Quantcast
Channel: memoria identidad y resistencia
Viewing all 29049 articles
Browse latest View live

PESIMISMO ELECTORAL Y APUESTA POR EL PODER PERMANENTE La jibarización

$
0
0
El presidente de la Corte se ofrece como garante a los poderes fácticos, aquejados de un creciente pesimismo electoral. La pretensión de que las instituciones son independientes de las personas que las integran se desmiente en los hechos. El raquítico eje Lorenzetti-Maqueda no puede compararse con la Corte de siete, purgada por Kirchner con juicio político a la vieja mayoría automática y conducida con decisión renovadora por Petracchi.

Por Horacio Verbitsky
La doctrina Lorenzetti: “Las instituciones son independientes de las personas que las integran”.
Imagen: Télam.
La fortaleza del Frente para la Victoria ha hecho cundir el pesimismo electoral entre los poderes fácticos, que por contraste ponen sus esperanzas en la Corte Suprema de Justicia como su bastión institucional permanente. El activismo de su presidente, Ricardo Luis Lorenzetti, se manifestó en tres actos públicos durante la última semana, en los que fustigó el presidencialismo y expuso la necesidad de un poder judicial fuerte, capaz de ponerle límites al Poder Ejecutivo. También reclamó la unidad de los magistrados, defendió el activismo judicial y su injerencia en las políticas públicas. Para ello debió acudir a la ficción de que las instituciones son independientes de las personas, idea desmentida por la única compañía que consiguió en el estrado, la de Juan Carlos Maqueda.
Esta vez, Lorenzetti cambió de género: en lugar de la homilía eclesiástica, la clase magistral. De tan evidente, tuvo que negarlo. “Esta no es una clase”, dijo el profesor entre citas de autores extranjeros. Demoró casi media hora la iniciación del acto por el Día Mundial del Ambiente, a la espera de sus colegas. Pero sólo llegó Maqueda, quien el mes pasado lo intimó a que retirara su renuncia a un cuarto período como presidente de la Corte. Lorenzetti se había hecho rrrreelegir el 11 de abril, casi un año antes de que terminara su actual mandato, para no tener que votar por sí mismo de producirse en los próximos meses la previsible baja de Carlos Fayt. En una segunda Acordada que se firmó el 13 de mayo para subsanar la falsedad ideológica en la anterior respecto a la asistencia de Fayt, la Corte justificó su apuro en la defensa de “la necesaria independencia del Poder Judicial que exige el sistema republicano de gobierno” y en la seguridad jurídica en la relación institucional con los otros poderes del Estado. Es decir, ponerle límites al gobierno nacional, como también dijeron de inmediato la Asociación Empresaria orientada por el Grupo Clarín y la transnacional italiana Techint; la Comisión Empresaria de Medios de Comunicación Independiente, que también conduce el Grupo Clarín; la Sociedad Rural, el pequeño pero influyente Colegio de Abogados de la City de Buenos Aires, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas que depende del Episcopado Católico, la usina ideológica del sector IDEA, la Fundación Mediterránea y otras entidades afines: “Un Poder Judicial independiente es un pilar fundamental del Régimen Republicano y cumple un rol central como garante de los derechos establecidos por nuestra Constitución”, dijeron con la pluma de Lorenzetti: ese párrafo es casi idéntico a uno del fallo “Aparicio” sobre los conjueces.
Juntos en un pequeño escritorio y con una silla vacía, mudo testigo de que las cosas no salieron como esperaban, Lorenzetti y Maqueda fueron una gráfica demostración de lo poco que queda de aquella Corte Suprema prestigiada en 2003 por el juicio político y la reforma de principios de siglo, con Néstor Kirchner en el Poder Ejecutivo y Enrique Petracchi al frente del tribunal. Fayt ya no está para estos trotes, en un resbaloso patio frío de baldosas bien lustradas, y así se lo hizo saber a Lorenzetti cuando le pidió que posara a su lado. Mejor cuidarse del frío en casa. Elena Highton no ha perdido el sentido del ridículo, por lo cual tampoco asistió a la función, diagramada como de costumbre por la asesora de imagen de Lorenzetti, que en forma gradual va imponiendo la sigla CIJ sobre la tradicional CSJN. Highton invocó otro compromiso para justificar su inasistencia y esperó que concluyera la perorata para sumarse al brindis con los periodistas.

¿En quién se puede confiar?

La clase magistral mantuvo la acostumbrada astucia discursiva del ex alumno de los hermanos maristas de Rafaela. Igual que las homilías, giró sobre el compromiso que los jueces deberían tener con los más pobres, los más débiles, los más vulnerados, que son las principales víctimas de las catástrofes ambientales. Pero también suministró el título que esperaban los medios opositores: los políticos postergan las soluciones de fondo, sobre todo cuando hay elecciones, es decir siempre en democracia. Como sólo se puede confiar en los jueces, es decisivo que sean independientes de todos los poderes, ya sean estatales o corporativos. Sobre el final de la lección, agradeció al público (había menos butacas ocupadas que el 3 de marzo, en el homenaje al ex fiscal Alberto Nisman) y dijo que no hacían falta palabras para que se comprendiera el sentido simbólico de esa presencia. Un símbolo costoso, debe decirse: la presencia de jueces y camaristas del interior se obtuvo bajo presión. La Corte les pasó lista en los días previos y ofreció el reintegro de todos los gastos, incluido transporte aéreo y alojamiento. Buenos Aires en otoño es una hermosa ciudad, ¿quién podría negarlo?
Ante los periodistas, Lorenzetti dijo que la Corte era un lugar de encuentro, para conversar y dialogar, pero no mencionó ninguna ley o artículo constitucional que consagren ese atributo. Se refirió a otros países en los que los periodistas son perseguidos, asesinados o discriminados, en los que existen narcotráfico, guerras, grandes presiones económicas y debilidades institucionales, para introducir su monotema de la protección a las instituciones, que algo o alguien innominado amenazaría no en los países referidos sino aquí, en la Argentina. Luego de este arriesgado parkour sobre la lógica reflexionó sobre el cambio tecnológico y afirmó con la seguridad del experto que ésta es la primera vez en la historia de la humanidad que una generación le enseña a la anterior. Si así fuera, aún se golpearían piedras o se frotarían palos para prender fuego. Robert Stephenson tenía apenas 26 años cuando su locomotora a vapor corrió por primera vez en Inglaterra, la misma edad de Albert Einstein cuando formuló la teoría de la relatividad y que Leonardo Da Vinci cuando comenzó a registrar sus inventos geniales en el Codex Atlanticus. “La Corte Suprema es una institución que va más allá de las personas”, agregó. Luego de considerar una tragedia la muerte de Enrique Petracchi y Carmen Argibay y la renuncia de Raúl Zaffaroni dijo que la Corte mantenía los mismos principios con “la firmeza necesaria y no hay nada que nos haga cambiar”, ya que “la sociedad que queremos es una en la que podamos convivir con pluralidad de ideas”, como si eso estuviera en discusión. Al día siguiente, en el foro de los ejecutivos de finanzas presentó a “la Justicia como pilar de la democracia” e instó a “descentralizar las instituciones para que haya consensos y diálogos”, en lo que entendió que “el Poder Judicial cumple un rol central”. Sus voceros en la prensa de oposición decodificaron el mensaje como una demostración de fuerza (Silvana Boschi en Clarín) y de poder (Adrián Ventura en La Nación).

Las palabras y los hechos

Las cosas son menos claras cuando este presidente compasivo pasa de las palabras a los hechos. Hace trece meses la Corte declaró en estado de colapso al fuero de la Seguridad Social, que tramita las causas de los jubilados y pensionados, y dispuso su descentralización como medida paliativa. Pero más de un año después no proveyó los recursos humanos necesarios para que el nuevo esquema funcionara y el Congreso no creó los nuevos tribunales especializados que le reclamó la Corte. En mayo de 2014, en la causa Pedraza vs Anses, la Corte declaró inconstitucional el artículo 18 de la ley 24.463, que había asignado en exclusividad a la Cámara Federal de Seguridad Social, con asiento en la ciudad de Buenos Aires, la competencia en materia previsional. El mismo día, por la Acordada 14/2014 transfirió esa competencia a las Cámaras Federales de las distintas provincias, alegando que el embudo porteño afectaba “la garantía a la tutela judicial efectiva de los jubilados y pensionados que no residen en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires”. La medida comprendía tanto las apelaciones que se produjeran a partir de ese momento como las acumuladas desde hacía años en la Cámara Federal de Seguridad Social. Desplazar a ese tribunal a favor de las cámaras del interior, según la Corte, garantizaría “el bienestar de los ciudadanos, el federalismo, la descentralización institucional y la aplicación efectiva de los derechos de los beneficiarios del sistema previsional”. También pidió al Congreso que tomara las medidas necesarias para reducir la litigiosidad, abreviar los procesos, crear nuevos tribunales de seguridad social y conseguir el acatamiento de la Anses a las resoluciones judiciales. Al Poder Ejecutivo le solicitó que “las agencias bajo su ámbito” acataran las decisiones de la Corte en materia de determinación del haber inicial y su movilidad, ya que la Anses apela casos en los que ya hay un criterio fijado por la Corte. También comunicó su decisión al Ministerio Público Fiscal y al Consejo de la Magistratura de la Nación, para que provea recursos materiales, humanos y financieros a la Cámara de la Seguridad Social. Ante ese tribunal había radicadas más causas de las que debía atender cualquiera de las cámaras federales de las provincias, sumando juicios penales, civiles, administrativos y laborales. Bajo la presidencia de Lorenzetti, la Corte Suprema suele reiterar que es la “única responsable del Gobierno del Poder Judicial de la Nación” y el “último intérprete de la Constitución Nacional y de sus leyes reglamentarias”, como si alguien lo hubiera olvidado. Invocando ese carácter de la Corte, las Cámaras que más carga adicional recibieron, comenzaron a reclamarle que adoptara las medidas apropiadas para enfrentar la situación, muy en especial la designación de personal capacitado para atender esa enorme demanda de jubilados y pensionados en forma rápida y oportuna. Las Cámaras Federales de Apelaciones que más causas recibieron son las de Bahía Blanca, Córdoba, La Plata, Mar del Plata, Mendoza, Paraná, Rosario, Salta, San Martín y Tucumán. Un juez abrumado por la situación sostiene que la Corte se limitó a “trasladar el problema de un tribunal a otros, con el consecuente maltrato a personas en situación de vulnerabilidad”.

La excepción y la regla

La resistencia corporativa al cambio es aún más evidente cuando se trata del propio Poder Judicial. En mayo de 2013 la ley 26.861 estableció el ingreso democrático e igualitario para letrados, empleados y personal de maestranza y oficios del Poder Judicial de la Nación e instituyó a la Corte como autoridad de aplicación, encargada de reglamentar los concursos de ingreso. En agosto, por la Acordada 26/13, la Corte decidió que hasta que se abrieran los concursos todos los ingresos serían transitorios y exhortó a los poderes ejecutivo y legislativo y al ministerio público a crear una comisión conjunta para aplicar también en ellos el principio del ingreso democrático e igualitario. En diciembre dictó la Acordada 49/13 por la que aprobó los formularios de inscripción como postulantes a ingresar al Poder Judicial de la Nación, que deberían presentarse en las Cámaras Nacionales y Federales de cada jurisdicción en marzo de 2014. Durante ese verano se formaron colas de varias cuadras en los lugares de inscripción. Pero esta expectativa fue defraudada, porque la Corte nunca dictó los reglamentos para el concurso ni se pronunció sobre el temario, el jurado, los lugares y las fechas de examen. Esto contrasta con las resoluciones 507/14 de la Procuración General y 75/14 de la Defensoría General, que sí cumplieron con las disposiciones de la ley. En cambio la Corte aprobó el 3 de febrero de 2015 la resolución 6/15, firmada sólo por Lorenzetti, Fayt y Maqueda, por la cual sepulta la ley que debía aplicar: esa disposición administrativa ordenó a las Cámaras Nacionales Federales y los Tribunales Orales Federales con asiento en las provincias que elaboraran y le comunicaran un listado de los agentes que desempeñaran cargos interinos y no efectivos en la planta del Poder Judicial y que tuvieran más de seis meses de antigüedad. Ellos cubrirían las futuras vacantes efectivas, por supuesto “con carácter excepcional” y por orden de antigüedad. En su interesante blog “Palabras del derecho”, el abogado y docente de comunicación social en la Universidad Nacional de La Plata José Ignacio López destaca que el Ministerio Público de la Defensa y el Ministerio Público Fiscal, con apego a la ley, reglamentaron el procedimiento en febrero de 2014. La Defensoría General recibió inscripciones en marzo, tomó exámenes y efectuó los sorteos. La Procuración General creó un sistema de inscripción digital con usuario con sesión individualizada que permite realizar todos los pasos en línea. Así estableció un calendario de inscripciones y concursos por jurisdicción de los cuales muchos se han realizado y otros están en trámite. “El mecanismo se está cumpliendo.”En cambio en el Poder Judicial “el ingreso democrático sigue siendo una deuda pendiente”.

El poeta depuesto Por Mario Goloboff *

$
0
0
El título era de él. De la nota que generosamente nos dio para que apareciese en el número inaugural de la revista Nuevos Aires, publicado en junio-julio-agosto de 1970. Leopoldo Marechal contaba allí sus dificultades y contrariedades políticas, tan ligadas a la caída, quince años antes, del peronismo, y a la resistencia contra la autodenominada Revolución Libertadora. Evocaba, desde aquel título, la perífrasis de los diarios, impedidos de nombrar, por la prohibición del decreto-ley 4161, de marzo de 1956, al general Perón y otros emblemas del peronismo, “la utilización de imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas /.../ representativas del peronismo”, el que además incluía, en un fanático y fantástico ataque de persecución nominalista, una serie de vocablos proscriptos, tales como “peronismo”, “peronista”, “justicialismo”, “justicialista”, “Tercera posición”, la “Marcha peronista”, “los discursos del presidente depuesto”. Subrayaba su compromiso y también su propia exclusión de la comunidad intelectual argentina “según la triste característica de nuestros medios intelectuales, con el recurso poco viril de los silencios y olvidos ‘prefabricados’” .

En realidad, su marginación del campo intelectual (o, al menos, del de la élite) venía de tiempo antes, de los principios del Movimiento, cuando adscribió entusiastamente al mismo, cometiendo “el solo delito de haber andado en pos de tres banderas que creyó y cree inalienables”. Subrayaba entonces Marechal “un acto de valentía intelectual” de H. A. Murena al escribir para La Nación del 17 de noviembre de 1963, objetando apreciaciones del crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal en su libro Narradores de esta América, quien se había referido peyorativamente a él por su militancia peronista. Y duramente fustigaba a aquellos nuevos “bárbaros” “(¡oh, bárbaros muy bien vestidos!)”, que “podían excluir de su comunidad a un poeta que hasta entonces llamaban hermano”.

Pero también historiaba allí lo que nombraba su “linaje” y luego sus simpatías políticas hasta llegar al peronismo, mejor dicho hasta iniciarse juntos, pues testimoniaba haber estado entre las masas que se manifestaron el 17 de octubre de 1945. De lo primero, “mi linaje americano”, cuenta que su abuelo francés, llamado como él, Leopoldo, fue combatiente en la Comuna de París, y con la caída de ella debió emprender el camino del exilio, que fue definitivo, y ancló en Carmelo, República Oriental del Uruguay. De este herrero y muy lector, especialmente de textos políticos y económicos heredados por él sin llegar a conocerlo, recuerda que fue víctima de la fiebre amarilla y “dio a sus hijos una educación basada en el concepto de la justicia militante, única herencia que nos dejó a sus descendientes, amén del paso corto y rápido de la infantería francesa”.

Su padre, Alberto, tuvo una gran vocación por la mecánica y las técnicas de fundición, tornos, soldaduras, ajustes, y además trajo de Uruguay “su guitarra y su violín, que convirtieron su alegre soltería de Buenos Aires en una fiesta de serenatas, bailes y torneos orfeónicos en los que se le llamaba ‘el oriental’ y que concluyeron llevándolo al matrimonio según la infalible y honesta costumbre de aquel tiempo”. Casado con la que sería su madre, Lorenza Beloqui Mendiluce, “de origen vasco español y de santidad crística”, fue Leopoldo “el primer vástago de aquel matrimonio”. Reconoce, pues, de la línea paterna, la herencia “communarde”, agnóstica, igualitaria, y de la materna, la cristiana, por la que accederá a Platón y a Plotino, a San Agustín y a Santo Tomás, al nacionalismo de raíz católica. Instalados en Villa Crespo, el padre desplegaba su gran habilidad manual y construía o arreglaba máquinas del vecindario, casi sin remuneración alguna, “como una solicitud a su arte de curar los humildes robots de comienzo de siglo”. De él habría heredado la buena técnica industrial y quizá su oficio, si su madre “que había observado en mí ciertas comezones intelectuales y una muy temprana cuanto furtiva inclinación a las Musas” no lo hubiese inscripto en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, destinándolo a las humanidades y las letras. El padre falleció tempranamente, víctima de una endemia de bronconeumonía que azotó el país en 1918, y él se pregunta ahora, al cabo de su propia vida, “si este Alberto Marechal, el trabajador uruguayo, y aquel Leopoldo Marechal, el comunero de París, bendecirían hoy a este otro Leopoldo, el poeta, que se vio excluido de la intelectualidad argentina por seguir un color a su entender indeclinable”.

A partir de los dieciocho años, con el primer voto, comienza su historial político, colocado siempre del lado más popular posible. Apoya “al entonces juvenil Partido Socialista” que dirigían Juan B. Justo, Nicolás Repetto y Alfredo L. Palacios (“Nadie podrá negar ahora ni en el futuro que aquel Partido Socialista, en su brega parlamentaria, logró victorias que merecen el recuerdo y la gratitud de los que conocimos, en tiempo y lugar, el desamparo de los humildes”). Habla luego de la admiración, aunque no de la adhesión, a Hipólito Yrigoyen, “un conductor nato de los que suscitan casi mágicamente la fe y la esperanza de la multitud”, quien “obtuvo sin duda el asentimiento de una gran mayoría, pero fue un asentimiento de cuño sentimental, y como ‘en potencia’ de los actos que debía cumplir el líder y que no se dieron jamás”; por eso lamenta, sinceramente, “el derrumbe de un conductor fantasmal, inmóvil e invisible como un ídolo en su isla de la calle Brasil, y el derrumbe de un régimen que vegetaba merced a un sentimiento popular ya estéril al no recibir ninguna respuesta”.

Inmediatamente comenta (y no parece accidental, sino el fruto de la complejidad de su pensamiento y de sus temores y atracciones íntimos): “En aquellos días una gran crisis espiritual me llevó al reencuentro del cristianismo”. /.../ “En realidad, se dio en mí una ‘toma de conciencia’ del Evangelio, vívida y fecunda por encima de tantas piedades maquinales. Y naturalmente, en su aplicación al orden económico social (el único que atañe aquí al Poeta Depuesto)”. Así fue conociendo y tratando a los jóvenes nacionalistas de entonces, que orientaban hacia la política sus convicciones, pero pronto se desvinculó de ellos porque “El nacionalismo no salió de su órbita especulativa, y además (yo añadiría ‘sobre todo’) le faltó el conocimiento de lo popular”. Llegó así al justicialismo, presentado “como una síntesis ‘en acto’ de las viejas aspiraciones nacionales y populares tantas veces frustradas”. Por eso, Marechal termina este documento señalando: “No es extraño, pues, que el 17 de octubre de 1945 se diera la única revolución verdaderamente ‘popular’ que registra nuestra historia (incluyendo la del 25 de Mayo), y que se diera en una expresión de masas reunidas, no por el sentimiento ni por el resentimiento, sino por una conciencia doctrinaria que le dio unidad y fuerza creativa”.

Decir “conmovedor” de este texto es decir poco, porque es a la vez racional y sensible, lúcido y emotivo. Y por sobre todo emblemático, de carácter casi testamentario. Es uno de los últimos (si no el último), que se le publica en vida, y creo recordar que él no alcanzó a verlo publicado: al número siguiente de Nuevos Aires debimos escribir una nota dando cuenta de su lamentable fallecimiento, hacia finales de junio de 1970.

* Escritor, docente universitario.
 

Lealtad A 60 años del crimen contra la patria

$
0
0
Al 16 de junio se cumplen 60 años del episodio que costó 400 muertos y más de mil heridos, cuando fuerzas de la Marina y la Fuerza Aérea se sublevaron contra el gobierno del presidente Perón. El hecho prologó la asonada de septiembre que derrocaría a Perón, abriendo las puertas de la restauración oligárquica y la proscripción del peronismo.



Si en 1955, junio fue un prólogo de septiembre, ambos lo fueron del ’76 y el genocidio. No es causal que algunos de los segundones de entonces fueran, como Emilio Massera, los protagonistas de los años de plomo.

Adelantamos aquí un capítulo de la novela El bombardeo, de Jorge Coscia, basada en la sangrienta jornada del 16 de junio de 1955.

Lealtad

Perón se apartó de la ventana y miró a sus colaboradores. Se sentía mal. Estaba perdiendo el control de los hechos. Lo acompañaban un nutrido grupo de militares y funcionarios leales. Una sensación de angustia le oprimía el pecho.
“¿Qué es la lealtad?”, se preguntó.

“¿Por qué la lealtad se ha transformado en un valor tan proclamado y prestigioso en mi peronismo? Se me aparece como el concepto de ‘onorabilitá’ de la Cosa Nostra. Hablan siempre de ser honorables, y se viven traicionando, se matan y despojan entre hermanos y parientes, sin dignidad ni respeto por la vida. ¿Qué pasó con la lealtad en mi movimiento? ¿No será acaso un valor que se proclama en exceso por su persistente fragilidad y escasez? Los más leales de ayer son los ausentes de hoy”, se dijo.

Pensó en Mercante, en Jauretche, quien en los comienzos de su patriada lo acompañaba todas las mañanas con sus lúcidas reflexiones entre cigarrillos y café. Recordó al canciller Bramuglia, a quien Eva, en su persistente obsesión de cuidarlo, había terminado por alejar. O a quien fuera por años su ministro de Salud, Ramón Carrillo, que logró vencer al paludismo y salvó miles de vidas con sus planes de sanidad, pero que no pudo resistir el embate de los “más leales” como Apold.

“¿Dónde están los hombres y mujeres que me acompañaron en la construcción del movimiento? La revolución devora a sus hijos, ¿pero soy yo la revolución? ¿O soy tan solo un hijo más de su voracidad?¿Será que los más peronistas no son siempre los mejores peronistas?”, se preguntó. “El poder es esa piedra filosofal a la inversa que todo lo corrompe”.

Miró en dirección a Lucero, que hablaba por teléfono y daba instrucciones a sus asistentes. Era uno de sus leales. También, uno de los que consideraba que la lealtad más confiable era la de los uniformados. Perón era un militar, que debía confiar en los militares y no en esos dirigentes obreros que querían armar milicias para defender al gobierno. ¿No era esa una prueba de lealtad? ¡La vida por Perón! ¿Daría él la vida por alguien? Si ya la había dado…

“Demasiada muerte ha habido cerca de mí estos años. Eva, mi madre, Juancito, mi hermano, o el presidente Vargas, con su corazón quebrado por una bala propia. ¡Qué ironía! Dicen que dio la vida, ¡qué expresión más inadecuada! Si en realidad dejó de darle su vida a su pueblo con ese ‘tiro del final’, como dice el tango, entregándole su ausencia definitiva y, con ella, el goce de su muerte a sus enemigos y a los enemigos de su patria.

”¿Y si tanta lealtad de mis milicos se transforma en la soga que me sostendrá hasta dejarme sin aire? ¡Demasiado discurso de lealtad hay a mi lado! Tal vez se confunde obsecuencia con lealtad. Soy milico y me gustan los obedientes. En la obediencia hay una persistente humillación que se lleva mal con la lealtad, claro, como en la mafia, donde los padrinos, los capos, son desplazados e incluso asesinados por la traición de sus leales del día anterior. Hoy la lealtad es un valor escaso en el gobierno, en las Fuerzas Armadas y en la dirigencia del partido. Por eso se la menciona tanto. La Fuerza Aérea es leal, me dice el brigadier San Martín. ¿Hasta cuándo? No me imagino a Eisenhower o a Churchill hablando de lealtad todo el tiempo. Stalin no hablaba del tema, porque descontaba su labilidad, por eso sus más leales servidores cayeron en desgracia por miles. Es seguro que el viejo bolchevique, cada vez que le hablaban de fidelidad, los mandaba a Siberia o al paredón. Así terminó su más leal verdugo, Beria, que como custodio de la lealtad del Kremlin, probó el sabor de su guadaña.

”Judas fue uno de los apóstoles. Seguramente era muy leal. Quién sabe, en una de esas, de los más leales, hasta los treinta dineros o hasta que percibió que Cristo estaba perdido y precisaba una gran traición para consumar su destino, o las dos cosas.

”¡Un Judas entre doce apóstoles! ¿Cuántos Iscariotes tendré yo entre mis decenas de generales, ministros y asistentes? Seguramente ninguno con el coraje para colgarse de un árbol.”

Lo distrajo de sus cavilaciones la llegada del brigadier San Martín. Había recibido en la antesala al piloto de helicóptero que le confirmó que Ezeiza estaba en manos rebeldes. Cuando estaba por transmitir la noticia al presidente, sintieron el rugir de los motores de los aviones.

Perón miró hacia las ventanas que daban al norte. No alcanzó a divisar los aviones, pero sí una fuerte explosión y otra más cercana que rompió los vidrios y lo tiró al suelo. Dos oficiales corrieron a protegerlo, cubriéndolo con sus cuerpos.
–Salgan, ¿qué hacen? –les reprochó.

Desde el piso Lucero ordenó: –¡Lleven al presidente al subsuelo, a la sala de máquinas!

Los oficiales lo tomaron del brazo y lo arrastraron en vilo por un breve tramo hacia las escaleras, como si en lugar del presidente, fuera un prisionero.

–¡Lucero, hágase cargo de la represión! –ordenó Perón, mientras apartaba a los militares que lo sostenían y recuperaba la apostura. Sin ayuda, aceptó la indicación de su ministro y continuó su camino hacia la escalera. Se sentía abatido. La guerra civil asomaba sus temidos dientes.

Lo siguieron Apold y su médico, el mayor Cialceta, su secretario Renner y otros custodios. Durante el descenso escuchó las explosiones que seguían sacudiendo el enorme edificio.

–¡El personal de la Rosada! No le dimos asueto –le comentó a Cialceta–. ¿Quién podía pensar que estos brutos iban a hacer algo así? –dijo mientras bajaba las escaleras, en un tramo que le pareció interminable.

–Cialceta, quiero un informe de la situación cada media hora. Tome contacto con la CGT. Es probable que la bombardeen –ordenó a su edecán y sobrino sin dar más detalles.

En la calle, el chaqueño Pascual Landriscina había visto venir los aviones y en pocos segundos presenció cómo el trolebús del que había descendido estallaba en pedazos. Al instante, otra explosión lo tiró al piso. Cayó de espaldas. Miró hacia el cielo, donde revoloteaban esos pájaros de metal. Intentó ponerse de pie, pero no pudo.

Sintió húmedo el rostro y al tocarse alcanzó a ver que era sangre, su propia sangre.

Recordó las voces de su padre y de su madre. Y creyó escuchar también la voz socarrona de su hermano Luis: “¡Vamos, Pascual, que quiero que me ayudes a viajar a la capital pa’ hacerla más criolla e inundarla de risas. No me afloje, chamigo!”. Después fue el silencio.

Un Rodríguez Larreta con rulos Por Roberto Caballero

$
0
0
Detrás del encanto de Martín Lousteau se oculta gente sin votos pero con mucho poder. La estrategia de la colectora PRO y la municipalización de la interna de Cambiemos. El pedido de selfies a Peterson y Nosiglia.

En las últimas PASO porteñas, Martín Lousteau, el autor de la célebre resolución 125 que desató un lockout patronal agrario que duró cuatro meses e inauguró la grieta en 2008, fue el candidato antikirchnerista más vistoso y prometedor de la campaña, aunque por un raro efecto, también fue percibido por una generosa porción del electorado como una alternativa antimacrista. Todos estos son hallazgos, sin duda, de la alquimia comunicacional proselitista utilizada por los misteriosos mentores de su candidatura, que podría resumirse en tres pasos:

1) Inventar un candidato descontaminado de pasado.

2) Presentarlo como opositor municipal a un socio de ruta estratégico en la esfera nacional, como es el PRO.

3) Apelar al alto grado de conocimiento entre las audiencias de programas de chimentos que habitualmente recelan o, directamente, no se interesan por la política. Pero igual votan.

Con sus rulos, su estilo casual, su perfil TED, la aparición en las revistas del corazón junto a su mujer –una talentosa actriz–, su juventud madura disimulada bajo la moda que hace furor entre los jóvenes palermitanos una década por debajo de su edad, un discurso moderno que ni fu ni fa, la suelta de 3000 globos al aire esta semana, la verdad, hay que reconocerlo, con demasiado poco, el producto Lousteau llegó bastante lejos en la góndola.

Si existen los candidatos de diseño, es decir, prefabricados en laboratorio de consultores y operadores diversos para consumo masivo, el suyo es un leading case. Primero que nada sus hacedores lograron instalarlo como un recién arribado "al barro de la política", evitando así poner en discusión sus antecedentes durante el primer kirchnerismo, al que apoyó durante cinco años y al que le dejó en bandeja una crisis casi irreversible con el sector agropecuario.

Su incursión transmedial (irrupción en la radio como columista con Andy Kusnetzoff, escritor de instant books, conferencista en 3D, mensaje en múltiples soportes), tuvo en la edición de ayer del suplemento Sábado, que aparece con el diario La Nación, un breve capítulo de eficacia comunicacional, al ser citado en una nota de tapa titulada "Sortear la curva de los 40", de psicología y no de política, como si fuera un gurú de la autoayuda: "Como aducen Sebastián Campanario y Martín Lousteau en su libro 'Otra vuelta a la economía'–en la que analizan la economía de la felicidad y también la U Curve- 'a medida que madura, la gente tiende a encontrar mejores soluciones a los conflictos, a controlar más las emociones y a aceptar los golpes de la vida con otra filosofía'."

Otro acierto de su equipo de campaña, ya en el orden político, fue que su oferta apareció tácticamente diferenciada, en términos comunales, de la del macrista Horacio Rodríguez Larreta, cuando en la escala nacional los armados políticos que los sustentan (el PRO, el ECO-UNEN-CC y el radicalismo conservador, que esta semana inscribieron la alianza Cambiemos) ya acordaron ir juntos detrás de la fórmula presidencial que gane las próximas primarias del espacio que, se descuenta, será la del procesado Mauricio Macri.

Lousteau sería algo así como un Larreta con rulos: los dos van a terminar votando al mismo candidato a presidente, porque los dos tributan a un mismo modelo de país en sus cabezas y lo único que los diferencia es la población capilar.

En realidad, el éxito de la operación Lousteau es inversamente proporcional a lo que se sabe de sus verdaderos mentores. Fue un periodista del diario Clarín, en una crónica impecable de esas que ya no abundan en ese diario, el que terminó corriendo el velo societario innominado que soporta al nuevo niño mimado de la política porteña.

Bajo el título "La cena de Lousteau: selfies de Carla Peterson, un casamiento judío y el CBU de campaña", se describe a los participantes de la cena de recaudación de fondos del candidato de ECO en el Golden Center de Parque Norte, que reunió a 400 personas que pagaron, se supone, 5000 pesos el cubierto cada una.

Allí pudo verse a la esposa del candidato sacándose selfies "con los cartelitos de aportes y, luego, se quedó hasta el final del encuentro, cuando todo eran cánticos de apoyo a su marido y pedidos de fotos con ella". Pero el que también acaparaba la atención, y quizá porque varios le atribuyen la paternidad ideológica del experimento Lousteau, estaba a unos pocos metros: "En otra de las mesas, una figura radical le competía en pedidos de selfies a la actriz de Piel de Venus y ex protagonista de Guapas. Enrique Coti Nosiglia, histórico dirigente partidario, que compartió mesa con Nicolás Dujovne, coequiper de Carlos Pagni en televisión, fue uno de los más solicitados por la militancia cuando las luces del salón se apagaban."

Pareciera que la "evolución" (sin "r") de la que habla Lousteau dirige a Nosiglia, el veterano operador de la vieja política tantas veces denunciado por Elisa Carrió y Graciela Ocaña como socio de Luis Barrionuevo, el mismo que dice que con los militares se podía negociar mejor que con el kirchnerismo.

No está mal hacer un poco de memoria. El radical Nosiglia y el peronista Barrionuevo impulsaron el Pacto de Olivos que permitió la reforma constitucional de 1994 para que Carlos Menem fuera reelegido como presidente. Sus apellidos reflejan una época, la de los '90, y también una gran involución en materia política: el paso del militante al operador, la enorme desmovilización de las franjas juveniles y el apogeo de los fundamentos neoliberales. Todo eso junto fue el caldo de cultivo que derivó en el "que se vayan todos" de 2001, cuando la política se volvió mala palabra. 

Cierra el círculo el estrecho vínculo entre Lousteau y Chrystian Colombo -jefe de gabinete de Fernando de la Rúa, el apellido de la tragedia de la historia reciente-, que se afianzó cuando el ex joven brillante salió eyectado del kirchnerismo post 125.

Carrió y Ocaña, que en el pasado se cansaron de presentar denuncias penales contra Nosiglia y Barrionuevo por los escándalos en el PAMI, hoy apoyan a Martín Lousteau, es decir, al candidato de Nosiglia, quien es también señalado como artífice del pacto Macri-Sanz, aunque Carrió diga que todo, absolutamente todo lo que pasa, antes fue idea de ella, no importa si es el descubrimiento de la ley de gravedad o la misma decisión vaticana de ungir a Bergoglio como Sumo Pontífice.

La matriz política conservadora de la Ciudad jugó fuerte en esta elección, sabiendo que Macri no podía ser reelegido nuevamente e iba a estar lanzado a su aventura nacional: retiene poder y negocios si Rodríguez Larreta le gana a Lousteau y lo mismo pasa si se da el resultado inverso. Da igual.

Esta municipalización de la interna de Cambiemos, no aparece así tratada en los diarios y frecuencias antikirchneristas. Lousteau es presentado como alternativa con posibilidades, buscando atraer los votos que fugan del macrismo y, a la vez, reduciendo notablemente las chances del único espacio progresista que le queda a la Ciudad, encabezado por Mariano Recalde desde el FPV.

Sería tonto negarle inteligencia a la jugada de los inventores de Lousteau. Desnacionalizar la elección (eludiendo la polarización que va a darse en octubre), dividir la misma oferta (con rulos o sin rulos) y ocupar el centro de la escena con candidatos que se tiren con munición de fogueo para llegar a un balotaje sin terceros que molesten.

Eso no lo piensa cualquiera. Lo estudian y lo aplican los que saben que la política, por mucha renovación que haya habido en estos años, todavía tiene un lugar reservado para los operadores ocultos capaces de generar escenarios y protagonistas que sirvan en la captura de votos que maquillen el poder que ellos mismos detentan por fuera de los focos.

No es tan difícil decir que Lousteau es el candidato del boquense Nosiglia, del delarruista Colombo y del propio Macri, por si Larreta no gana. Sin embargo, para una mayoría social considerable en la Ciudad, el asunto pasa inadvertido. Lousteau aparece sin pasado, sin padrinos espinosos y sin ataduras con nada revulsivo. La vieja política que se esconde detrás de él es ignorada por los votantes. En esto, los medios hegemónicos cumplen su papel, pero eso explica una parte, no el todo.

La verdad es que el sector más dinámico del FPV no pudo, en todo este tiempo, romper el esquema de repartija de cargos y negocios que se apoderó de la Ciudad. El macrismo es también un proceso cultural: el de la autonomía. Arrastra en su corriente a radicales y peronistas con reflejos del bipartidismo institucionalizado en el Pacto de Olivos, que también incluyó otorgarle soberanía y constitución propias a los porteños, proceso donde unos y otros acordaron las formas de alternancia para sobrevivir, sostenerse y que todo se discuta al interior de un dispositivo a simple vista inexpugnable.

Para este sistema, el kirchnerismo más puro representa una fuerza exógena. Extraña a sus hábitos, costumbres y prácticas selladas. Una amenaza del Estado Nacional a la independencia distrital. Todo ese andamiaje pareciera empujar al FPV a la banquina. Si se analizan los resultados electorales de los últimos años, cada vez que se municipalizó la votación, el FPV redujo adhesiones. Y su mejor performance fue en 2011, cuando Cristina Kirchner ganó su reelección. Así y todo, en la nacional fue del 54% y en el distrito porteño, del 35 por ciento.

Excede a los propósitos de esta columna indagar sobre cuál sería la fórmula del FPV para superar este techo de cristal cuando faltan apenas dos semanas para la elección. La colectora PRO de la que Lousteau es frontman ejemplifica claramente que la mesa chica que decide los asuntos del poder porteño es mucho más que globología, el bailecito y la música contagiosa. No es resultado de una improvisación de algunos meses, sino un trabajo macerado en años.




La apuesta por Mariano Recalde es un intento del FPV en el sentido correcto, el de innovar para mejorar. La estrategia utilizada por el macrismo y sus socios del ECO para neutralizarlo demuestra que el titular de Aerolíneas Argentina expresa lo único doctrinariamente distinto en la escena. No la tiene fácil. Su desafío, antes del seguro balotaje, es conservar la mayor cantidad de votos propios, impidiendo que migren hacia Lousteau en la falsa teoría del voto castigo al PRO.

Cuanto más se municipalice la discusión, menos oportunidades tendrá, porque va a quedar atrapado en una interna de Cambiemos. Por el contrario, si en el tiempo que le queda logra nacionalizar el debate, exhibiendo que Larreta y Lousteau son parte de un mismo proyecto de derecha, su rendimiento irá en aumento.

iNFO|news

Nostalgia de la impunidad Por Rodolfo Yanzón

$
0
0
Con los militares se podía negociar" dijo el provocador gastronómico Luis Barrionuevo, sobre el último paro y su falta de diálogo con el gobierno. El diputado Héctor Recalde recordó que en plena dictadura fue un coronel quien lo nombró al frente de la obra social, mientras que Aníbal Fernández calificó sus dichos como "casi un escupitajo en la cara de aquellos que hoy siguen siendo detenidos desaparecidos".

Al recordar los testimonios en el juicio a los ex comandantes de otros burócratas sindicales, como los de Ramón Baldassini, y Jorge Triaca, que negaron conocer la existencia de sindicalistas desaparecidos, los dichos de Barrionuevo no pueden sorprender y hablan más de él que del gobierno. Son, incluso, una cocarda para este. Estela de Carlotto y Hugo Yasky dijeron que lo de Barrionuevo fue una confesión. Yasky agregó que hay dos clases de dirigentes sindicales: los que fueron interlocutores de la dictadura y los que defendieron los derechos de los trabajadores. "Dijo la verdad, siempre estuvieron con los milicos y delataron a los compañeros", afirmó Hebe de Bonafini. HIJOS se preguntó si Barrionuevo negoció con la vida y la libertad de los trabajadores. Viene también a la memoria que como parte del escrache durante el juicio a Alfredo Astiz por reivindicar, a modo de confesión mediática, los crímenes de la dictadura, miembros de HIJOS descubrieron unas remeras con la leyenda "cárcel al torturador" y otras con la de "cárcel por torturador". La primera se acomodaba a la coyuntura. Transcurría el 2000 y los juicios de lesa humanidad no se habían reabierto. La segunda, en cambio, iba por más: Astiz debía ser juzgado y condenado por los crímenes aberrantes en los que participó. 

En Chile, envuelto en una vorágine de reclamos sectoriales, con trabajadores y estudiantes que por manifestar en las calles reciben palos de la policía, el secretario general del partido derechista Renovación Nacional, Mario Desbordes –vaya el apellido- recibió similares repudios al criticar la decisión del gobierno de entregar la medalla Bernardo O’Higgins a los obreros escoceses que, en solidaridad con el pueblo chileno, se negaron a reparar los aviones Hawker utilizados en el golpe de Estado contra Salvador Allende. Agregó que quienes tenían que ser condecorados eran los pilotos que participaron del bombardeo a la Casa de la Moneda, "necesario para salvar lo que quedaba de Chile" dijo, aludiendo a los negocios de los grupos económicos y al correlativo despojo a las clases populares. 

Las manifestaciones de Desbordes se conocieron al iniciarse la Copa América, mientras una tribuna del Estadio Nacional de Chile quedaba vacía en conmemoración de las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, en la que dicho estadio fue el mayor centro clandestino de detención y que desde 2003 es un espacio de memoria. "Aquí la sinrazón funcionó día y noche, los valientes soldados junto a sádicos civiles sometieron a las más aberrantes torturas a jóvenes mujeres embarazadas, a muchachos universitarios, al viejo sindicalista, al médico idealista que quería una patria justa. A este Estadio Nacional también vinieron agentes de Uruguay, Brasil y Argentina, todos instruidos en la criminal Escuela de las Américas de Panamá, quienes traían macabros métodos de tortura", dice el sitio del Estadio Nacional, Memoria Nacional, recordando el acuerdo entre las dictaduras del cono sur para perseguir y eliminar a opositores políticos, que tuvo a las de la Argentina y Chile como sus actores principales, conocido como Operación Cóndor.

Las caras de la complicidad civil no se detienen ahí. Tres legisladores de la derecha chilena solicitaron remover a la directora del Instituto de Derechos Humanos, Lorena Fries, a raíz de unos textos escolares preparados por la entidad, en los que se alude a las detenciones en las marchas como un elemento de represión utilizado por Carabineros para evitar la libre reunión de quienes luchan por sus derechos. Los legisladores dicen que la directora menoscaba la imagen de Carabineros, predisponiendo negativamente a niños y adolescentes en su contra. La solicitud acaba de ser rechazada en Diputados, luego de dos meses de acusaciones que no fueron inocuos. 

Aquí, en la Ciudad de Buenos Aires, pasó desapercibido un embate similar en el Consejo de la Magistratura porteño contra el juez de la Cámara Penal, Sergio Delgado, impulsado por el consejero Ricardo Baldomar, operador del presidente boquense Daniel Angellici, que viajó a Chile para intentar el reclutamiento al PRO-Boca de jugadores argentinos. Delgado es un hombre comprometido con el Estado de Derecho y la vigencia de los DD HH, dato que quizás tuvieron en cuenta quienes promovieron el jury en su contra para hacerse de una banca y designar a algún funcionario permeable al macrismo. La acusación la promovió el mismo Baldomar, que pronunció un alegato un tanto farragoso y desquiciado. Comenzó argumentando a favor de la destitución del magistrado y terminó desistiendo del intento. En uno de los casos por los que se lo acusaba, Delgado, junto a otra jueza, declaró la nulidad de una requisa y ordenó la inmediata libertad de un imputado. La acusación entendió que se había excedido en lo pedido por la parte, cuando, ante una violación que afecta derechos esenciales, la nulidad puede ser declarada por los propios jueces, y agregó, con cierta sorpresa para los presentes, que Delgado había perjudicado al imputado que obtenía su libertad con su decisión. Baldomar finalmente solicitó la absolución de Delgado porque no se podía mantener una acusación de manera terca y política. Dijo algo así como que jurídicamente cambiaba de opinión, aunque políticamente era otra cosa y aclaró que no tenía un interés político en sostenerla. En la confusión enviaba un mensaje. A su turno, el defensor de Delgado alegó que se trataba de un caso de gravedad institucional porque, más allá del resultado, se estaba dando un mensaje a los jueces para que tuviesen cuidado con sus decisiones. El jury, que comenzó como una embestida de los fiscales que responden a los lineamientos del gobierno porteño, concluyó con Delgado en sus funciones, para suerte de la República. El PRO vio naufragar su embestida contra un magistrado que considera opositor, un juez que vela por los DD HH. Pero el daño está hecho.

El 14 de junio se cumplen diez años de la sentencia de la Corte Suprema que permitió continuar definitivamente con la sustanciación de los juicios de lesa humanidad, entre los que es preciso resaltar el de la Operación Cóndor, en el que en estos días las acusaciones están formulando sus alegatos. Todo un logro al que a veces se le cruzan algunos nostálgicos de la justicia vendada en una sala de torturas.

iNFO|news

Utopía, distopía y la presunta decadencia de Estados Unidos Por Enrique Lacolla

$
0
0
Superman, símbolo de la presunción imperial.

Pocas veces, como hoy, el mundo ha estado recorrido por tendencias tan predispuestas a arriesgar el todo por el todo desde la impunidad del anonimato corporativo.

Para la izquierda y para todo el abanico del pensamiento al que genéricamente cabe denominar como progresista, el optimismo histórico es un dato constitutivo. Sin duda que la esperanza en el mañana es un componente esencial de cualquier movimiento que tienda a aportar un cambio y una mejora en la condición humana. Con todo, conviene no dejarse llevar por esa tendencia convirtiéndola en una ilusión mágica. Ello puede inducir a un desarme psicológico e ideológico que abone el camino a la reacción. Esa creencia parece implicar que “el mañana nos pertenece” y resulta peligrosa pues puede abonar el camino al abandono o, a la inversa, a un voluntarismo disparatado que lleve a acometer actos en los cuales la gente se rompe la cabeza contra el muro.

Debemos tener en cuenta la posibilidad de que la distopía también sea cierta, que represente un riesgo real. La eventualidad del triunfo de un totalitarismo corporativo cimentado en el poder militar, en el espionaje y en un control del pensamiento elaborado por medio de una saturación mediática capaz de paralizar o atontar a la conciencia social desviándola hacia un sinfín de factores de valor asimétrico (importantes unos, irrelevantes otros), es un hecho de la realidad que está lejos de ser incipiente. Es un factor que hoy pesa muchísimo en la capacidad de las masas para comprender lo que les conviene, y que puede dejarlas inermes frente a las provocaciones psicológicas o fácticas que las hagan susceptibles de ser movidas de un lado a otro, privándolas de lucidez y de capacidad de resistencia frente a los manejos del sistema que rige el mundo. Desde luego ese triunfo sería un triunfo provisorio, pero todo es provisorio en la historia y hamacarse en la perspectiva de hipotéticas y futuras revanchas –a siglos vista- es un pobre consuelo. Sin decir que, de seguir el curso actual de las cosas, ese futuro puede ser cancelado para la humanidad en su conjunto, si la guerra larvada en que vivimos se convierte en guerra abierta y esta degenera en una guerra nuclear.

Ya vimos el efecto de los atentados del 11/S y de las coberturas mediáticas tramposas que hicieron posible el ataque a Irak en 2003. O la distorsión de la llamada “primavera árabe”, convirtiendo lo que en un principio fue una reivindicación legítima en pro de una mayor democracia, en un festival de horrores protagonizado por grupos fundamentalistas que están determinados tanto por su propio enajenamiento como por la utilización de este por parte de los promotores de la “teoría del caos”, aposentados en los nichos de planeamiento estratégico del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado. Desde allí se ha difundido, a nivel planetario, una red de espionaje cibernético y de discrecionalidad policíaca y militar en el manejo tanto de la política interna como de las operaciones de inteligencia distribuidas en todo el mundo. Nadie está exento de ser víctima de esos manejos. Incluso Argentina ha sufrido esas emboscadas, como la embestida de los fondos buitre y el pergeño de dos grandes atentados terroristas –la embajada de Israel y la AMIA- cuyas pistas fueron enmarañadas a conciencia desde dentro y desde fuera del país, hasta culminar- provisoriamente- en la muerte del fiscal Nisman, instrumentada con alevosía para desestabilizar a un gobierno que no “cae bien” a la coyunda de intereses locales y foráneos que históricamente han constituido la trama del poder que ha determinado nuestro destino.

Volviendo al tema que nos ocupa y que no es otro que una evaluación acerca de las posibilidades de cambio positivo en el planeta, la supervivencia de Estados Unidos como factor de poder hegemónico es un asunto decisivo para mensurar la situación con vista al futuro. El crecimiento de China está poniendo en tela de juicio la primacía económica de Estados Unidos y la reconstitución del poderío ruso se perfila como un hecho. Esto favorece la orientación del mundo hacia un escenario multipolar donde exista una mayor posibilidad de opciones para los países atrasados, como la generalidad de los de América latina, incluido el nuestro.

Frente a esa posibilidad en Washington los intereses que sustentan el tramado de la especulación financiera y del llamado “complejo militar-industrial” han incentivado su agresividad y han abierto frentes a lo largo de un arco que va desde el océano Pacífico a Ucrania y los países bálticos. Lejos de retroceder, han afilado las uñas. Esto representa un peligro monumental que no puede ser leído de acuerdo a un criterio simplista.

Por un lado hay que señalar que las dificultades que afronta el proyecto hegemónico norteamericano son reales. Se diría incluso que la pertinacia política y militar que Washington está aplicando para combatirlas no puede sino agravar el proceso de decadencia. En efecto, la situación actual de Estados Unidos en su rol de superpotencia dominante se asemeja bastante a la de otros grandes imperios cuando sobrepasaron su cénit e iniciaron el declive. Como dice Paul Kennedy, en una obra clásica sobre el tema, “si un Estado se excede estratégicamente –digamos por conquista de territorios extensos o el mantenimiento de guerras costosas- corre el riesgo de que los beneficios potenciales de la expansión externa sean superados por el enorme gasto del proceso, problema que se agudiza si la nación involucrada ha entrado en un período de declive económico relativo”.[i]

El aserto se aplica a la perfección a la situación actual de Estados Unidos, pero no toma en cuenta el hecho de que, en el presente, hay un factor horrífico que trastorna el panorama: la existencia de las armas nucleares, ni el dato de que hay quienes, en la cúspide del poder mundial o en sus proximidades más influyentes, están lo bastante enajenados por la hybris como para ser capaces de lanzarse a las aventuras más insensatas, creyendo que nada puede resistírseles. La desmesura y la soberbia de Estados Unidos pueden concitar la ira de los dioses, según el clásico proverbio latino. Pero el desastre que promuevan puede involucrarnos a todos.

De momento nada parece resistirse a los USA con una determinación clara. Es probable que la prudencia que informa a los dirigentes rusos y chinos explique en parte la continua progresión de la agresión imperialista –velada con un hipócrita discurso humanitario y por la distorsión informativa-, pero esa flojedad también proviene del hecho de que, sustancialmente, los regímenes de gobierno de esos dos países comparten la visión de un modelo de desarrollo fundado en el mercado, bien que en su caso mediado por una resuelta mediación del estado, cosa que es especialmente perceptible en China, donde pesa mucho el recuerdo de la humillación nacional a que fue sometido ese país a lo largo del siglo XIX y parte del siglo XX por parte de las potencias imperiales.

La lucha pasa entonces entre estados capitalistas; pero hemos visto que en el pasado este dato, lejos de ser un signo de reconocimiento que consienta la convivencia, no hizo otra cosa que enconar la rivalidad hasta el último extremo. Los dirigentes rusos y chinos quizá hayan creído en algún momento que era posible ser “socios” de occidente, pero seguramente hoy ya se han desengañado. La lucha se da entre el capitalismo encarnado en las élites globales, mayoritariamente angloamericanas, concentradas en los dos principales centros financieros, Wall Street y la City de Londres, y los que podríamos denominar los “capitalismos de Estado” que se resisten a ser subordinados al poder de las corporaciones globales y no quieren renunciar a su soberanía. Para el conglomerado anglosajón no se trata de otra cosa que del establecimiento de un sistema mundial subordinado a sus intereses. Cualquier expresión de capitalismo nacional o regional debe ser domada o exterminada.

Hasta aquí el cumplimiento de este programa ha afectado de lleno solo a potencias o países menores, como la ex-Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia y Siria, pero la situación en Ucrania, la incesante presión diplomática y económica contra Rusia, y el anuncio del presidente Obama en el sentido de que el centro de la atención estratégica de Estados Unidos se ha desplazado al Pacífico sudoriental y al sudeste asiático, ponen en claro que las prioridades de la geoestrategia estadounidense tienen a China en la mira como el factor a contrarrestar en un futuro mediato o inmediato. El acercamiento entre Moscú y Pekín, que se acentuó después de la irrupción agresiva de la OTAN en Ucrania, no parece haber hecho otra cosa que reforzar esa tendencia.

¿Cómo oponerse a la marcha de este Leviatán astuto y armado con una panoplia militar, económica, tecnológica y mediática de enormes dimensiones? Desde luego el curso que puedan seguir las cosas en los próximos años estará determinado por las decisiones que se tomen en alto nivel, pero, a la altura de la base, del común de las gentes, la única y más efectiva manera que existe para oponerse y revertir el curso de la corriente es luchar contra el alud de mentiras y contra la deformación de la realidad que fluye desde la agenda de los medios masivos de comunicación. Se tratará, en cierto modo, de una guerrilla informativa, que se esfuerce por demoler los mitos, penetrando y disolviendo la nube de desinformación y de entretenimientos hueros que nos envuelve. Sin la pata mediática, la agenda militar y económica del sistema no es fácil que se sostenga.

Contrariamente a lo que estima la comprensión positivista de la historia, el futuro es siempre una incógnita. Pero, ajeno tanto al optimismo como al pesimismo programático, el hombre debe luchar para labrarse un destino que nunca será definitivo, sino que irá variando de acuerdo a la capacidad que desarrolle para influirlo y que siempre estará expuesto al impacto de la contingencia. De lo imprevisible, de lo casual, de la fuerza bruta. En especial si no existe un sujeto histórico que sea capaz de elevarse por encima de un sistema establecido y propiciar así un cambio que consienta al mundo seguir evolucionando.

www.enriquelacolla.com



 

Ceguera moral de la sociedad israelí Por Walter Goobar

$
0
0
El columnista del diario israelí Haaretz Gideon Levy es una de las figuras más polémicas y respetadas de ese país. Desde comienzos de los ’80, Levy denuncia la “ceguera moral” de la sociedad israelí frente a sus actos de guerra y la ocupación. Desde las páginas de Haaretz, Levy define la construcción de asentamientos en tierra palestina privada como “la empresa más criminal de la historia de Israel”. Esta semana volvió a la carga con una nota en la que afirma que “la brutalidad y la crueldad del Estado de apartheid están poniendo al mundo en contra de Israel”.

Levy señala que hay preguntas que nadie se atreve a responder en Israel, como por ejemplo el del creciente boicot comercial, académico, cultural y deportivo que afecta a su país. Antes que hacer un examen de conciencia, que sería una muestra de debilidad, muchos israelíes prefieren pensar que el boicot cayó del cielo, que es una fuerza inexorable de odio hacia Israel, y la única manera de enfrentarla es luchar contra ella.

Israel –reflexiona Levy–, “siempre tiene una batería de respuestas sionistas adecuadas (y a veces violentas), pero siempre sobre los efectos, nunca sobre las causas. Así fue con el terrorismo y así es ahora con la postura mundial que el presidente de la Unión Sionista, el parlamentario Isaac Herzog –entre todos los ultranacionalistas israelíes–, se apresuró a etiquetar con el ridículo término “terror de un nuevo tipo” (en referencia a las declaraciones del presidente de la empresa Orange S.A., Stephane Richard). Nunca darnos por vencidos. Eso está bien, pero, ¿por qué? Estamos luchando contra el boicot, pero ¿qué es lo que lo originó?”, se pregunta el periodista.

“Israel está defendiendo la preservación del statu quo. Está luchando contra el mundo entero para preservar la avanzada escuela de brutalidad y crueldad en la que está enseñando a generaciones de jóvenes a actuar brutalmente con otros seres humanos, ancianos y niños, a tiranizarlos, aplastarlos y humillarlos, solo porque son palestinos.

Israel está defendiendo la continuación del apartheid en el territorio ocupado donde viven dos pueblos, uno de ellos sin ningún tipo de derechos.

Está defendiendo todo su sistema de justificación: una combinación de relatos bíblicos, mesianismo y victimización, acompañados de mentiras.

Está defendiendo la “Jerusalén unida”, que no es más que un monstruo territorial donde también existe la separación. Está luchando por su derecho a destruir la Franja de Gaza todas las veces que se le antoje, a mantenerla como un gueto y a ser el amo de la prisión más grande del mundo”, sentencia.

“ ¿Saben los israelíes lo que están defendiendo, lo que no están dispuestos a ceder? ¿Será que todo eso vale la pena para ellos?”, se pregunta Levy, quien en 2007 definió su trabajo de la siguiente manera:. “Mi modesta misión es evitar una situación en la que muchos israelíes sean capaces de decir ‘No sabíamos lo que pasaba’”.

14/06/15 Miradas al Sur
 

 

Delitos cometidos entre 1975 y 1979 Elevan a juicio oral la causa por los crímenes del Pozo de Quilmes

$
0
0
Hay quince represores imputados por delitos de lesa humanidad. El proceso se llevará adelante en La Plata. Entre los acusados están el ex ministro de la dictadura Jaime Smart y el médico policial Jorge Bergés.

Quince represores imputados por delitos de lesa humanidad -cometidos en el centro clandestino de detención denominado "Pozo de Quilmes" durante la última dictadura cívico-militar- serán juzgados en forma oral y pública en La Plata. La imputación incluía también al ex segundo comandante del Cuerpo I del Ejército, Jorge Carlos Olivera Róvere, pero falleció en febrero pasado. Estaba condenado por otros crímenes de lesa humanidad.

La decisión fue adoptada por el juez subrogante a cargo del Juzgado Federal 3 de La Plata, Jorge Di Lorenzo, quien elevó el proceso donde está imputado, entre otros, el ex ministro de Gobierno durante la dictadura, Jaime Smart, indicaron a Télam fuentes judiciales.

De esta forma, el juez hizo lugar a la presentación realizada por los fiscales Marcelo Molina y Hernán Schapiro quienes acusaron a Smart; y al médico policial Jorge Bergés, por los delitos de "privación ilegítima de la libertad y tormentos agravados”.

En la acusación se detallan los casos de 175 víctimas que estuvieron secuestradas en el Pozo de Quilmes, entre noviembre de 1975 y marzo de 1979.

Nueve de los imputados actuaron en el Destacamento 101 de Inteligencia del Ejército, con sede en La Plata: Antonio Herminio Simón, Emilio Alberto Herrero Anzorena, Anselmo Pedro Palavezzati, Ricardo Armando Fernández, Jorge Héctor Di Pasquale, Carlos María Romero Pavón, Gustavo Adolfo Cacivio, Miguel Ángel Amigo y Roberto Armando Balmaceda.

También están acusados el ex subjefe policial, Rodolfo Aníbal Campos; el ex segundo comandante y jefe del Estado Mayor de la Brigada de Infantería X del Ejército, con sede en La Plata, Héctor Humberto Gamen; y el ex jefe del Batallón Depósitos de Arsenales 601 Domingo Viejo Bueno, Eduardo Samuel De Lío.

La lista la completa el ex director general de Investigaciones de la Policía Bonaerense, Miguel Osvaldo Etchecolatz, condenado a prisión perpetua en otras causas por delitos de lesa humanidad.

El Pozo de Quilmes, ubicado en la esquina de Allison Bell y Garibaldi, funcionó en las instalaciones de la Brigada de Investigaciones de esa localidad.

Según la fiscalía, "las condiciones de detención incluían la desnudez forzada y otras formas de violencia sexual que, desde una idea reparadora, es preciso visibilizar en su entidad propia".

"La violencia sexual ejercida sobre los detenidos de sexo masculino, ejecutada con la intención de feminizarlos, conllevó para éstos una humillación particular, adicionada al resto de los tratos inhumanos y degradantes proferidos por los captores", explicaron desde la fiscalía.

Infojus Noticias

Un plan de guerra informativo europeo para doblegar a Putin Por Emiliano Guido

$
0
0

La Unión Europea pretende limitar la influencia del canal ruso.

La Unión Europea (UE) pretende cercar a Rusia por todos los frentes para influir a favor de Ucrania en la crisis separatista bilateral. Además de las sanciones económicas impuestas por Bruselas a Moscú para horadar la economía del gobierno de Vladimir Putin, la eurozona ahora pretende bloquear cualquier tratamiento informativo favorable al régimen ruso dentro de su territorio. El subtexto político de la reciente decisión tomada por bloque regional comandado por la canciller alemana Ángela Merkel es tan claro como el vodka ruso: la guerra contra Putin se gana movilizando tanques, cerrando cuotas de importación pero, también, interviniendo en las noticias de los informativos europeos para así blindar, tal como declaró en un documento el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento regional en una sesión oficial de mediados de mayo, a las radios y televisiones del Viejo Continente de la “agresiva propaganda rusa”. Concretamente, el organismo europeo que homogeneiza las políticas exteriores de los países miembro aprobó un plan de “contingencia” diseñado con los conceptos constructivistas del soft power (poder blando, o lucha cultural) para amurar a los diarios europeos de editoriales favorables a Moscú. El periodista Ángel Guerrero, integrante del comité de redacción del portal Sin Permiso, fue uno de los pocos cronistas que dio cuenta de este hecho en Europa. Según Guerrero, el plan antiinformativo ruso tendría como modelo de trabajo “el centro de prensa de la OTAN en Bruselas, donde un equipo de veinte personas se dedica a monitorear a los medios de comunicación rusos”.

La estrategia europea fue diseñada por una ONG, cuyo nombre European Endowment for Democracy (EED) tiene una sonoridad tan símil con la norteamericana NED (National Endowment for Democracy) –de conocidos vínculos con la CIA– como equivalentes son sus formatos –fachadas oenegistas para darle un tamiz civil e inocente a crudas iniciativas imperiales–. “El arquitecto del EED es Radoslaw Sikorski, exministro de Asuntos Exteriores de Polonia en la administración del conservador Donald Tusk, el actual presidente del Consejo Europeo. Sikorski, que es conocido por sus posiciones atlantistas, trabajó del 2002 al 2005 para dos think tanks conservadores: el American Enterprise Institute y el New Atlantic Initiative, del que llegó a ser director ejecutivo. El New Atlantic Initiative tiene como uno de sus ejes la promoción de la colaboración transatlántica en materia de defensa y comercial, con la creación de un Tratado de Libre Comercio entre la UE y los Estados Unidos”, detalla Guerrero en su artículo “Bruselas y Washington declaran la guerra informativa a Rusia”. En concreto, el citado laboratorio de ideas elaboró un plan de acción, donde participaron cerca de noventa expertos académicos, con el objetivo reforzar la estrategia comunicativa de los 28 socios en el espacio postsoviético con la creación de un “hub mediático regional”. Por lo pronto, el gobierno lituano ordenó el cierre, por un espacio inicial de tres meses, de las emisiones de la cadena de televisión RTR Planeta –que forma parte de la firma Vgtrk, la red de la televisión pública rusa– alegando que el medio “propagaba la violencia e instigaba la guerra”.

El interés por ganar la batalla cultural no es una originalidad de la política europea. En la actualidad, todas las potencias y los principales bloques regionales destinan grandes partidas presupuestarias para apuntalar cadenas informativas propias e industrias culturales autónomas. El recomendable libro del sociólogo francés Frederic Martel “Cultura mainstream- cómo nacen los fenómenos de masas” da cuenta del interés que tiene, por ejemplo, países emergentes como India para exportar su cine local, el denominado “Bollywood”, es decir su identidad y valores, a todos los confines del planeta. Todos los manuales de relaciones internacionales lo marcan: un país expande sus zonas de influencias gracias al poderío militar y a su fortaleza económica pero, también, movilizando su mirada del mundo, que suele estar encapsulada ya sea en una serie televisiva o en un noticia radial; esa artillería del soft power que, precisamente, la Unión Europea busca vetar a Vladimir Putin puertas adentros de su condominio. Una declaración suscripta recientemente por dos laboratorios de ideas que trabajan para socavar la imagen de Rusia en el mundo –uno lo hace en Europa, el otro en EE.UU.– demuestra la obsesión de Occidente con el tratamiento informativo favorable a Putin: “La cadena de noticias Russia Today (presente en la grilla televisiva argentina desde hace poco tiempo gracias al ingreso de nuestro país al bloque Brics) está creando una internacional antioccidental y antiautoritaria cada vez más popular en muchos lugares del mundo”, esgrimen los especialistas Peter Pomerantsev y Michael Weiss, autor de un libro cuyo título lo dice todo: La amenaza de la irrealidad: cómo el Kremlin convierte en un arma la información, la cultura y el dinero.

Por último, una vez más, el interés occidental por doblegar las aspiraciones políticas de Rusia tiene una pata en Europa y, la otra, al otro lado del océano Atlántico. Según el periodista James Carden del matutino crítico The Nation, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes norteamericano acaba de aprobar una iniciativa similar a la europea con el fin de silenciar cualquier enfoque editorial equidistante sobre “el conflicto ucraniano” en los Estados Unidos. Según The Nation: “El objetivo real de esta campaña no es combatir la desinformación rusa, sino estigmatizar, marginar e incluso excluir a quienes pretendan explicar la situación en Ucrania desde un ángulo diferente al de los grandes medios de comunicación, creando así una atmósfera que haga prácticamente imposible la crítica hacia la política exterior de los Estados Unidos y la UE”. El clásico “matar al mensajero”. Por lo pronto, el columnista Edward Lucas del influyente The Economist resignificó en la última Conferencia de Seguridad de Munich las iniciativas comunicativas mencionadas con un criterio poco amistoso para con sus colegas: “De ahora en más colaborar con un medio ruso tendría que ser el último peldaño en la trayectoria profesional de un periodista”. Corta la bocha.

14/06/15 Miradas al Sur

 

Article 1

$
0
0
16 de junio de 1955. Masacre de Plaza de Mayo
A las 12:40 del frío y nublado jueves 16 de junio de 1955 realizan su bautismo de fuego la gloriosa Fuerza Aérea Argentina y la Aviación de la Marina de Guerra Argentina: 40 aviones oscurecieron el cielo de Buenos Aires. 22 North America, 5 Beerchraft, 4 Gloster y 3 Anfibios Catalina bombardean valientemente civiles indefensos en Plaza de Mayo y alrededores. El saldo de la gloriosa gesta fueron más de 300 muertos, entre ellos un colectivo (autobús) repleto de niños. Luego de la masacre los valientes pilotos huyen hacia Uruguay, cubriendo de honor las gloriosas fuerzas militares que representaban. Es el primer y único bombardeo a una ciudad abierta realizado en el mundo (es decir a una ciudad neutral, libre de guerra alguna o conflicto armado) con el agravante de haber sido realizado por sus propias fuerzas armadas.
Cristo vence
"Porque esta no ha sido una revolución, sino una liberación, porque esta ha sido una cruzada, no un cuartelazo, porque ha sido un movimiento de hombres libres y no de mercenarios de una ambición; la insignia nos recordaba a la Cruz que dio a Constantino la victoria, y con la victoria, la paz a los cristianos. Esta misma Cruz fue la que inició la Europa Occidental; la misma Cruz que civilizó a los bárbaros, la misma Cruz que trajo España a América, la misma Cruz que dio a nuestros tiempos y a los tiempos viejos cuanto tienen de hidalguía, de virilidad, de reciedumbre, de fortaleza y de rectitud.
"Esta Cruz no estaba mal en los cañones, porque sus brazos estaban abiertos para todos, porque si su vertical se erguía como la decisión que da la victoria, su horizontal contenía a todos en una fraternidad cierta y en un futuro hondo.
"Esa Cruz de la Victoria es el símbolo definido de la liberación sin odios, de la unión sin pasiones, del futuro sin rencores, de la inspiración cristiana de esta Patria que acoja a hombres de todos los credos, pero no renuncia ni renunciará al suyo." [Publicado en revista “Nosotros los muchachos” -Número extraordinario- Septiembre 1955, página 21]
Más información | Imágenes en elortiba.org

General Peron ( 12 de Junio de 1974 ) Ultimo mensaje al pueblo

Del pago chico a la elección presidencial Por Alberto Dearriba

$
0
0
Por Alberto Dearriba

El triple empate de la elección de ayer en Santa Fé leído en clave nacional, le permite sonreir a la precandidata presidencial del Frente Progresista, Margarita Stolbizer, porque su postulante provincial consiguió dar vuelta el resultado; a Mauricio Macri, porque el comicio en el tercer distrito nacional ratificó su condición de challenger, y al Frente para la Victoria, porque su postulante sumó más de 130 mil votos a su propia performance de las primarias.

Las disputas provinciales siempre tienen condimentos locales que impiden trasladar totalmente sus resultados al orden nacional, pero no parece haber razones para que los votantes de Omar Perotti le nieguen el sufragio al candidato presidencial del FPV. De las tres fuerzas que hicieron mejor elección en Santa Fé, el FPV es la que puede contar en octubre con esos sufragios con mayor seguridad. En cambio, es más dudoso el destino que tendrán una parte de los votos que respaldaron a Miguel del Sel y los de Miguel LIdschitz.

Es que el cómico santafesino volvió a obtener unos 300 mil votos más que los candidatos a diputados del Pro, con lo cual queda claro que su popularidad tiene mayor atractivo que la figura de Mauricio Macri, lo cual pone en duda el modo en que se repartirán en las presidenciales de octubre los votos del ex MIdachi.

El otro interrogante para proyectar la elección santafesina a la nacional es si los votantes radicales que eligieron al radical Mario Barleta en las PASO, y que ayer sufragaron masivamente por el socialista LIfchitz, se inclinarán mayoritariamente por Stolbizer o lo harán por Macri.

Lo más probable es que los votos radicales santafesinos se repartan entre la aspirante presidencial del Frente Progresista y el seguro ganador de la primaria entre la UCR, el Pro y la Coalición Cívica. Unos realizarán un voto ideològicamente más congruente y otros seguirán los dictados de la conducción nacional del partido centenario, que convirtió al alcalde porteño en su candidato.

Con las elecciones realizadas ayer en Santa Fe y en Rio Negro –donde Miguel Pichetto del FPV fue derrotado por el gobernador Alberto Wereltinek, del Frente Grande— ya son siete los distritos en los que hubo comicios. En Salta, el FPV derrotó a la derecha peronista que tuvo el apoyo de Sergio Massa y Macri; en Mendoza, una coaliciòn de la UCR con el Pro y el FR le ganó al kirchnerismo; en Chaco el FPV venció a la oposiciòn unida; en Neuquen ganò el MPN, tradicional aliado del peronismo venció al FPV y en CABA, el macrismo realizó su mayor cosecha.

La suma de los votos porteños, los de Del Sel y los del radical mendocino Alfredo Cornejo, le otorgan al Pro una ventaja de unos 250 mil sufragios sobre los obtenidos en total por el FPV, Pero hay situaciones de difícil ponderación en término nacional, como la de Rio Negro donde si bien el kirchenrista Pichetto fue derrotado, se estima no sólo que sus sufragios apoyarán al candidato presidencial del FPV, sino que también los harán buena parte de los electores de Wereltinek, quièn tiene buena sintonía con el gobierno nacional. 

En suma, la maratón electoral ofrece hasta ahora algunos indicios, pero nada definitivo. Sólo ratifica que la batalla definitiva será en Buenos Aires, donde pueden votar 12 millones de ciudadanos.

iNFO|news

“Es un triple empate”

$
0
0
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, señaló que hasta este momento están en discusión sufragios que podrían hacer variar quién gana la elección. "Si yo les cuento que la diferencia entre el Frente Progresista Cívico y el PRO es de 0,11 y entre el Frente para la Victoria y el Frente Progresista Cívico y Social es de 1,44, por lo que nosotros suponemos que cualquiera de los 3 candidatos puede ser el ganador en Santa Fe", opinó.

"Hay que esperar los días necesarios para que se haga el escrutinio definitivo y podamos analizar y conocer realmente cuál es el resultado", pidió Fernández.

"Para nosotros lo que es muy auspicioso es la constitución y el resultado de la fórmula (encabezada) por Omar Perotti y Alejandro Ramos, que arrancaron últimos, últimos, últimos, y que, prácticamente, lo que hay hoy es un triple empate técnico, con lo cual para nosotros los resultados son altamente satisfactorios", dijo Fernández.

Además, el funcionario señaló que "el resultado también nos habla que el PRO ha llegado a su techo". "Lo que uno destaca además es que, como un valor ya no subjetivo, sino con la objetividad propia de una elección concluida, es el techo del PRO, del 30 por ciento", señaló.


Bonfatti, el más votado
A diferencia de la paridad en la elección por la gobernación, el actual mandatario de Santa Fe, Antonio Bonfatti, se impuso en la categoría de diputados provinciales con el 40,5 por ciento de los votos, quedando en segundo lugar la lista del Frente Justicialista para la Victoria, que obtenía el 18,7 por ciento. En el tercer puesto se ubicó la nómina de diputados del PRO, liderada por el actual concejal de Rosario Roy López Molina, con 18 puntos.

La lista del Frente Progresista que encabezó Bonfatti cosechó más de 700 mil votos, superando incluso al candidato a gobernador del mismo espacio político, Miguel Lifschtiz, que obtenía 540 mil sufragios.

En tanto, la nómina de diputados provinciales santafesinos del Frente Justicialista para la Victoria que lleva como primer candidato a Héctor Cavallero obtuvo 326 mil votos, de acuerdo al escrutinio provisorio.

El PRO ocupaba el tercer lugar con 314 mil sufragios a favor y más abajo se ubicó el Frente Social y Popular, cuya lista encabeza el periodista local Carlos Del Frade, con 85 mil votos, equivalentes al 4,8 por ciento.

De las siete fuerzas que participaron de las elecciones de hoy en la categoría diputados, la menos votada fue la del Frente Renovador, que lideraba la sindicalista Susana Rueda, ya que cosechó el 3,41 por ciento de los votos y quedó detrás del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT).

De acuerdo a la Constitución provincial de Santa Fe, la fuerza que se impone en la categoría diputados se queda con 28 de las 50 bancas en juego, por lo que el Frente Progresista será la bancada mayoritaria en el próximo período de gobierno 2015-2019.


“La población necesita saber quién ganó”

El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Roberto Falistocco, encargado del escrutinio definitivo de las ajustadas elecciones provinciales, afirmó que desde el miércoles a las 8 se realizará el conteo con la "prudencia y urgencia" que la ciudadanía reclama, pero consideró que dos semanas "sería un plazo razonable". El escrutinio provisorio alcanzó al 95,45 por ciento de las mesas, el 4,55 restante supone un total de 347.

"Vamos a actuar con la prudencia y la urgencia que la ciudadanía reclama. Hay que combinar los dos factores: la urgencia porque la población necesita saber quien ganó y, por el otro lado, la seguridad que tenemos que dar acerca de los resultados", dijo Falistocco, en declaraciones a radio La Red.

El titular de la Corte precisó que el escrutinio definitivo comenzará el miércoles a las 8 y estimó que "es difícil" prever cuanto demorará, ya que será necesario "ver cómo se desarrolla el acto, y si es necesaria la apertura de urnas que hace que se demore el recuento de votos".

"En las primarias nos llevó alrededor de 11 días pero era más complejo porque habí­a muchas más listas. Depende de las presentaciones que hagan los partidos, si las hay", indicó Falistocco, para quien dos semanas "sería un plazo razonable" para que se conozcan los resultados definitivos.

Con el 95,4 por ciento de las mesas escrutadas, el candidato del Frente Progresista Cívico y Social, Miguel Lifschitz, lidera la elección con el 30,69 por ciento de los votos, seguido del postulante del PRO, Miguel del Sel, con el 30,58, y en tercer lugar el candidato kirchnerista Omar Perotti con el 29,25 por ciento de los sufragios.

La reconquista de la Patria Por Rodolfo Edwards *

$
0
0
Megafón, o la guerra es un mensaje encriptado en una botella por un náufrago que porta una doble condición: es poeta y está depuesto. Detrás del Gobernante Depuesto, se encolumnaron el Militar Depuesto, el Cura depuesto, el Juez Depuesto, el Profesor Depuesto y el Cirujano Depuesto. “No quedó aquí ningún hijo de madre sin deponer”, concluyeLeopoldo Marechal, el Poeta Depuesto. La autodenominada “Revolución Libertadora” en realidad fue “Involución Esclavizadora”, puesto que retrotraía al país a las épocas del fraude electoral, del contubernio y el ninguneo a las clases populares que volvían a ser desposeídas de la voz, del voto, de la dignidad. Como en un Ludomatic Fatal, el Pueblo retrocedía todos los lugares que había avanzado durante la Revolución Peronista y la piedra de Sísifo de los dictadores está vez venía cargada de horrores y venganza. “Vea, yo vengo de tan ‘bajo’ y salí a la superficie a través de tantas capas duras como el cemento, que hoy, sólo al recordarlo, me duelen todos los huesos del alma”, se autodefine Megafón, conjurado y dispuesto al combate.

“Queda prohibida la reproducción de imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas pertenecientes o empleados por los individuos representativos de organismos del peronismo.” (Decreto Ley Nº 4161, 5 de marzo de 1956), decían los falsos libertadores. “Perón halló una factoría con clientes rapaces de la picaresca española y dejó una feria de gitanos poblada de estafadores, tahúres y cuenteros del tío”, decía el Profeta Desdichado que escribió un verborrágico insultario para descargar toda su bronca acumulada hacia el peronismo. La historia popular estuvo entre paréntesis entre 1955 y 1972. Dentro de ese paréntesis, la resistencia peronista obró como la cigarra: de las napas profundas de su entierro tuvo el coraje y la ardiente paciencia para volver a ver la luz del regreso de su líder. Y ese regreso del Gobernante Depuesto marca el fin de un modelo narrativo: los relatos de la Resistencia, dentro de los cuales Megafón, o la guerra se constituyó como su cenit literario y litúrgico. El espacio/tiempo de la Resistencia se transformó en una usina de relatos, en máquina significante, en orgullosa y desinteresada gesta, donde afloró una legión de héroes anónimos.

“Muchacho, el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran victoria colectiva que recuerda todo los que parecen muertos en el olvido. Hay que buscar esa botellas y refrescar esa memoria”, le dice el ex mayor Aníbal Troiani, expulsado del Ejército en 1956, a Megafón como programa militante. Y esa “gran memoria colectiva” funcionó como un antídoto eficaz contra las diabólicas astucias del olvido, desafió gallardamente las normativas desaparecedoras (de nombres, de símbolos, de cuerpos). Profético y augural, Megafón, o la guerra es un rayo anticipatorio del estallido mortal de futuros cuerpos reales, despedazados como el mismo Megafón en la noche más larga y más cruel de la Argentina.

Las memorias y los documentos de la resistencia peronista, las acciones emprendidas por sus militantes para desestabilizar el proceso de proscripción y escarnio de las clases populares que se abrió el 16 de septiembre de 1955, encuentran en Megafón, o la guerra una continuidad natural; los hechos reales alimentan la alegoría marechaliana, dotando a sus personajes de un brillo feroz, de una ternura beligerante. Aquel verbo “volver” se sigue conjugando en presente: “Perón vuelve” es una consigna/talismán, ritornello, imaginario de la lealtad y razón de permanencia. Aquellos relatos que evocan tiempos ingratos pero también la dignidad de la lucha popular, se fusionan con las rapsodias de Marechal, configurando una de las mejores y más felices intersecciones entre política y ficción que se produjeron en la literatura argentina. Creer, tener fe, dibujar signos de esperanza en las paredes grises del cinismo, con la empecinada nobleza del corazón que no se rinde, siguen siendo banderas marechalianas que tenemos el honor de llevar en alto.

* Poeta y crítico.

 

Dos finales bien diferentes Por Mario Wainfeld

$
0
0
Río Negro y Santa Fe son diferentes por su ubicación geográfica, por su tamaño, por su historia, sólo para empezar. Los conteos en las respectivas votaciones para gobernador resultaron especialmente disímiles: en Río Negro se supo enseguida quien ganó, por boca del principal vencido. En Santa Fe el trámite abusó del suspenso: fue palo y palo no ya entre dos sino entre tres fuerzas. En la Patagonia no quedan dudas. En Santa Fe será forzoso el escrutinio definitivo para dar por sellado el veredicto popular.

Esta nota se cierra casi a la una de la mañana, con el 93,37 por ciento de los sufragios escrutados. Según ellos, el socialista Miguel Lifschitz retenía la gobernación para el Frente Progresista (FP) a menos de 0,2 puntos porcentuales sobre Miguel Del Sel (PRO) y a un punto y medio respecto del peronista Omar Perotti, del Frente para la Victoria (FpV).

Perotti anunció que es preciso esperar al escrutinio definitivo para anunciar un resultado certero, el jefe de Gobierno Mauricio Macri (PRO) se pronunció en igual sentido. Son planteos razonables y sistémicos.

Esta columna se escribe sobre la data existente reconociendo la ínfima estrechez de las cifras que tornan imperioso el escrutinio definitivo, siempre pertinente desde el punto de vista legal. El final queda abierto.

- - -

Cabeza a cabeza desde hace años: Si se ratifican los números mencionados, los socialistas llegarán a tres mandatos seguidos en Santa Fe. Hace cuatro años el actual gobernador, Antonio Bonfatti, peleó palmo a palmo con Del Sel.

En esa ocasión, el FP obtuvo el 38,7 por ciento de los votos y el PRO 35,2 por ciento. O sea, ambos bajaron marcadamente ayer.

Los socialistas festejaron y respiraron hondo. Todas sus posiciones estaban jaqueadas, en la única provincia que gestionaron en su larga historia.

El ex Midachi los había superado en las Primarias Abiertas (PASO) y su candidata Anita Martínez estaba muy bien posicionada para la intendencia de Rosario, que el socialismo tiene como bastión desde hace 24 años. En definitiva, la intendenta rosarina Mónica Fein fue reelegida con una diferencia más generosa que la que consiguió Lifschitz: cabe estimarla indescontable.

- - -

PROs y contras: Dejemos de lado, de momento, el análisis sobre las características del hombre del PRO. El escenario provincial, si hubiera prevalecido, insinuaba riesgos severos de ingobernabilidad. Del Sel atrae muchos votos pero su atractivo no se contagió a los candidatos PRO al legislativo local. Tal vez se deba a defectos de su construcción política o a diferencias de carisma o a que la boleta única “juega” a favor del candidato vistoso y contra las estructuras partidarias. Por lo que fuera, es tremenda la asimetría entre lo acumulado por PRO a nivel ejecutivo y el legislativo.

Del Sel es un fenómeno político en ese territorio, se mantuvo vigente durante años, más allá de su estilo chocante... o quizás por él. Su acumulado es notable y, tal vez, una buena señal para el partido de Macri con relación a las elecciones nacionales. Pero lo de ayer puede ser más que un mal trago: una derrota porque los macristas se percibían (y eran percibidos por muchos de sus contrincantes) como ganadores de otra provincia. Una más, aparte de la Ciudad Autónoma.

Las elecciones, en un punto, son como las finales de fútbol: perder es siempre perder así sea por goleada, por un gol o en definición por penales. Se reitera, por penúltima vez: el recuento definitivo será necesario y también emocionante.

- - -

El tercero que ya ganó: Para el FpV el resultado fue formidable, un batacazo. Lo seguirá siendo aunque no variara más adelante.

Perotti confirmó sus vaticinios: el FpV fue el único competidor que creció desde las PASO. Les mordió los talones a los favoritos, rebasó largamente el techo del kirchnerismo santafesino desde hace muchos años.

Tardía fue la “instalación” de Perotti, imponente su crecimiento en dos meses. Los contrafactuales son solo especulaciones pero queda un gran duda acerca de cuán alto podría haber llegado con una campaña más aceitada desde el vamos.

- - -

Río Negro, una nueva legitimidad: Weretilneck fue revalidado por el pueblo de Río Negro. Computados más del noventa por ciento de los votos, se alzaba con más de la mitad y alrededor 20 de puntos porcentuales de ventaja sobre el peronista Miguel Pichetto (FpV). Un caudal propio envidiable, una goleada al segundo.

La legitimidad electoral del gobernador es indiscutible tras una curiosa trayectoria en la que intervino el azar o por mejor decir una tragedia familiar. Es sabido que, cuatro años atrás, Weretilneck llegó a ser vicegobernador cuando Carlos Soria (FpV) primó en la respectiva votación. Soria fue asesinado por su esposa a veinte días de asumir. Weretilneck, un aliado del FpV, quedó a cargo y prácticamente gestionó durante todo el mandato. Con el tiempo se fue alejando de Pichetto y enfrentando con él. Esa puja se emparentó con su distanciamiento del gobierno nacional.

En el breve momento cenital del Frente Renovador del Sergio Massa, Weretilneck se declaró su aliado, aunque los diputados nacionales que le son afines no concretaron pactos en el Congreso nacional. La entente (confusa e imperfecta) se deshizo con velocidad: el gobernador compitió ahora con lista propia, sin padrinazgos nacionales.

Así las cosas, es dueño de su éxito, que le concede una legitimidad de origen que no tuvo en 2012, cuando asumió como derivación de un hecho ajeno a la lógica política. Ninguna coalición nacional puede adjudicarse el mérito.

- - -

Bipartidismo en merma: Río Negro fue un bastión radical: desde 1983 hasta 2011 todos sus gobernadores fueron hombres de la UCR. Soria les arrebató la hegemonía, para festejo del FpV en un año jubiloso. Nada duró el FpV en el poder, si bien se mira.

Pichetto quiso torcer la tendencia en 2007, cuando enfrentó al radical Miguel Saiz, que lo superó por un margen mucho menos rotundo que el de ayer.

Era el momento de la gran alianza entre peronistas y radicales, la Concertación que armó el presidente Néstor Kirchner y que tuvo breve vida. Pichetto renegó en esa época porque a su ver no lo ayudaron “desde Buenos Aires” frente al flamante socio de una coalición nacional.

Ahora fue por su oportunidad y contando con un amplio apoyo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Lo agradeció en su racional discurso asumiendo la derrota y adjudicándosela en exclusividad, como debe ser.

El radicalismo, que fue taita por casi treinta años, salió cuarto lejos, con algo así como el tres por ciento de los votos. Horacio Massaccesi, el candidato, fue gobernador reelecto entre 1987 y 1995 y hasta candidato a presidente en ese año. Quién te ha visto y quién te ve.

El signo partidario de la provincia, pues, cambió sideralmente en contados años, con la intromisión de eso que llamamos imprevisto, azar o destino.

- - -

Lo que va pasando: La participación en ambos distritos superó el 75 por ciento del padrón, una cifra que expresa alto grado de participación ciudadana, como es habitual.

Ya se pronunciaron cuatro provincias, antes le tocó a Salta y Neuquén, donde ganaron los gobiernos actuales. Desde ya, “la gente” elige distinto en instancias provinciales, municipales o nacionales. No es sensato extraer conclusiones axiomáticas o muy extensivas.

De cualquier manera, se pueden resaltar señales sugestivas. En todas se mantienen competitivos o ganadores los oficialismos locales, una referencia que algo expresa acerca del estado de ánimo general de los ciudadanos. Esa firmeza es la tendencia dominante en los territorios desde 2003. Los que gobiernan tienen ventajas comparativas en una etapa que, cabe inferir, las sociedades leen como buena o aceptable.

Los cuatro distritos están al mando de partidos diferentes, el FpV solo controla Salta. En general su acumulado local fue muy alto, comparado con el de ocasiones anteriores y cercanas. Río Negro puede ser excepción, dejando a salvo que Weretilneck no lleva los colores de ninguna fuerza nacional.

Río Negro tiene gobernador seguro. Santa Fe parece que eligió el suyo por un pelito pero deberán volver a sumarse los votos.

Una nueva jornada democrática, serena y con participación masiva jalonó el camino a las decisivas elecciones nacionales de agosto y octubre que están al caer.

mwainfeld@pagina12.com.ar
 

 

Recuperar la historia, a 60 años del bombardeo Por Martín Piqué

$
0
0
Bautizada "1955: golpean la Casa", el martes se inaugura la muestra que recuerda el bombardeo a la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, con documentos históricos, robados entonces, donados después, expuestos ahora para todos.

Los dictadores, los golpistas, los que están dispuestos a todo con tal de derrocar un gobierno, incluso a bombardear una plaza pública llena de civiles, también cuidan sus espaldas. Porque los giros de la historia son imprevisibles. Y porque los derrocados de hoy pueden ser los que regresen mañana, con legitimidad proveniente de las urnas y ansias de justicia. La Argentina tiene varios ejemplos de esa tradición burocrática que consiste, invariablemente, en no dejar pruebas documentales de las acciones cometidas, en su mayoría delitos gravísimos, en el marco de una dictadura o durante el desarrollo de un golpe de Estado que finalmente fracasa. Y éste es uno de esos casos.

Según consignó Tiempo Argentino, el próximo martes se cumplirán 60 años de los bombardeos que la Aviación Naval realizó sobre la Casa Rosada y las áreas circundantes del centro porteño. La sangrienta rebelión de la Marina no logró su objetivo –matar a Juan Perón y liquidar a su gobierno- pero sí terminó con la vida de 308 argentinos, según la investigación realizada por el Archivo Nacional de la Memoria y difundida en 2009 por iniciativa del fallecido ex secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.

El sangriento costo en vidas que tuvo la rebelión resultó en un principio difícil de dimensionar. Muchos de los pilotos huyeron al Uruguay, y tras la quema de las iglesias, Perón quiso frenar la conmoción. El número de muertos se publicó –parcialmente- en los dos días subsiguientes. Luego, por sugerencia oficial, el drama fue desapareciendo de los medios. Sí hubo un registro minucioso de los daños materiales que produjeron las bombas y la metralla. Sobre todo en la Casa Rosada y edificios cercanos. La Casa Militar elaboró, semanas después del intento de golpe, un minucioso informe técnico sobre el estado en el que había quedado la Casa Rosada. En el documento también se precisa cuántos muertos hubo entre el personal civil y militar que defendía la sede del Ejecutivo. De 85 páginas, el informe detalla a través de un anexo basado en fotografías, croquis y planos hechos a mano los efectos de las ráfagas de ametralladora pesada, más las bombas de 50 y 100 kilos arrojadas.

El informe de la Casa Militar da cuenta de la lista de bajas entre las fuerzas leales y los civiles armados que defendían a Perón y su gobierno desde adentro de la Casa Rosada. Fueron 12 muertos -9 granaderos, 2 soldados de otros regimientos y un civil- y 55 heridos. La documentación comprometía a los organizadores: la sublevación había sido organizada por el contraalmirante Toranzo Calderón y el vicealmirante Benjamín Gargiulo (quien se suicidó el mismo 16 de junio) pero también por el entonces Ministro de Marina, el contralmirante Aníbal Olivieri.

Miembro del gabinete de Perón, Olivieri no tardó en ser acusado y terminó siendo juzgado ante el Tribunal del Consejo Supremo de las FF.AA. ¿Quién se encargó de su defensa en aquel juicio militar? Isaac Francisco del Ángel Rojas, quien se convertiría –tres meses después- en el jefe operativo del golpe de Estado que sí logró derrocar a Perón.

Tras el golpe de septiembre de 1955, Isaac Rojas se convirtió en vicepresidente provisional del nuevo gobierno –asumió Eduardo Lonardi- en paralelo a su rol de comandante en jefe de la Armada. Lo que pocos saben es que Rojas, al asumir su nueva función en la Casa de Gobierno, se llevó varios documentos muy sensibles, algunos como botín de guerra: se apropió del original de las actas constitutivas del Partido Peronista y del original de las actas de conformación de la Rama Femenina. Pero también del informe técnico que había preparado la Casa Militar meses antes.

Ese material permaneció en su poder hasta que, tras su muerte, su familia lo donó al Archivo General de la Armada. Los papeles luego pasaron al Departamento de Estudios Históricos Navales (DEHN) hasta que, en 2012, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, y la directora del área de Derechos Humanos de esa cartera, Stella Segado, resolvieron que todos los documentos de interés público encontrados en el archivo personal de Rojas fueran publicados en el sitio web www.archivosabiertos.com y pasaran a formar parte de una muestra sobre los bombardeos de junio de 1955. “En el despacho que era de Perón y donde hoy está Cristina cayeron tres bombas. Y en lo que entonces era el Servicio de Informaciones, 20. Rojas se llevó cosas de los distintos lugares por los que pasó, como botín de guerra”, comentó Segado en diálogo con Tiempo.

Bautizada “1955: golpean la Casa”, la exposición será inaugurada el próximo martes, en el Museo del Bicentenario, por la propia presidenta Cristina Fernández. El documento robado por Rojas y devuelto por sus familiares será la pieza fundamental.

iNFO|news

INDIO SOLARI y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado - La Peícula...

ARTE DE ULTIMAR Voto y vuelvo

$
0
0
Por Juan Sasturain
A las diez y media, la mañana del domingo resulta más simplemente fría e irremontable que electoral. Con cuidado de no despertarla, él se levanta de la cama como quien se baja de un caballo incómodo y mañero tras un largo viaje. Va a la cocina. Olvidados sobre la mesa, el Rosario/12 y La Capital de ayer exponen candidatos que hacen piruetas de última hora y primera plana. El toma tres mates mirando un carguero lejano, la luz en puntas de pie sobre el río tras los cristales del balcón terraza. Piensa en su vida escorada, en el naufragio universal, y se declara clínicamente deprimido. La idea de viajar hasta Fisherton equivale a ir de rodillas a Luján, a Lourdes, mejor.
Vuelve a la pieza, a Caro, a la cama revuelta. Hace tres meses que duerme allí y parece ayer que tomó a esa mujer y a esa plaza y media por asalto:
–¿Y si no voy? –le pregunta a la espalda joven de ella.
–Andá, sé ciudadano –murmura Caro sin obligación inmediata, cómodamente instalada en la almohada y en pleno centro de la Chicago argentina. Total, ella vota a la vuelta.
–Debería haber hecho el cambio de domicilio –admite él.
–Pero no lo hiciste. Ni siquiera te mudaste del todo –contesta ella sin volverse.
Es cierto. Ella le hizo espacio en sus cajones y el placar, lo ayudó a vaciar el bolso con que él volvió una noche con el cepillo de dientes, la compu y un par de fotos de chicos despeinados que se le parecen y que ahora están sujetos con chinches junto a un precario dibujo de Bob Esponja y un par de extraños guerreros del espacio dedicados a Papá. El resto de sus cosas sigue allá, en Fisherton.
El se inclina sobre la almohada, besa a Caro en la comisura de los labios, se disculpa, se aparta sin esperar respuesta.
–Voto y vuelvo –dice mientras se pone el abrigo con entretela acolchada, regalo en otro otoño y de otra mujer.
–Eso espero. ¿Dónde votás?
–Donde siempre, supongo.
–La escuela de tus pibes.
–Sí.
–¿Y ella?
Para hacer esa pregunta ha abierto un ojo, un ojo hermoso, piensa él pero no se anima a decirlo.
–No sé dónde vota ella.
–¿No le preguntaste?
–No he hablado con ella. Hace quince días que no hablo con Silvina.
–Ese es el problema.
Caro deja la frase como un epitafio y se dispone a seguir durmiendo.
El dice “te quiero” desde la puerta y le responde un rumor entre almohadas que no entiende ni pregunta.
Sale despacio, como para que se note que no quiere ir.
Todo resulta menos dramático de lo que temía. Aunque el presidente de la mesa 3562 resulta ser el vecino despistado del 4to B que le pregunta por su mujer y sus chicos, y la fiscal de uno de los partidos, una amiga de la mejor amiga de Silvina, que mira su DNI como si fuera un certificado de mala conducta. Sin embargo, va y vota.
Al salir, es casi mediodía. Camina por la vereda de la escuela, va a cambiar de vereda, vacila, finalmente cruza la calle, se acerca a un edificio de departamentos y toca el timbre de un 9no C que ya no le pertenece.
Atiende ella.
–Vengo a buscar mis cosas, Silvina –dice él de un tirón.
Hay una pausa más o menos larga.
–Subí. Pero antes quiero que hablemos de algunas cuestiones –dice ella finalmente.
–¿Están los chicos?
–Claro que no... No tengas miedo, cagón.
–No tengo miedo. Es que estoy apurado.
–Ah... Encima, apurado. Mejor andate, entonces.
El se aparta del portero eléctrico como si le quemara y retrocede. Después de unos segundos vuelve la voz de ella, que lo busca infructuosa:
–Y seguro que votaste a ese payaso impresentable... No tenés vergüenza.
–No. Oíme, Silvina... –murmura, de lejos ya.
–No te quiero ver más por acá, ¿sabés? No te quiero ver más.
Pero él no la oye. Ya votó y se vuelve, cruzó de vereda espantado.
Una vecina del primero, en cambio, que regresa, alcanza a escuchar el rumor, una puteada, un último sollozo en el portero eléctrico y se queda esperando hasta que el clic final la decepciona.

› OPINION El desafío kirchnerista

$
0
0
Por Eduardo Aliverti


Si es por hechos de impacto noticioso coyuntural, la semana que terminó ofreció material considerable, incluyendo los resultados de ayer en Santa Fe y Río Negro. Pero entregó mucho más como síntoma de que los retos políticos principales están crecientemente consolidados.
El paro del martes volvió a anclar en las reivindicaciones del anterior, con la exigencia de modificar el mínimo no imponible para trabajadores de mayores ingresos –que, siempre es bueno recordarlo, con suerte llegan a ser un 10 por ciento del universo de registrados en blanco– y una serie de vaguedades cualunquistas. Tuvo el agregado insólito de reclamar por paritarias libres, justo cuando la inmensa mayoría de los gremios ya había acordado sus convenios colectivos. Y quepa destacar en ello el logro de los bancarios, que consiguieron atar un plus al balance de las entidades financieras. La ausencia de transporte público también volvió a disfrazar la medida de fuerza con rango de huelga general, en una interpretación alocada que no creyeron ni sus convocantes. La propia prensa opositora juzgó la presión sindical como una maniobra casi desesperada, inercial, a fin de mostrar una mínima y última potencia en la apoyatura a Sergio Massa por parte de caciques que se ven desamparados. De todos modos, ese o cualquier análisis duró un santiamén, porque al rato apareció Luis Barrionuevo, quien junto a Elisa Carrió insiste en parecer uno de los jefes de campaña del kirchnerismo, a decir que con los militares estábamos mejor. La irrupción del adefesio llevó a la consecuencia natural de que el periodismo oficialista se hiciera una fiesta, y el opositor guardara violín en la bolsa donde Barrionuevo tendrá guardado lo que debe dejar de robarse para que el país salga adelante. Allí concluyó toda pretensión de trascendencia de los convocantes a un paro que, de vuelta, careció de acto, de manifestantes y de reclamo a las patronales. Curiosas centrales obreras, que sólo le hacen huelga al Estado. Gracias si quedó sitio para una plácida visita de Hugo Moyano a su señal de cable amiga, y hasta más ver. Dicen que puede haberles quedado la esperanza de conseguir algún hueso en las listas candidateables de Diputados. Suena difícil.
La expectativa, a esa altura, ya estaba concentrada en el anuncio de Massa sobre su continuidad o no como postulante presidencial. Despreciado por Mauricio Macri y presa de errores que admitió aunque atribuyéndolos a su carácter de político virginal, sólo interesado en la unidad de Disneylandia, los datos son coincidentes respecto de que Massa aguardó todo lo que pudo el gesto macrista que nunca llegó. Incluso, al comunicar su decisión de continuar como candidato, guapeó contra Daniel Scioli aludiéndolo nuevamente cual obediente lorito cristinista, pero apenas esbozó una crítica indirecta contra Macri. Se alientan entonces las desmentidas versiones de que siguen negociando por debajo de la mesa, ya bajo esa alquimia de un massismo sin Massa que consistiría en colar, mediante algunas listas bonaerenses del PRO, a la escasa tropa todavía no fugada. ¿De cuántos votos se estaría hablando si eso se concretase, visto el estallido entre la tropa del ex presidenciable? Roscas de pago chico que no alcanzarán para disimular el derrumbe veloz y estrepitoso de quien, hasta hace dos años y menos también, fue soñado y erigido como la gran esperanza blanca. Puede que asista la razón a dos puntas. Al parecer, sea que aspira a ganar o que ya se resignó a la invencibilidad pasajera del peronismo, Macri se asienta mostrándose “ortodoxo”, seguro de que le conviene vender la imagen inflexible de una nueva derecha descontaminada. Y Massa, quien recién cumplió 43 años, tendrá la chance de contar porotos completamente propios, por más escasos que vayan a ser, para, primero, hacerlos jugar como mejor le plazca y, después, en el inicio de la reconstrucción de su figura. Llegado el caso, no le faltará oportunidad de volver a conseguir sponsors mediáticos y del círculo rojo en general.
En el oficialismo, los avatares son bastante más complejos en su sentido de profundidad ideológica. El miércoles pasado, en la presentación del libro El futuro del kirchnerismo, de Eduardo Jozami, se escucharon algunas definiciones de fuerte valor conceptual que fueron muy bien sintetizadas en la crónica que la colega Ailín Bullentini efectuó para este diario. El autor, quien busca lugar en Diputados como una de las personalidades más destacadas e irreprochables del mundo progresista, habló de la urgencia ante el proceso electoral y del temor de que se “encumbre en la Presidencia a un candidato que no garantiza la continuidad de este proyecto”. Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, donde se produjo la actividad, dijo que el libro es una reflexión sobre el vuelo fantasmal que sufre el kirchnerismo: “la cuestión Scioli”. El politólogo Edgardo Mocca resumió el brío del texto bajo la pregunta de si el kirchnerismo es una nueva identidad política popular o una nueva vuelta de la rueda peronista. Y la ex diputada Cecilia Merchán lo contestó, en parte, al señalar que el kirchnerismo ha generado en efecto una fuerte identidad política, pero no una organización política que esté a la altura de esa identidad. Merchán apuntó además que “no queremos un gobierno de Scioli”, pero a la vez aseveró que la identidad kirchnerista seguirá como tal “dentro o fuera del Estado”.
Es quizás en ese último criterio donde se juega la porción decisiva, o mayor, del futuro de mediano plazo. Está claro que la derecha ha conseguido con Macri una candidatura que en los papeles es aglutinante, aunque quedará por comprobar si los restos del radicalismo irán en masa hacia esa opción o si a último momento regirá alguna dosis de vergüenza histórica, llamémosle, capaz de impedir la rifa completa de esa tradición progresista que la UCR supo mantener en algunas etapas y con ciertas jefaturas o referencias. Sería esperable lo segundo, que en la provincia de Buenos Aires puede encontrar refugio en Margarita Stolbizer y, aun, en votos K de los segmentos menos gorilas, seducidos por el liderazgo que seguirá ejerciendo Cristina más allá del papel candidateable, o no, que resuelva presentar hacia octubre. El kirchnerismo, en cambio, llega a las elecciones con candidatos presidenciales que no representan lo mejor de su espíritu disruptivo, y sufre un fuerte debate interno que será más intenso todavía si, como indican hasta hoy absolutamente todos los sondeos, el vencedor de las primarias resulta Daniel Scioli. En esa variante, que estaría precedida por el entornismo de Casa Rosada al designar vice, aspirantes parlamentarios y referentes territoriales, se profundizará la polémica en torno de cuánto servirá rodear lo más posible a una figura que habrá surgido por descarte y nunca por convicción. Nadie tiene la respuesta segura, sencillamente porque no la hay ni podrá haberla mientras los hechos sean incomprobables. Conducir desde afuera, amparado en el pretexto de que el candidato es el proyecto como si los nombres no contaran, es cosa bien distinta que hacerlo desde el ejercicio del poder. Hay un sinnúmero de alternativas probables, empezando por la presión que desplegarán los grupos económicos para retomar algunos privilegios perdidos, que impiden pronosticar con certeza absoluta cómo reaccionará un conservador entornado. Sí parece estar fuera de duda la capacidad kirchnerista para haber construido esa identidad que, por si fuera poco, termina su gestión con una popularidad de Cristina tan impresionante como imbatible, Durán Barba dixit. Es desde esa base que se verá si alcanza con cercar por los laterales. O si será necesario que el kirchnerismo se disponga, más temprano que tarde, a constituir la organización que le falta sin depender de unas estructuras clásicas del peronismo, ora tránsfugas y ora corruptibles según acaba de ratificarlo el alucinante mercado de pases en las filas de Massa. Por ahora, es lo que hay. Tampoco puede perderse de vista, para ser obligatoriamente reiterativos y justos, que la conducción de este modelo reparador, con tanto de energía como de improvisación, era con dos. Uno se murió demasiado antes de tiempo. Si viviera, valga lo contrafáctico, no estaría deshojándose margarita alguna. No habría en el espacio K la consistente depresión de que ya no será lo mismo. Y quien quedó no puede ser reelecta. Por lo pronto, sin embargo, la buena noticia es la significación de que, al que sea, le resultará bien difícil dar marcha atrás con las pequeñas, medianas y enormes conquistas de estos doce años. No bastarán el odio, ni la timidez, ni la farandulización de la política, ni como se le quiera llamar a una corriente adversa, para torcer lo alcanzado así nomás.
En el cierre de su columna de esta semana referida a los miedos del poder económico y sus medios (www.presmanhugo.blogspot.com), el periodista Hugo Presman da en el clavo, sobre este desafío, al citar la sentencia de Arturo Jauretche acerca de que los pueblos deprimidos no vencen. Que nada grande se puede hacer con la tristeza. Y que se ignora que las mayorías no odian. Odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría mientras perder privilegios provoca rencor.

› OPINION De candidatos y vices, que sí importan

$
0
0
Por Mempo Giardinelli
Aunque muchos creen que no es lo importante, ya se están anunciando los candidatos a la vicepresidencia para las elecciones nacionales de octubre.
Elegidos por los partidos o por los precandidatos al cargo mayor, la tensión empieza ahora porque finalmente la ciudadanía va a votar binomios presidenciales. Y esa tensión, que también calienta el panorama político, deja en claro que en la democracia sí importan los vicepresidentes.
La historia argentina está llena de casos, por lo menos desde que Alejandro Gómez acompañó a Arturo Frondizi en 1958 para luego protagonizar una sonada y traumática renuncia. En 1976, María Estela Martínez sucedió a su esposo Juan Domingo Perón y lo que siguió fue un horror. En octubre de 2000 Chacho Alvarez renunció a suceder a Fernando de la Rúa en medio de un escándalo, y esa falta de vice fue parte del sainete de los cinco presidentes de diciembre de 2001. Y más recientemente, ninguna decisión vicepresidencial kirchnerista estuvo exenta de conflictos: Daniel Scioli tuvo serios choques con Néstor Kirchner, quien como se dice en algunas familias debió ajustarle las clavijas; Julio Cleto Cobos traicionó, podría decirse, dos causas: la radical primero y la kirchnerista después. Y Amado Boudou sigue siendo un problema para CFK, más allá de cómo termine su actual calvario judicial.
Es más que evidente que en la Argentina la vicepresidencia no es un cargo menor ni decorativo. De ahí que importa muchísimo prestar atención a los vices que eligen los aspirantes al así llamado sillón de Rivadavia.
Para las primarias de agosto y por el lado derecho, podría decirse, el Sr. Mauricio Macri viene dando claras señales de que, acompañado por los señores Frigerio, Michetti o Bullrich, su vice será porteño y de su palo, cerrando así una fórmula de espaldas al enorme país que somos. El Sr. Ernesto Sanz ha elegido a un joven economista de 41 años, neoliberal neto y reconocido por posteos en tuiter como el que exhortaba a perseguir guanacos. Y el ladero de Elisa Carrió será el Sr. Héctor “Toty” Flores, ex piquetero, ex diputado nacional y ex peronista que trabajó para el casamiento de la varias veces candidata con el macrismo.
Por el lado del FpV heterodoxo, por llamarlo de algún modo, las cosas también empiezan a aclararse. En reiteradas y machaconas notas periodísticas (que hoy sustituyen a los organismos partidarios), parecen estar en oferta dos posibles acompañantes para el gobernador bonaerense: su colega sanjuanino José Luis Gioja por un lado. Su colega salteño Juan Manuel Urtubey por el otro. Más a la derecha no parece haber candidatos.
Enfrentado a él dentro del FpV, y encarnando lo que podría llamarse ortodoxia kirchnerista, Florencio Randazzo dio señales claras la semana pasada. El vice que “le gustaría”, dijo, es el gobernador chaqueño Jorge Capitanich. Claro que declaró enseguida su lealtad a la Presidenta, dijo “hay que esperar” y aseguró “acatar la decisión de Cristina”.
Al respecto, en algunos mentideros de la política los hasta ahora nunca declarados deseos de CFK dan lugar a todo tipo de apuestas: no le disgustarían ni Capitanich ni el ministro Axel Kicillof, pero su tantas veces equivocado dedo hace dudar para dónde apuntará ahora.
Por el lado del Sr. Sergio Massa, que se ha reprogramado como candidato luego de innumerables desplantes y ofensas por parte del elenco que lo ensoberbeció durante meses, tampoco le es fácil definir un vice. Roberto Lavagna se negó y algunos exagerados insisten en el aceitoso presidente de la Corte Suprema, Dr. Lorenzetti. Lo que se sabe es que le ofreció la vice al gobernador cordobés José Manuel de la Sota, quien también le dio un portazo en la cara. Y las caras habrán de verse ambos en las PASO, por el momento sin vices a la vista.
La Sra. Margarita Stolbizer ya anunció que su ladero será “un socialista”, y a la hora de poner nombres suenan los de Hermes Binner y Antonio Bonfatti. Y en las carpas del eterno Sr. Adolfo Rodríguez Sáa, chismosos habituales dicen que lo acompañaría el inefable Pino Solanas o un sindicalista de las barras de Hugo Moyano. Y en cuanto a la dizque izquierda organizada argentina, si existiera tal cosa, por ahora irá a primarias con dos listas. La del PO la encabezan el previsible Sr.José Saúl Wermus, políticamente “Jorge Altamira”, y el Sr. Juan Carlos Giordano. La del PTS sería integrada por los diputados Nicolás Del Caño y Myriam Bregman.
Como se ve, no es sencillo el panorama y es enorme lo que está en juego. Por eso muchos no entienden el cerrado silencio de la Presidenta frente al discurso anodino de Scioli –elemental, de frases hechas, sin audacias conceptuales– y al por momentos muy agresivo de Randazzo. Los dos tienen capitales: éste la gestión ferroviaria y antes la de documentos; aquél no haber destacado por escándalos o corrupciones sonoras, lo que no es poco mérito en estas tierras. Maestro en hacer la plancha, según algunos, tampoco deja obras memorables y hay quienes dicen que “Clarín ya lo compró, y si todavía no, será después que gane, si gana”. Quizás por eso su esposa dijo la semana pasada en La Voz del Interior (el Clarín cordobés) que si llega a la Presidencia, “Daniel con el kirchnerismo se va a llevar bien”. Toda una definición.
Que quizás explica la curiosa estrategia de La Cámpora, que intenta ser aún más astuta que el tero. Si el emblemático pajarito criollo canta en un lado y pone los huevos en otro, la estrategia camporista parece ser cantar y poner huevos en los dos. Por si las moscas.
Sin embargo, lo que para muchos no se explica es la firme neutralidad de CFK en esta puja, aunque es obvio que así se garantiza seguridad jurídica futura, cuando sea bombardeada por todos los odiadores que desatarán sus furias por los muchos intereses y negocios que ella y su gobierno afectaron.
Lo cierto es que por ahora su no declarada preferencia por Randazzo, ministro y cofrade de la Casa Rosada, mantiene todo en suspenso. Aunque si es verdad, como parece, que ella y el kirchnerismo duro prefieren al de Chivilcoy y no al ex motonauta, no faltan los que se entusiasman pensando que, de ser llamados, los votantes que hoy la ponen arriba en todas las encuestas inclinarían masivamente la balanza.
Pero la Argentina es un potro siempre demasiado chúcaro.
Viewing all 29049 articles
Browse latest View live