La pregunta en realidad debe ser ¿Para esto hiciste la Alianza? ¿Para perder una interna abierta que se sabía de antemano que se perdía, para ser minoría de un gobierno que por ende sería más de lo mismo y huir en el 12, con la cara en alto y la responsabilidad política por el piso? El honestismo es la fase superior de la antipolítica. Irrumpe cuando a un pueblo le han quitado esa herramienta vital para operar sobre su presente y su futuro. Una sociedad sin política está destinada a elegir Ceos que recurrirán a cualquier metodología con tal de llevar adelante el programa de los mercados, como sin ir más lejos coimear para sacar la “flexibilización” laboral, y ante esto no hay defensa, el honestismo es apenas un consuelo para almas puras que no incide en el curso de los acontecimientos y por ende termina operando como una suerte de complicidad por el absurdo. Chacho se fue y salvó su ropa, pero los argentinos que votaron a De la Rúa por él y las banderas del Frepaso quedaron engrampados hasta las manos y padeciendo un gobierno que el vicepresidente había convocado a votar. He aquí el resultado de la antipolítica, he aquí su sino inservible: 13 años después los argentinos tienen ante sí la evidencia de que lo que no se pelea desde la política jamás se los gana en la justicia. Chacho renunció porque su incapacidad de construcción política lo transformó en un muñequito de torta que decoraba la presidencia del senado donde sólo podía ver pasar los negociados pero sin fuerzas para interceder, por eso entendió que la renuncia era el menos malo de los caminos y procedió en consecuencia. El error es anterior, es haber creído que con ir los jueves a Hora Clave bastaba para construir una fuerza política distinta; fue pensar que la Convertibilidad podía sobrevivir con una gestión menos corrupta y luego ver que la coima era medular en la lógica de sostenimiento de ese esquema. La Convertibilidad fue el triunfo arrollador de los mercados sobre los argentinos, a quienes convenció de que la única salida era su programa y el Frepaso fue el placebo para esa Argentina bien pensante a la que ahora se le cagan de risa en la cara. No nos sirve que Chacho pueda subirse a un bondi y no lo puteen. Nos hubiera servido otra gestión, otra postura, nos hubiera servido que no nos abandonara, porque cuando uno elige gobernantes está empoderando a unos tipos para que metan las patas y las manos en el barro y en la mierda y nos conduzcan a terrenos en mejor estado. Claro que esto es invisible en conciencias tomadas por ese discurso de la antipolítica que aborda los problemas del país en términos de honestidad y transparencia. Es que los sectores que por décadas formatearon un sistema inmundo son los mismos que desde la prensa, la escuela, el foro y el púlpito le hicieron creer a muchos bienpensantes que con dirigentes honestos -como Chacho- alcanzaba… Contámela ahora…
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