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Channel: memoria identidad y resistencia
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JUAN PERON III

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La voluntad del pueblo “He tenido oportunidad a través de toda mi vida de aprender que la ra¬zón está siempre de parte del pueblo, que el pueblo nunca se equivoca. Como gobernante estaré siempre atento a la voluntad del pueblo, y si se equivocara, será él quien habrá de sufrir las consecuencias. Mi obligación es la de ejecutar de la mejor manera la voluntad del pueblo. Debo ejecutar inteligentemente lo que el pueblo desea. Si el pueblo dice que quiere tal cosa, mi deber es satisfacerlo en forma que todo salga bien. Esto lo he aprendido; no es una ocurrencia mía; hay lecciones que no se olvidan nunca. Por eso queremos que en lo político sea el pueblo quien decida, pero el pueblo es mucha gente y no es muy fácil conocer siempre sus deseos. Es necesario organizarse de tal manera que le llegue al gobernante lo que el pueblo quiere en un determinado momento. Iremos organizando todo eso y en nuestras futuras conversaciones irán conociendo los dirigentes gremiales todo lo que estamos haciendo. Podremos cometer errores pero, personalmente, ni bien reconozco mi error doy media vuelta y marco un sentido contrario porque no me considero propietario de la verdad. Podré cometer errores pero nunca por falta de lealtad y sinceridad. Engañar a sabiendas es criminal, y yo no lo podré hacer jamás. Mis errores me los perdono hasta yo mismo, pero lo que no me perdonaría sería el delito de haber engañado a alguien. Engañar al pueblo, tergiversarle la realidad de las cosas, es verdaderamente criminal: un hombre que sorprende a otro en su buena fe y lo hace sucumbir comete el acto más imperdonable de la vida. Esto es lo que queremos que sepa la clase trabajadora, porque gobernamos para todo el pueblo, pero sabemos que la masa trabajadora constituye el ochenta por ciento de ese pueblo. Nuestra causa está ligada a la de la clase trabajo adora y nuestro fracaso es el fracaso de la clase obrera. Yo me he embarcado en una causa como ésta porque la siento pro¬fundamente. En mi vida no he sentido necesidades; he sido un hombre que ha vivido más bien en la abundancia, pero he visto a otros vivir en la miseria. He visto a la gente sufrir con esa sensación de impotencia de no poder hacer nada para remediar la situación. Ello es triste, muy triste para un hombre que vive en un país como el nuestro que lo tiene todo sin necesidad de que nadie se sacrifique. Nuestra función, señores, es ir preparando la unión de nuestros gremios para que la clase trabajadora esté unida detrás de esa causa, que es la única que nos interesa y que defenderemos a capa y espada.”

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