Muy buena editorial de Fernandez, publicada en su blog, donde marca que Moreno como último servicio se retira de su función llevándose todas las marcas periodísticas y permitiendo al gobierno, con ese sacrificio que lo ha caracterizado, hacer una reestructuración lo más limpia posible y sin la interferencia de la prensa opositora. Eso no quita hacer un balance frío de la gestión del secretario, marcando aciertos y errores. También hace un análisis de la nueva composición del gabinete con el factor político de la revalorización de la Jefatura de Gabinete que la tiene un gobernador, como dando vigor a la antigua alianza de gobernadores del norte. Comienza otra etapa Por Gerardo Fernandez Moreno se llevó las marcas y mientras muchos disfrutan su partida sin reparar en que dentro de poco ya no tendrán el Puching Ball para el latigazo cotidiano, es interesante observar la forma en que está accionando la presidenta, que con las modificaciones introducidas reconoce en la acción que las cosas anduvieron mal y corrige sin que le tiemble el pulso. La designación de Capitanich significa darle mayor entidad a la Jefatura de Gabinete, reducida en los últimos años a una suerte de secretaría privada. El gobernador del Chaco llega con un poder que nunca antes tuvo ningún otro Jefe de Gabinete, entre otras cosas por su propio peso político, porque es una figura respetada fuera del peronismo pero también porque expresa en buena medida a la liga de gobernadores, que son jugadores de peso en todas las etapas y mucho más en ésta. En el área de economía, los retiros de Lorenzino, Marcó del Pont y Moreno, transforman también a Axel Kicillof en el ministro de economía que asume con menos contrapesos que sus antecesores con lo cual se termina con la tupacamización de las decisiones en materia económica, lo cual es una muy buena noticia. Cristina ha analizado el escenario y procede en consecuencia. Aquella crueldad de que en política como en sexo lo que importan son los resultados está hoy a la vista de todos. La presidenta está reconociendo con sus decisiones que hay muchas cosas que modificar y demuestra que sigue manteniendo olfato para percibir los cambios y no insistir en caminos que se demostraron improductivos. Dijimos al día siguiente de las PASO en un post muy comentado: “La pelea contra el dólar también resultó letal y el blanqueo vino a sincerar que algo había salido mal. Entendámonos: si no peleamos contra la cultura del dólar estamos fritos porque no hay país que se pueda edificar si cada uno al que le sobran dos mangos va a comprar dólares, eso es muy claro. Entonces: hay que dar esa pelea, pero con un diagnóstico muy bien elaborado, porque es una contienda de largo alcance y te ponés de punta a un entramado de cultura y negocios fabuloso en una puja que no se resuelve en un par de meses.” Pero hay muchas otras peleas que se dieron y es bueno haberlas intentado aunque también se recomienda analizar sus resultados. Lo complejo de revisar fríamente la gestión del saliente Secretario de Comercio Interior es que su abnegación militante no nos impida establecer un diagnóstico certero de cuáles fueron sus logros, cuántas sus derrotas, y cuales de éstas fueron consecuencia de sus errores o de condiciones objetivas que determinaban de antemano la derrota. Si no examinamos con delicadeza este factor, corremos en riesgo de futbolizar el apoyo a Moreno, de bancarlo a muerte por su entrega y en una de esas perdemos de vista que más allá de su altruismo, en una de esas el compañero no fue del todo eficaz en la función que se le encomendó. Por supuesto que tuvo logros de importancia, como sin ir más lejos la oxigenación del consumo interno y el aliento a la producción nacional para abastecerlo pero, por supuesto, en estas horas pocos se acuerdan de eso. No obstante, nos equivocaríamos más groseramente aún si no advirtiésemos que en un punto el ascenso y caída de Guillermo Moreno expresa y mucho la parábola del kirchnerismo. Si decimos que llegó un tiempo donde la metodología de la motosierra se mostró contraproducente, no se puede soslayar que la de mayor cilindrada estaba en su despacho pero mucho menos dejar de advertir que quien se la suministró fue nada menos que la presidencia de la Nación. Con la renuncia de Moreno se cierra una etapa y en la base de los cambios que afronta Cristina está el reconocimiento de la derrota contra la dolarización del cerebelo del argentino medio. La pelea habrá que seguirla, pero con otro plan. Pero hay otra señal importante y es que quizá motivada por su salud, la presidenta está delineando un gabinete de un perfil mucho más alto, con figuras de más peso específico y es muy probable que sigamos teniendo noticias sobre nuevas modificaciones. No cambia la orientación del rumbo político y económico, se modifica el gabinete, se oxigena el gobierno, se corre del escenario a una figura que era la gran coartada para el bombardeo opositor cotidiano y el camino queda liberado para implementar nuevas tácticas. Volvió la política y de la mano nada menos que de Cristina. Gerardo esta feliz…
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