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“La forma en que se termina con el narcotráfico es legalizando las drogas”

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Por Juan Ciucci APU: En estos últimos tiempos, a partir de ciertos hechos delictivos, se habla de un mayor accionar del narcotráfico en el país ¿Cómo ve esta situación? Emilio Ruchansky: Por lo que veo de haber seguido años el tema, no hay una mayor presencia, sino que hay probablemente una mayor violencia, que son cuestiones distintas. Probablemente el mayor de los casos sea la provincia de Santa Fe, donde hay una disputa muy clara entre clanes familiares por un negocio y eso tiene que ver y muy fuertemente con la policía de cada lugar. Muchas veces, Marcelo Sain dijo, y estoy muy de acuerdo, que la policía es realmente la que equilibra el negocio, no es que la policía permite bajo soborno que exista el narcotráfico, la policía en general permite y organiza que un clan y otro puedan trabajar, a veces por paz social, más allá de las ganancias. Estamos lejos de lo que pasaba en Colombia donde -en algún punto- si uno no colaboraba los narcos lo mataban, no creo que estemos en ese nivel. Sí me parece que cuando vemos violencia en algún punto hay desajustes en el mercado, si la policía deja que el mercado funcione bien, el mercado se regula solo y generalmente las bandas hacen las paces, dividen los territorios, puede haber alguna pelea pero dividen el territorio y cada uno saca su ganancia. Muchas veces, cuando vemos operativos, vemos que la policía favorece a alguna banda en reprimenda de otra, porque hay algún arreglo o muchas veces porque una banda entreguó a otra banda. Además de Santa Fe hay que mirar muy bien a Córdoba, donde se ven fabricaciones de casos: hace poco estaba por llegar a juicio oral y público un caso de una supuesta cocina de paco que al final no era una cocina, sino una persona a la que le recomendaron comprar algunos precursores para poder limpiar la casa antes de venderla. Y tuvimos a dos personas presas como si tuvieran una cocina de paco, es rarísimo, una cosa es que a uno le pongan medio kilo de marihuana y otra cosa es que tenga una cocina de cocaína. Si no hubiera saltado todo esto es probable que esa persona hubiera ido presa y si no hubiera ido presa el prontuario que le iba a quedar era tremendo, esa es una primera diferencia. Tenemos que ver que la policía está metida y no sólo como una parte del nicho policial, sino que muchas veces la policía es parte organizadora. Por fuera de esto, el tema nunca se va a acabar, el consumo existe y el cambio radical para pensar y evitar la violencia es pensar que el consumo existe, aceptar que el consumo existe, nos guste o no y una vez que uno acepta que el consumo existe ya la cosa cambia automáticamente. Cambia porque uno puede pensar que el tratamiento no se puede basar únicamente en la abstinencia, sino que la persona pueda hacer el tratamiento en una casa donde pueda consumir, como pasa en algunos países, pocos pero pasa, Suiza es un buen ejemplo. En el caso de Suiza las personas van a consumir heroína, cocaína a un lugar seguro donde hay trabajadores sociales, médicos, psiquiatras y desde ahí se trabaja con la persona que tiene problemas. Si nosotros aceptamos ese consumo, lo que vamos a tener que empezar a ver es que ése mercado sea seguro, en el caso del cannabis Uruguay está dando el paso, basado en la experiencia de otros países. La OEA aclaró, y esto ya se sabía, que los clubes son legales bajo las convenciones internacionales de estupefacientes. Si un país no tiene prohibido el consumo, no puede prohibir que un ciudadano mayor de edad cultive marihuana para su propio consumo sin que esto no exceda a terceros, no puede impedir que se asocien, cultiven y se autoabastezcan. En el caso de las drogas más pesadas los cambios son estrictamente culturales. Por darles un ejemplo, la cocaína fue de venta legal durante mucho tiempo. Cuando digo estas cosas mucha gente salta y dice que es una locura, que todo el mundo va a salir a consumir y se va a morir. En realidad, ya este año en Rosario hay alrededor de 200 muerte violentas, la mayoría referida al narcotráfico. Yo no creo que la cocaína haya matado a 200 personas en Rosario, no creo que haya matado a todo un país en un año. Toda la legislación internacional y local se basa en la protección de la salud pública, si hoy está matando más la guerra contra el narcotráfico o las guerras internas dentro del narcotráfico, creo que lo que hay que solucionar es el problema del narcotráfico y no el consumo. El consumo evidentemente genera problemas y genera problemas a la salud, individual generalmente, pero es un tema que se puede abordar no de manera estrictamente represiva, abordarlo de manera represiva puede derivar en esto, en el narcotráfico y de hecho deriva a muchas más muertes violentas. Creo que Zaffaroni dijo hace un tiempo que se necesitarían 10 millones de años para que muera la misma cantidad de gente por uso de cocaína que por las guerras de las drogas en México. En el mismo informe de la OEA aparece muy claro esto, murieron 50 mil personas en cinco años por la guerra de las drogas, cuando la cocaína mató a 500 personas por sobredosis, no sólo la cocaína, sino las drogas ilegales en sí. Creo que este es el primer eje y tenemos que pensar que el problema no es el consumo, el problema es el narcotráfico y la forma en que se termina con el narcotráfico es legalizando las drogas. La idea no es legalizar todas las drogas, la idea es regularlas, ver la forma que el acceso sea tardío y en el caso de las drogas pesadas, por lo menos, de movida pensar la forma de tratamiento, poder poner en limpio todo y que haya lugar donde la gente pueda consumir y reciba ayuda. APU: A veces cuando se discute esto, se habla del marco en el cual eso se puede hacer, al ser experiencias en países chicos. ¿Hay algún tipo de diferencia de pensar en un mercado más amplio o más chico? ER: Me parece que hay miedo en Argentina y en Brasil de pensar esto, no me parece que dependa del tamaño de los países. Primero por que hay cuestiones de soluciones de abajo, eso quiere decir, que los clubes de cultivo en España, por ejemplo, no salieron del gobierno, sino que fueron los mismos activistas que fueron empujando de a poco a través de fallos judiciales la solución del consumo. No creo que sea la solución a la vida, a todo este problema, pero creo que es un avance y en algún punto permitirlo, sería un avance. Es cierto que acá tendría que haber una política de Estado, no podemos depender de la buena fe de la gente y que la gente vaya presa para poder demostrar que el consumo responsable existe y que el problema es el narcotráfico. No me parece que sea un problema de escala y que se puede hacer en Uruguay porque es chico. Me parece que está bien que en Uruguay se lo plantee porque es un país con mucha vida democrática, muy intensa, donde hay mucha discusión, donde no estaba penada la tenencia pero es hipócrita decir que priorizar la tenencia va a generar más consumo, como es hipócrita decir que regular la marihuana va a generar más consumo. Creo que lo que va a hacer es generar un producto de calidad y tal vez, probablemente, salvar muchas vidas. Lo que los holandeses descubrieron a finales de los ´60 es que el escalón a los drogas no es la marihuana, sino el dealer. O sea: uno va a comprar marihuana un día y no hay y le ofrecen pasta base, cocaína, otras drogas. Si bien todos logramos segmentar los mercados como dicen los uruguayos y quizás lo que hicieron los holandeses y les resultó, probablemente le hagamos un favor a la salud pública. El problema es que esto lo diga un periodista, un activista o un médico, no pesa tanto como que lo diga un político y ningún político se anima a decir esto. Mientras tanto se sigue muriendo la gente y se sigue agravando los problemas del consumo, el caso del paco en Argentina es muy claro. Las mismas madres al principio decían eso y los consumidores también y que en un momento en la villa no había marihuana y sólo se vendía pasta base. Hay problema de clases sociales, obviamente que una persona que está más desprotegida y consume va a tener más problemas, eso es cierto pero todos consumen, ricos y pobres. Acá el problema es esa hipocresía: mientras los ricos tienen seguro médico y acceso al hospital, los pobres no, la salud tiene que estar para todos. Quizás ese es el argumento de la Iglesia y de algunos sectores seudo progresistas y de izquierda, que la Argentina no está preparada; es una chantada y es ser cómplice de más muertes, de guerra y de lo que vemos todos los días. El país nunca va a estar preparado si no se hacen las cosas, no depende sólo del sistema de salud pública, la gente no se va a acercar al sistema de salud pública si está criminalizada. Ha pasado en otros países, en Portugal, en España, pasó en Holanda, en Suiza, me parece que es tonto plantearlo todavía de esa manera, pensando que no hay que despenalizar porque se va a descontrolar todo, están descontroladas porque no están reguladas. Cuando todo está prohibido no se puede regular, no se puede hacer nada, es peor. La gente que apoya la prohibición hoy es cómplice del narcotráfico, de la matanza; es así por más que lo hagan desde un lado moral, hay que decirlo aunque parezca duro y lo es pero es verdad. APU: ¿Cómo analiza la situación y el accionar de la clase política en este tema? ER: En este tema, el año pasado hubo muy buenos acuerdos, desde las personas que también activamos el tema hemos logrado un consenso entre el Frente Amplio Progresista, el kirchnerismo y el radicalismo, en puntos claves que eran bajar algunas penas, por ejemplo que las mulitas no vayan presas, es decir que no tengan preventiva, permitir el auto cultivo, despenalizar la tenencia para consumo personal, bajar la pena para la tenencia simple que nosotros creemos que es inconstitucional. Había avances, pero algo pasó, algo lo detuvo y el marco nuevo de las elecciones creo que empeoró todo, podemos ver a Massa que quiere poner la misma pena a un narcotraficante que a un homicida. Yo pienso en los chicos que venden paco en Rosario, encerrados en una garita, controlados por la policía, esos chicos van a tener perpetua, son los chicos que Massa quiere que tengan perpetua. Creo que la clase política no se está dando cuenta, no quiere tocar el tema, el único rédito que le quiere sacar es el de la mano dura, en ningún momento están pensando -y esto lo digo por toda la clase política- en las muertes que está trayendo esto, solamente ven lo que la gente puede aceptar o no. Veo muy pocos políticos que se animen a decir cosas distintas y a pensar distinto, pero la realidad sigue siendo la misma, la realidad no cambió, los que no están cambiando son los políticos. En su momento se discutió y se discutió bien y se llegó a un consenso, después no se avanzó y ahí creo que todas las fuerzas tienen su granito de arena porque no lo pusieron en la agenda. El Frente Progresista, que lo tenía en sus propuestas, lo pudo haber puesto en la agenda de campaña pero no lo hizo y un poco quedó obnubilado por el proyecto de mano dura. APU: ¿Cómo ve el tratamiento de los medios en esta problemática? ER: Creo que cambió un poco, ha mejorado. Tal vez es una pelea que pase por el programa de Feinmann y no por otros lugares. Se busca una posición donde todo el tiempo se maniquea si estás a favor o en contra de regular o de penalizar; y no se están viendo las responsabilidades profundas que tiene esto. Sí creo que desde la aparición de la revista (THC), desde fines del 2006 hasta ahora, por lo menos los usuarios empezaron a tener voz, algunos periodistas nos piden información. Muchos diarios y de esto puedo dar fe porque he trabajado en uno muchos años, nos piden información, conocemos muchos periodistas de distintos diarios y también de medios televisivos y radiales a los que les damos información y creo que ya no es excusa la falta de información. Sigue habiendo estigmatización porque el principal problema es que todo esto se ve como un tema de seguridad y no como un tema de salud y los medios siguen apostando a eso, no todos los medios pero se ve mucho eso. A nadie le preocupa la salud de los usuarios, sólo les preocupa que alguien por conseguir droga, mate a otra persona. Pero hay que ver por qué esa persona llegó hasta ese lugar, por qué tanta marginalidad y qué es lo que la genera y no poder empezar a hablar del tema en serio. Pero creo que un poco ha mejorado.

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