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Channel: memoria identidad y resistencia
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Indio Solari sound system

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El nuevo disco del Indio (Pajaritos bravos muchachitos) nos invita a internarnos en su mundo creativo, un ambiente sonoro en el cual parecemos perdemos, reencontrándonos. http://www.jornadaonline.com/ Por Juan Ciucci Uno pone el disco y rápidamente las sensaciones de nuevo/viejo vienen a nuestro encuentro. Nuestros oídos han crecido con esa voz desangelada, capaz de contarnos lo que nos carcome. Y cada vez que reaparece, esa voz vuelve a interpelarnos, a inquietarnos. Todo comenzó a cambiar en los años del lobo y el cordero, pero fue con Último bondi a Finisterre que ya nada fue lo mismo. Desde aquellos años Hernán Aramberri acompaña los procesos creativos del Indio, y su presencia aportó elementos tecnológicos al deambular por los márgenes del rock que Solari se propuso. Hoy esos márgenes son la pista permanente a la cual cada disco nos propone retornar, construyendo una pared sonora inapelable. Esos sonidos nos arrastran, nos permiten alejarnos y acercarnos al concepto rock, incluso al formato canción. Uno puede pensar como una totalidad esta producción solista del Indio, cuatro trabajos que indagan y complejizan un concepto sonoro. Un sistema de sonido que se retroalimenta, que se constituye cada vez que volvemos a oírlo. Podríamos mencionar dos excepciones para esta regla del sound system Indio: El salmón y La pajarita pechiblanca. Dos canciones que se apartan del tono compositivo de estos años, justamente las dos que no le pertenecen del todo a Solari y en las que estableció un diálogo con otros espíritus creadores. Es ambas, el sonido nos sale al encuentro junto con su voz, que ya no se encuentra en lucha con riffs y bases que la carcomen. En su homenaje a Calamaro, el Indio se permitió rockear como en las viejas épocas, a caballo de la propuesta desenfrenada del salmón. En la Pajarita, los sonidos ricoteros resurgen sin los honores del heredero, sin querer volcarnos nostálgicos hacia lo que ha sido. Su novedad nos propone una relectura de lo que fuimos, una continuidad del tiempo cíclico, redondo aun sin aquella prodigiosa guitarra. Es un clásico recién nacido, y quizás sea eso lo que tanto nos conmueve. Podríamos sumar a estas excepciones Flight 956 o Porco Rex, quizás. Difícil e ingrata tarea la de saber qué continúa y qué no vuelve de aquellos años redondos en estas nuevas canciones. Esa voz es la misma, pero ahora la acompañan capas de una música conocida pero extraña(da). Cada canción puede ser intercalada con sus otras hermanas, algo que nos pondrá en trance de continuidades divergentes. Este Pajaritos bravos muchachitos está entre los mejores de esta nueva saga, junto con El tesoro de los inocentes; siendo quizás ambos los discos menos parecidos de esta nueva era. Esta etapa solista del Indio suma variantes a la banda sonora de nuestras vidas, al tiempo que conmueve nuevos oídos en busca de algo que ya saben inasible. Hoy es tan sólo un disco que nos custodia, en breve será la excusa para comulgar felices en otra misa multitudinaria. En la tensa espera nos hallamos, solos pero nuevamente acompañados.

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