Lucha por la independencia política “Pero volvamos al nudo de esta conversación. En el año 1810 se lu¬chaba por la independencia política. La situación era la siguiente. La Re¬pública había comenzado su lucha por la independencia desde el año 1810, y hasta 1810 había peleado con diversa fortuna. Se había producido el movimiento revolucionario del 25 de Mayo; se había mandado una ex¬pedición al Alto Perú que había ganado la primera batalla en Suipacha. Después Rondeau había reemplazado a Balcarce y fue derrotado en Hua¬qui, expulsado en el norte y perseguido hasta Tucumán y Salta. Belgrano se hizo cargo del ejército, venció en Tucumán y Salta y fue aniquilado en Vilcapugio y Ayohúma. San Martín, en Mendoza, organizaba un pequeño ejército insuficiente para invadir a Chile. Frente al ejército de Osario, que se hallaba en Concepción, formado por más de 12.000 hombres, San Mart¬ín apenas contaba con 3.200. Montevideo, rodeado por las fuerzas espa¬ñolas. Paraguay se había segregado. En el Alto Perú, un ejército se prepa¬raba para invadir la República por el Norte. En Lima, un poderoso ejército estaba listo para trasladarse a Chile e invadimos. En Cádiz se estaba pre¬parando una gran expedición con más de quince barcos. Analicen ustedes la situación y háganse cargo de la presencia de animo de que hubieron de hacer gala aquellos hombres para hacer frente a una situación tan terrible. ¿Qué resolvió San Martín? Que se declarase la independencia en Tu¬cumán y atacar con toda decisión a los enemigos. Nosotros, que estamos luchando por la independencia económica, tan importante para los pueblos modernos como la independencia política, debemos afrontar también la situación con toda decisión. De nada vale la independencia política si somos esclavos económicamente. Cuando necesito retemplar mi espíritu, vuelvo a ese recuerdo histórico. En estos momentos tenemos enemigos interiores como los tuvieron nues¬tros próceres. No olviden que aquellos patriotas tuvieron que atacar Cór¬doba porque estaba en contra de la Revolución. Nosotros tenemos enemigos internos a quienes vamos a atacar y a vencer. Tenemos enemigos exteriores representados por las fuerzas capitalistas. El pueblo argentino no quiere extremismos. No defendemos al capitalismo; lo estamos desmontando pieza por pieza. El capitalismo internacional está en contra nuestra y nos va a combatir. El capitalismo de nuestro país tam¬bién nos va a combatir... Tampoco estamos con el comunismo, que también nos va a combatir en el interior y en el exterior. Pero, si aquellos patriotas supieron hacer frente a aquel verdadero círculo de ejércitos, ¿cómo no les vamos a hacer frente nosotros a estos paniaguados del capitalismo? Es cierto que constituimos un gran número, pero no nos hemos orga¬nizado para la lucha. La lucha la he realizado yo con alguna gente, porque hasta ahora no hubo necesidad de organizar una verdadera lucha; pero si es necesario lo vamos a hacer, y ese día veremos que si ellos son bravos, dejan de serlo si otros también empiezan a gritar. Debemos unimos para defender nuestros objetivos y para evitar que el pueblo sea explotado nuevamente por el capitalismo. Bienvenidos sean los capitales de todo el mundo que quieran trabajar con nosotros, pero no a llevarse el fruto de nuestro trabajo. En el orden político, el pueblo argentino debe tener el derecho de de¬cidir su propio destino y no que se lo decidan tres o cuatro señores por el solo hecho de haber nacido con varios apellidos. Los asuntos argentinos deben ser decididos siempre por la mayoría, porque así debe ser en una democracia real y efectiva. La mayoría surgida del pueblo es las que mejor decide los asuntos de gobierno.”
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