Un viento de otoño y mil barriletes con hojas doradas incluidas.
Un campito al azar, y con azahares inventando el fútbol mañanero.
Campeones del mundo de la niñez, asombro, fuga de risas.
Petardos, cañitas voladoras, medianoche buena lanzados al mar
de esperanzas que cruzamos en tres carabelas.
Reyes Magos, parroquia, guitarra de quebracho, cuerdas del musiquero
español, vosecitas agudas cantando obsesiones.
Un largo paredón pintado de cal y brocha y siestas.
Una columna media oblicua, de izquierda a derecha, oscilante.
Una plaza donde temblábamos como locos.
Placitas, bicis, poli-ladrón, piruleros, pilusos en guerra.
Cine de a tres pelis en domingo.
Pileta de agua dulce.Pajaritos peregrinos anidando en árboles desojados.
Erráticos nadando por las barriadas, en tren, en bondi. A pura zapatilla flecha.
Fuimos dejando la palabra, el grito, el silencio.
La piedra, el fuego, la sangre de la piel pudenda.
Hasta casi casi una Revolución inconclusa en los bodegones de esos barcos
del exilio.
Nunca alcanzamos a saber, a pensar, a sentir todo lo que nos pasó.
Insomnes quedamos en reencontrarnos.
Y la flor en el ojal se nos marchitó.
Pero fuimos igual, tozudos.
(No te olvides.)
GB
Un campito al azar, y con azahares inventando el fútbol mañanero.
Campeones del mundo de la niñez, asombro, fuga de risas.
Petardos, cañitas voladoras, medianoche buena lanzados al mar
de esperanzas que cruzamos en tres carabelas.
Reyes Magos, parroquia, guitarra de quebracho, cuerdas del musiquero
español, vosecitas agudas cantando obsesiones.
Un largo paredón pintado de cal y brocha y siestas.
Una columna media oblicua, de izquierda a derecha, oscilante.
Una plaza donde temblábamos como locos.
Placitas, bicis, poli-ladrón, piruleros, pilusos en guerra.
Cine de a tres pelis en domingo.
Pileta de agua dulce.Pajaritos peregrinos anidando en árboles desojados.
Erráticos nadando por las barriadas, en tren, en bondi. A pura zapatilla flecha.
Fuimos dejando la palabra, el grito, el silencio.
La piedra, el fuego, la sangre de la piel pudenda.
Hasta casi casi una Revolución inconclusa en los bodegones de esos barcos
del exilio.
Nunca alcanzamos a saber, a pensar, a sentir todo lo que nos pasó.
Insomnes quedamos en reencontrarnos.
Y la flor en el ojal se nos marchitó.
Pero fuimos igual, tozudos.
(No te olvides.)
GB