El matutino mitrista montó una operación sobre un supuesto llamado de Francisco a sectores económicos para "garantizar la paz social".
El diario La Nación fue y es tribuna de doctrina de la oligarquía nacional, católica, ganadera; clase que a lo largo de la historia argentina no dudó en empujar hacia el abismo a las instituciones democráticas cuando los intereses colectivos, los de las mayorías –por ende, los intereses populares–, afectaban sus dominios y prebendas elitistas. Pero, paradójicamente, a diferencia de su primo-socio Clarín, que arrumbó su credibilidad en el rincón más oscuro de los negocios, el matutino de los Mitre-Saguier logró disimular su descrédito, y hasta conservó cierto grado de credibilidad en sectores de la opinión pública. En general, entre lectores que a priori podrían definirse como más atentos, que justificaban su parecer tratando de amparase en el carácter "serio" de diario sábana, en ese rictus solemne de cuello duro, como si el envase determinara, de por sí, el contenido: algo así como creer que por el sólo hecho de vestir sotana se está más cerca de Dios o de la redención divina. No, a veces sólo viste sotana.
Pero para desgracia de aquellos que apostaban de buena fe a la credibilidad indeleble de La Nación, queda cada vez más expuesta a la vista de sus propios lectores (algunos, sin duda estarán agradecidos por los sacrificios del matutino en la hoguera de los destituyentes) la ansiedad que demuestra el periodismo mitrista para que se acabe cuanto antes la pesadilla kirchnerista. A todo o nada. Y si tienen que involucrar al mismísimo Francisco en su cruzada, no lo dudarán. Lo hace hasta su principal pluma Joaquín Morales Solá, que en otro de sus "escenarios" teje y desteje a gusto, citando fuentes off the record que dicen off the record definiciones como la siguiente: "'El Papa está tratando de poner un pie en el medio antes que choquen los trenes', dijo ayer un dirigente social que lo frecuenta al referirse al próximo encuentro en el Vaticano, propiciado por Francisco de funcionarios, empresarios y sindicalistas."¿De qué choque de trenes habla la fuente? Por qué ese off sinuoso en una frase tan inocua. ¿Será que es mentira y no se podría sostener con nombre y apellido? O la fuente: ¿estará hablando de las tensiones lógicas, las turbulencias, que impone una puja redistributiva? Algo que el propio Francisco repite cada tanto en sus homilías vaticanas. En su escrito dominguero Morales Solá destaca: "Nadie quiere que la Presidenta termine antes su mandato. Nadie quiere una monumental crisis política y económica por razones más mezquinas que nobles." Hermosa frase joaquiniana: si nadie quiere todo eso que él dice que nadie quiere, para que lo anda aclarando. O en verdad, hay que poner énfasis, prestar mayor atención, al final de la frase: se enoja Morales Solá porque "nadie" quiere "por razones más mezquinas que nobles". Como si hubiese (alguna) nobleza posible en provocar crisis monumentales o adelantar finales de gobiernos democráticos.
Joaquín Morales Solá, una vez más, se inmola –perdón por la exageración, todo indica a esta altura que su rol es incombustible– como punto de apoyo para sostener otra nota de La Nación, en este caso el título principal del domingo 9: "Preocupado por la tensión en el país, el Papa llamó a un diálogo en el Vaticano".
El artículo comienza así: "En medio de la tensión política y económica que llevó al gobierno de Cristina Kirchner a denunciar una conspiración de sectores del empresariado y de la oposición para forzar un acortamiento del mandato presidencial, el Papa Francisco convocó a una reunión el 19 del mes próximo en el Vaticano de empresarios, sindicalistas y funcionarios del gobierno. El objetivo: garantizar la paz social."Portada y página 10 de diario. ¿Paz social? A continuación, en su página 12, se lee otro título sugerente: "Ante la incertidumbre, la oposición acelera sus armados electorales." Volanta: "La tensión política y social. Pujas por las candidaturas." Y su bajada es apoteótica: "En los espacios no peronistas ven con preocupación el desgaste del gobierno; tanto Pro como el FR y el progresismo de UNEN apresuran sus planes ante un escenario que creen imprevisible."
Entonces, a grandes rasgos, el resumen de la ensalada del neomitrismo sería algo así: "Ante una escenario imprevisible", Francisco debe "garantizar la paz social" para que "no choquen los trenes". Demasiado. ¿No?
Cómo será de espeso el papelón que hasta Clarín salió a negar la versión de su socio.
Cómo será de infame la mentira, que hasta el mismísimo representante de Dios en la tierra tuvo que desmentirlo.
Infonews
El diario La Nación fue y es tribuna de doctrina de la oligarquía nacional, católica, ganadera; clase que a lo largo de la historia argentina no dudó en empujar hacia el abismo a las instituciones democráticas cuando los intereses colectivos, los de las mayorías –por ende, los intereses populares–, afectaban sus dominios y prebendas elitistas. Pero, paradójicamente, a diferencia de su primo-socio Clarín, que arrumbó su credibilidad en el rincón más oscuro de los negocios, el matutino de los Mitre-Saguier logró disimular su descrédito, y hasta conservó cierto grado de credibilidad en sectores de la opinión pública. En general, entre lectores que a priori podrían definirse como más atentos, que justificaban su parecer tratando de amparase en el carácter "serio" de diario sábana, en ese rictus solemne de cuello duro, como si el envase determinara, de por sí, el contenido: algo así como creer que por el sólo hecho de vestir sotana se está más cerca de Dios o de la redención divina. No, a veces sólo viste sotana.
Pero para desgracia de aquellos que apostaban de buena fe a la credibilidad indeleble de La Nación, queda cada vez más expuesta a la vista de sus propios lectores (algunos, sin duda estarán agradecidos por los sacrificios del matutino en la hoguera de los destituyentes) la ansiedad que demuestra el periodismo mitrista para que se acabe cuanto antes la pesadilla kirchnerista. A todo o nada. Y si tienen que involucrar al mismísimo Francisco en su cruzada, no lo dudarán. Lo hace hasta su principal pluma Joaquín Morales Solá, que en otro de sus "escenarios" teje y desteje a gusto, citando fuentes off the record que dicen off the record definiciones como la siguiente: "'El Papa está tratando de poner un pie en el medio antes que choquen los trenes', dijo ayer un dirigente social que lo frecuenta al referirse al próximo encuentro en el Vaticano, propiciado por Francisco de funcionarios, empresarios y sindicalistas."¿De qué choque de trenes habla la fuente? Por qué ese off sinuoso en una frase tan inocua. ¿Será que es mentira y no se podría sostener con nombre y apellido? O la fuente: ¿estará hablando de las tensiones lógicas, las turbulencias, que impone una puja redistributiva? Algo que el propio Francisco repite cada tanto en sus homilías vaticanas. En su escrito dominguero Morales Solá destaca: "Nadie quiere que la Presidenta termine antes su mandato. Nadie quiere una monumental crisis política y económica por razones más mezquinas que nobles." Hermosa frase joaquiniana: si nadie quiere todo eso que él dice que nadie quiere, para que lo anda aclarando. O en verdad, hay que poner énfasis, prestar mayor atención, al final de la frase: se enoja Morales Solá porque "nadie" quiere "por razones más mezquinas que nobles". Como si hubiese (alguna) nobleza posible en provocar crisis monumentales o adelantar finales de gobiernos democráticos.
Joaquín Morales Solá, una vez más, se inmola –perdón por la exageración, todo indica a esta altura que su rol es incombustible– como punto de apoyo para sostener otra nota de La Nación, en este caso el título principal del domingo 9: "Preocupado por la tensión en el país, el Papa llamó a un diálogo en el Vaticano".
El artículo comienza así: "En medio de la tensión política y económica que llevó al gobierno de Cristina Kirchner a denunciar una conspiración de sectores del empresariado y de la oposición para forzar un acortamiento del mandato presidencial, el Papa Francisco convocó a una reunión el 19 del mes próximo en el Vaticano de empresarios, sindicalistas y funcionarios del gobierno. El objetivo: garantizar la paz social."Portada y página 10 de diario. ¿Paz social? A continuación, en su página 12, se lee otro título sugerente: "Ante la incertidumbre, la oposición acelera sus armados electorales." Volanta: "La tensión política y social. Pujas por las candidaturas." Y su bajada es apoteótica: "En los espacios no peronistas ven con preocupación el desgaste del gobierno; tanto Pro como el FR y el progresismo de UNEN apresuran sus planes ante un escenario que creen imprevisible."
Entonces, a grandes rasgos, el resumen de la ensalada del neomitrismo sería algo así: "Ante una escenario imprevisible", Francisco debe "garantizar la paz social" para que "no choquen los trenes". Demasiado. ¿No?
Cómo será de espeso el papelón que hasta Clarín salió a negar la versión de su socio.
Cómo será de infame la mentira, que hasta el mismísimo representante de Dios en la tierra tuvo que desmentirlo.
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