El rol del capital. Objetivos, fines, métodos.
“Hace hoy justamente un año, se creaba la Secretaría de Trabajo y visión. Dijimos entonces: “Se inicia la era de la política social argentina”. A un año de existencia, venimos hoy, frente a esta inmensa masa de trabajadores agradecidos, a reafirmar cuanto dijimos y a seguir haciendo, vez de decir, y seguir realizando, en vez de prometer.
Algunos malos políticos que se creen honrados y valerosos, después de haber huido al extranjero porque se investigaba su conducta, han intentado defenderse acusándonos de demagogos. Si demagogia es defender sincera y lealmente a los que sufren y trabajan; si demagogia es impedir efectivamente la explotación del hombre por el hombre; si demagogia es evitar en los hechos la injusticia social y buscar la unión verdadera de todos los argentinos detrás de su bandera; si demagogia es impedir la lucha y el odio entre hermanos, yo soy demagogo.
Llegamos a la Secretaría de Trabajo y Previsión para cumplir el postulado básico de la Revolución del 4 de junio: la justicia social.
Pero, ante todo, el Estado necesitaba la herramienta para lograr tan ambiciosa finalidad. Existía el viejo Departamento Nacional del Trabajo, instalado en 1907, apenas remozado en 1912 y privado constantemente de facultades y medios de actuación.
Muchos legisladores, temerosos de perjudicar los intereses creados, que tenían la consigna de defender, regateaban avariciosamente facultades al organismo que debía aplicar las leyes de trabajo.”
No permitiremos que este capitalismo despótico triunfe en la Argentina. Desarraigaremos sus brotes hasta extirparlos definitivamente. Queremos un capital humanizado, que mantenga reacciones cordialmente humanas con sus obreros y con el Estado. Se seguirá, pues, una política que tienda a humanizar el capital en su triple aspecto: financiero, rural e industrial. No cabrán términos medios en esta labor. O el capital se humaniza o es declarado indeseable por el Estado y queda fuera del amparo de las leyes. La Revolución Nacional no admitirá jamás la explotación del hombre por el hombre. La Revolución Nacional está en pugna contra todo lo que sofoca o destruye la augusta dignidad de la persona humana.
Por esto, antes de las reivindicaciones materiales, se afirma la necesidad de elevar la cultura social, dignificar el trabajo y humanizar el capital. Ala obtención de estos principios éticos se dedicarán todos los afanes.
Las demás realizaciones deberán apuntar a esta superior finalidad de orden moral.
En el orden de las mejoras prácticas, emprenderemos en primer lugar la organización profesional. Conocer hasta en sus últimos detalles la población que trabaja y la que está en condiciones de trabajar, así como las relaciones permanentes que entre sí tienen los patronos y los trabajadores de una misma actividad mediante su afiliación a las respectivas asociaciones.
La confusión de ideas es campo propicio para sustituir los principios morales, sociales, políticos y económicos por las mas descabelladas teorías o simples fórmulas acomodaticias, inspiradas por groseros estímulos del egoísmo individual o colectivo.
Luchamos contra la opresión del otro y contra la opresión de la sangre, porque todas se traducen para el pueblo en sufrimientos y lágrimas. Nosotros queremos que a las futuras generaciones argentinas sepan sonreír desde la infancia. Para llegar a esto, unos deben desposeerse de su odio y otros deben desposeerse de su egoísmo.
Ved, pues, si es ardua la labor de recuperación que resta por hacer. Tenemos que encontramos a nosotros mismos con el mismo fervor unánime del alumbramiento de la Patria. Retornando a .la fe inicial en nuestro destino histórico, debemos recobrar esta misma unidad de destino para todos los argentinos.
Ésta es la clave de nuestra potencia como nación libre y soberana. La historia nos muestra cómo las naciones que olvidan esta unidad de destino, que es la unión de todos los argentinos al servicio de la Patria , dejan de ser viriles y viven constantemente al borde de la catástrofe.
Por esto he querido puntualizar los objetivos político-sociales con claridad absoluta, y de igual manera seguiré defendiendo los de carácter económico de acuerdo con las facultades que el Poder Ejecutivo de la Nación me ha confiado para estudiar el ordenamiento económico-social del país en la posguerra.
Al igual, deberán concretarse las demás realizaciones del Gobierno. Debe ser así, y no de otra manera, porque los últimos años vividos en la ficción y el disimulo han creado un estado de espíritu propicio a todas las deformaciones del pensamiento y a todas las adulteraciones de los sentimientos.
Para ser más argentinos, debemos crear una realidad nueva que substituya la ficción en que se nos hizo vivir por tanto tiempo, a beneficio exclusivo de los que medraban a costa de las riquezas y el prestigio del país.
Porque hoy estoy convencido de que es absolutamente inútil realizar algún bien particular, en ningún aspecto de la vida nacional, si la concordia de los fines y la jerarquía de los métodos no se han planteado con claridad enérgica y urgente.
Por eso es que, en este día gratísimo, que recuerda el nacimiento del organismo encargado de propulsar la política social, he deseado exponer claramente los objetivos y finalidades que el Gobierno anhela alcanzar para bien de la comunidad de trabajadores argentinos.
Al impulso que nos lance a la conquista que nuestro objetivo debe acompañado un profundo impulso nacional.
Todo lo que hagamos almargen de nuestro ser nacional y del sentimiento histórico de nuestro pueblo y de nuestra raza fracasará con el estrépito de una avalancha de nieve. Cuando la avalancha ha pasado, queda enhiesto y altivo todavía el picacho más eminente, porque sus bases de sustentación se hunden hasta las mismísimas entrañas de la tierra.
Anhelamos fervientemente que nuestro pensamiento y nuestro corazón, nuestras acciones y nuestras intenciones, nuestros pesares y nuestras intensiones sean tan hondos y puros como lo es nuestro amor por esta bendita tierra argentina. “
JUAN D. PERON