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Channel: memoria identidad y resistencia
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“Encontramos en el arte una herramienta para poder expresar lo que es pasar por la cárcel”

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Entrevista con Luis “el Chino” Sanjurjo, quien coordina el taller “En los bordes andando”, donde implemtan acciones culturales y artísticas con los reclusos de las cárceles de Ezeiza y de Marcos Paz. http://2.bp.blogspot.com/-pT1DZwzNV3M/UqNzpaXgiSI/AAAAAAAAFCY/0qfLpuhMqXU/s1600/3.jpg Por Juan Ciucci AGENCIA PACO URONDO: En principio contanos un poco del proyecto. Luis “el Chino” Sanjurjo : El taller “En los bordes andando” comenzó hace cinco años, en agosto de 2008. Es un taller de expresión que se transformó en un proyecto social, artístico y cultural. Es social porque estamos tratando de construir un colectivo de mujeres y de pibes privados de su libertad, y que se organizan para sostener el espacio. Afuera estamos experimentando para tratar la continuidad, no tanto del taller, sino de una red de experiencias que puedan contener el después de la cárcel. Decimos que es artístico porque encontráramos en el arte una herramienta para expresar, decir cosas de lo que va sucediendo en su experiencia. Lo que es pasar por la cárcel. Y cultural porque parte de los resultados, de las búsquedas, producen una lucha cultural contra ciertas ideas y representaciones de una persona privada de su libertad. Lo que lleva a la extensión de la condena de una persona que cometió un delito. Que tuvo que pasar por el proceso judicial donde ha sido condenado, ésta debe terminar una vez que la cumple. No debería suceder que culturalmente la sociedad siga condenándolo. En el taller empezamos con lecturas de textos literarios, filosóficos. Que fue encontrando la necesidad de darle un resultado a ese trabajo, y ahí salió la revista ELBA, que es la abreviación de En los bordes andando. Hoy presentamos el número 7, dedicado a las pasiones, se publica el trabajo de todos los que quieren contar algo. Puede ser una reflexión de una lectura, de lo que cada uno hace. El taller recorre los bordes de lo que es esta institución, que es la cárcel. De generar caminos por las grietas que hay. APU: ¿Cómo llegan a Marcos Paz? LS: El taller comenzó en la biblioteca de la Cárcel de Mujeres, la Unidad 31 de Ezeiza. Llegamos acá porque uno de los pibes escuchó que funcionaba el taller, le llegó una revista, y empezó a pedir que se hiciese acá. Justo se dio la oportunidad, y hace casi 5 años que estamos acá. Nació a partir de la convocatoria de una compañera que trabajaba en el Ministerio de Justicia, que tomó la iniciativa de Liliana Cabrera, que es una poetisa reconocida. En el documental Lunas cautivas, en una parte se habla de su vida. Es una experiencia que se inscribe como una política de Estado, puede parecer como un lunar… pero es lo problemático de este tipo de instituciones. Nos sentimos parte de un proyecto que tiene que ver con la inclusión, la búsqueda de generar la igualdad de oportunidades, de acceder a la cultura, de herramientas que les sirvan para contar sus historias, y a partir de ahí al arte. APU: ¿Cómo ven el futuro del proyecto? LS: Bueno, la cárcel es un espacio complejo, nosotros tenemos expectativas desde hace unos años, nuestra convocatoria tiene que ver con un cambio de mirada de cómo tiene que gestionarse una cárcel. Hay una perspectiva desde los derechos humanos de intervenir y generar una práctica concreta que tenga que ver con la igualación de oportunidades y la restitución de las voces para contar las propias historias. Nunca fue fácil, en la cárcel lo que se ve son las problemáticas de los barrios exacerbadas: los fenómenos de exclusión, de violencia. Sucede que también es una institución complicada, violenta dentro de su concepción, sin embargo con decisión política creemos que se pueden cambiar algunas cosas. La cárcel es una institución que en un plano teórico podemos decir que no estamos de acuerdo, pero en un plano realista, esa discusión puede llevar mucho tiempo pero entretanto está la vida de un montón de pibas y pibes, hay que ocuparse de lo que es la cárcel como contexto de encierro. Se trata de hacerla más humana, no lavarle la cara, sino tratar que las personas que viven y atraviesan la experiencia de estar privados de su libertad, que no sufran a partir de cosas que no tienen que ver con aquello por lo que fueron condenados. Lo paradójico de todo esto es que suceden cosas buenas acá adentro, como que un pibe se descubre como escritor, en la posibilidad de pensar hacer una carrera, estudiar. Somos de los que creemos que hay que hacer esfuerzos para que el Estado ponga con contundencia la decisión para que se humanice este espacio. Y lograr un cambio en la percepción de las personas que están privadas de su libertad.

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