sociedad (trabajo y capital) y por implementar una política económica “racional” sustentada en el equilibrio macroeconómico.
Sin embargo, desde mediados del 2013 con la irrupción de masivas protestas callejeras contra algunas políticas del gobierno de Dilma Rousseff, Brasil comenzó un paulatino proceso de conflictividad política/social que hoy se ha transformado en el mayor escenario de crisis institucional al interior de la región, con el agravado de que se trata del actor estatal más importante de Sudamérica.
Si bien el ajustado triunfo de Dilma Rousseff en las elecciones presidenciales del año pasado auguraba un complejo segundo mandato, muy pocos podrían haber imaginado el actual escenario. Casi un año después de haber ganado el ballottage con el 51,6 por ciento de los votos actualmente sólo el 8 por ciento de los brasileños aprueban el gobierno de Rousseff. Esta situación, sumada al agravamiento de la situación económica, al escándalo de corrupción entorno a Petrobras que salpica a gran parte de la cúpula del PT y a la amplificación y mayor penetración del discurso de la (neo) derecha explican la actual crisis brasileña.
Ahora bien, ante esta realidad, ¿cuáles son los posibles escenarios en torno al actual atolladero que experimenta el gigante sudamericano?
1. Juicio político: desde hace un tiempo los sectores más reaccionarios al gobierno del PT vienen impulsando un juicio político (impeachment) a la Presidenta por su responsabilidad en torno a los casos de corrupción. Para que este avance se necesitan 2/3 de los votos en la Cámara de Diputados. La clave para que este escenario se materialice la tiene el PMDB, principal aliado en la coalición de gobierno. Si dicho partido termina de convertirse en opositor –la Cámara esta presidida por el Eduardo Cunha, político del PMDB, que es un férreo opositor del gobierno de Rousseff– el escenario para Dilma se torna muy difícil. Con los votos del PMBD la oposición estaría cerca de juntar la mayoría necesaria. Es importante destacar que de comenzar el proceso de Juicio Político se aparta al presidente de sus funciones a la espera del juicio.
2. Transición y elecciones anticipadas: como respuesta al primer escenario y ante el avance de la debilidad de Rousseff, el gobierno podría negociar un proceso de transición que se inicie con una cesión de la iniciativa política y de las principales decisiones al PMDB –por ejemplo en la figura del ex presidente Michael Tamer– y pactar un llamado elecciones anticipadas con la finalidad de descomprimir la crisis y que una figura política con mayor legitimidad ocupe el Palacio del Planalto.
3. Recomposición del poder del PT: la actual estrategia de Dilma Rousseff tiene un doble objetivo, por un lado recuperar la confianza de la base del PT y de los movimientos sociales a partir de cambios en el gobierno. Hoy se negocia la posibilidad de introducir como ministro al ex presidente Lula, figura capaz de “surfear” la crisis. Por otro lado, el gobierno intenta lograr el apoyo de la elite empresarial que alguna vez tuvo llegada al gobierno (Bradesco, Gerdau, BRF, entre otros). Este escenario necesita que el ajuste económico llevado adelante por el gobierno comience a dar algunas señales positivas para mejor las expectativas de los mercados.
En definitiva, independientemente de cómo se resuelva la fuerte crisis que hoy atraviesa Brasil, un aspecto debe quedar en claro. Para la maduración de la democracia brasileña y la consolidación democrática de la región, una salida forzada de Dilma Rousseff representaría un grave retroceso, además de convulsionar el escenario político económico de la región. En otras palabras, Brasil no es Honduras ni Paraguay.
* Doctor en Relaciones Internacionales. Docente de la UNR. Becario posdoctoral del Conicet.

Article 13

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Alejandro Vanoli: “Macri es la cría de Alsogaray, Cavallo y de la derecha histórica argentina en sus distintas vertientes”
En conversación con “El fin de la metáfora” por FM Nacional Rock 93.7, Alejandro Vanoli, Presidente del Banco Central, aseguró que “Macri es la cría de Alzogaray, Cavallo y de la derecha histórica argentina en sus distintas vertientes”.
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Article 12

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El represor Graffigna rechazó haber tenido relación con Verbitsky: “El bien y el mal nunca van juntos”
En un reportaje que publicó el sábado el diario Buenos Aires Herald, el brigadier Rubens Graffigna negó que Horacio Verbitsky hubiera escrito sus discursos o los de sus predecesores en la Fuerza Aérea. Dos peritajes caligráficos aseveran que los manuscritos no son de puño y letra de Verbitsky. Seis testimonios desmienten que el comodoro Juan José Güiraldes lo haya refugiado cuando el golpe de 1976. Más falacias del libro que anuncia la editorial Sudamericana, donde lo único real es la malicia.
En un reportaje que publicó el sábado el diario Buenos Aires Herald, el brigadier Rubens...
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EL FUTURO MAURI....EL QUE VOS BUSCAS

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Desarrollan reactor para purificar el aire contaminado por efluentes industriales
Investigadores de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET) de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), desarrollaron un reactor con su catalizador que puede purificar el aire de efluentes industriales que contaminan las ciudades y afectan la salud de la población.
Investigadores de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET) de la Universidad Nacional...
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Article 10

CONTRATAPA › ARTE DE ULTIMAR El General no tuvo quién

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Por Juan Sasturain
Se asomó, apoyado en el codo,
a la cansada luz de un cielo ajeno
tan distante al del Sur, y ya sereno,
cerró los ojos, se olvidó de todo.
Y soñó que moría de otro modo:
el tajo de un alfanje sarraceno
en combate; el fuego y el trueno
de la metralla caliente del godo.
Después, los viles tenderos del Puerto
que nunca perdonaron lo del sable,
lo hicieron Padre cuando estaba muerto
lo hicieron Santo para que no hable.
El viejo general sigue despierto
en sus cenizas, materia deleznable.


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