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Channel: memoria identidad y resistencia
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Se calientan los motores de una campaña con pocas sorpresas

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En estas elecciones legislativas, el kirchnerismo seguirá siendo la fuerza más consolidada. Pero otros candidatos dependen de un resultado incierto que definirá su futuro político. Por Eduardo Blaustein Las paredes de las grandes ciudades ya están cubiertas de afiches de campaña. En los accesos a la Capital siguen destacándose las enormes, carísimas, gigantografías de Francisco de Narváez: “Es ella o vos”. Sobre las alambradas que circundan los campos en los márgenes de la autopista Buenos Aires-Rosario cuelgan carteles en apoyo a Margarita Stolbizer, Cachi Gutiérrez (intendente de Pergamino), Sergio Massa. En Rosario, enclave fortísimo del socialista Hermes Binner, sobran las cartelerías amarillas del PRO. En la ciudad de Buenos Aires, el partido de Mauricio Macri está empeñado en acelerar las obras “visibles”. Por ahora son más visibles los estragos que el embellecimiento. Los afiches del kirchnerismo tienen a la Presidenta como protagonista central, y apuesta a la presencia de Cristina en los actos públicos. También el gobernador Daniel Scioli da el presente para reforzar la opción de Martín Insaurralde, que partió en la carrera electoral con un déficit en términos de conocimiento público. El oficialismo suele ser desprolijo y demorón en la gestión “fina” de las campañas, como si confiara en arrebatos finales, o en la idea de que finalmente –así lo concibe la Presidenta– “las realizaciones” acumuladas y las verdades kirchneristas serán comprendidas por los votantes. No faltan las paradojas: opositores que se supone están a la derecha del kirchnerismo lo corren por izquierda. Como si todos hubieran militado en la CTA, ofrecen reemplazar el Impuesto a las Ganancias por la imposición de la renta financiera, algo que en los números reales no funcionaría así de fácil. Cambios que vienen Estos son apenas los primeros aprestos y el cotillón. Los movimientos de opinión pública parecen anunciar algunas sorpresas importantes. La más visible es la que prenunciaría muy serias dificultades para la continuación del proyecto presidencial de Mauricio Macri. Si como dicen las encuestas, Elisa Carrió se impone a la lista de diputados porteños del PRO, surge un primer problema para la fuerza amarilla. Si se añaden las proyecciones santafesinas, que auguran una muy fuerte caída del cómico Miguel del Sel (tercer lugar lejos, detrás del FpV) las cosas se ponen peores. Y si se añaden los humildes puestos que ocupan los candidatos PRO en las listas bonaerenses de Sergio Massa, el futuro PRO pasa del amarillo a la alerta roja. En Capital podría decirse que –antes que los candidatos– el objeto de análisis debería ser el propio electorado. El impacto de las denuncias de corrupción en el kirchnerismo y el estado de prófugo del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime pueden explicar la alta intención de voto a Elisa Carrió, quien a juzgar por lo exiguo de sus votos en las elecciones anteriores parecía condenada a los márgenes de la política. La segunda novedad es más conocida. Apenas se anunció la candidatura de Sergio Massa quedó claro que Francisco de Narváez era el gran perdedor. Todo el dinero puesto por el Colorado y su muy estudiado acting en los estudios de TV no le alcanzarán para hacer un buen desempeño, salvo que la extrema prudencia de Massa terminen perjudicando al intendente de Tigre. La tercera novedad de importancia, acaso la principal, tiene que ver con los eventuales escenarios de las presidenciales 2015. Parecería que los resultados más “espectaculares” impactarán no tanto en la idea de un “fin de ciclo” kirchnerista –que la oposición pretende naturalizar– como en cuáles serán los nuevos espacios que estarán en condiciones de competir con el kirchnerismo. Si el PRO hace un papel mediocre en las legislativas, ¿liderará Massa un espacio nacional con el peronismo opositor, radicales sueltos y desertores del PRO? Respecto del kirchnerismo, hasta ahora se prevé que haga una elección ni muy buena ni muy mala, con un resultado que promedie los resultados de los comicios del 2009 (cuando le fue muy flojito) y de 2011 (cuando le fue muy bien). Aunque no ganara en las principales provincias, el kirchnerismo seguirá siendo la fuerza política más consolidada, incluyendo su representación en la Cámara de Diputados. Esto no significa que la centralidad y la sucesión de Cristina no impliquen un problema para el kirchnerismo. Mientras tanto, se da un inútil diálogo de sordos o de tahúres: la Presidenta reitera “no soy eterna”, lo que se supone que significa “no pienso presentarme a una re-reelección” (tampoco, como ella misma explicó hace tiempo, le darán los números en el Congreso para reformar la Constitución) y la oposición que a falta de mejores ofertas se limita a prometer en escribanías que no avalará esa reelección largamente hipotética. ¿Necesitan los opositores firmar papeles inútiles porque no confían en su propia palabra? Política de fotos. Entibiar la economía La salida del amesetamiento económico se hace lenta para las necesidades del oficialismo en tiempos electorales. Hay más dinero en la calle producto de las paritarias pero todavía no está claro hasta dónde lo que el Gobierno llama “exteriorización de capitales” y la compra de Cedines calentarán el consumo o la construcción. Recién en los últimos meses comenzó a notarse el impacto del plan Procrear. En cuanto a las inversiones extranjeras en petróleo y gas que permitan paliar el pavoroso déficit comercial energético, el Gobierno pulió el importante acuerdo con Chevrón en el que debió conceder puntos significativos. Que las petroleras mundiales no estén dispuestas a invertir sin mejores seguridades y/o rentabilidades es sencillamente una dura muestra del poder del capitalismo y un fenómeno repetido de la historia económica nacional (cabe recordar que Arturo Illia anuló los contratos petroleros firmados por Arturo Frondizi) que no tiene soluciones mágicas. Los beneficios eventuales para el país, como en toda política de mediano y largo plazo, sólo podrán comprobarse dentro de un tiempo más extenso que el de los calendarios electorales. DZ/rg Fuente: Redacción Z Diario Z

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