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Channel: memoria identidad y resistencia
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Carlos MUÑOZ

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A propósito de Magdalena Ruiz Guiñazu, La CONADEP, y la actitud del gobierno radical frente a las fuerzas armadas, Les acerco una nota escrita por mi en el diario Sur en Noviembre del 2008, sobre mi experiencia con ellos en el reconocimiento ocular que realizamos en la ESMA, donde había permanecido secuestrado durante 1 año y cuatro meses. PD: En las fotos, el de camisa a cuadros soy yo con casi 30 años menos y muchos pelos más, El 9 de Marzo de 1984 volví a la ESMA, de la mano de la CONADEP, para realizar el primer reconocimiento ocular del macabro centro represivo, del cual había salido en libertad solo 4 años antes. Hacía solo 3 meses que Alfonsin había asumido como presidente, la democracia tibiamente empujaba el esclarecimiento de los crímenes de la Dictadura La sociedad civil emergía de la larga noche del Proceso, donde la gran mayoría permaneció indiferente ante la mayor tragedia de la historia contemporánea de nuestro país. Me había presentado ante las autoridades de la CONADEP, pocos días después de su conformación (15 de Diciembre de 1983) para narrar mi secuestro y desaparición, y recuerdo haber quedado sorprendido por el grado de desconocimiento y torpeza involuntaria, de quienes recogían los testimonios. Comprendí a la mayoría de los compañeros que, en mi situación, por desconfianza o por miedo (o por ambas cosas) prefirieron guardar silencio hasta que las cosas fueran más claras, y recién un año después, con el Juicio a las Juntas Militares comenzaron de a poco a testimoniar. Aquella mañana nublada de Marzo, la comitiva de la CONADEP, compuesta por Magdalena Ruiz Guiñazú, el diputado radical Santiago López, Eduardo Rabossi, un fotógrafo, un arquitecto y 5 ex detenidos-desaparecidos atravesó los portones de la ESMA, sobre la avenida Libertador, donde fuimos “recibidos” por un cortejo de aproximadamente 30 uniformados navales, entre los que se destacaba el Capitán de Navío, director de la escuela, y todo su estado mayor, quienes de entrada mostraron una actitud fría, distante, pero inquisidora con quienes debíamos reconocer el lugar. En el medio de los saludos protocolares, entre funcionarios políticos y militares, atravesó la escena un suboficial de apellido Mazzola, auxiliar de Inteligencia del grupo de tareas, secuestrador y torturador, quien me miró fijamente, a los gritos le avisé a Magdalena Ruiz Guinazú , cuya actitud fue encogerse de hombros… Cuando el Capitán de Navío dio por iniciada la “visita”, y arranco, seguido por toda la comitiva de uniformes y funcionarios, hacia un imaginario lugar de detención con dirección al río, le pregunté a el diputado López, hacia donde íbamos, y me contestó que no sabía, con lo cual me aproximé al Jefe de la ESMA, para decirle que yo quería ir al “otro” edificio, al casino de oficiales, ubicado en el ala norte, sobre Libertador, señalándoselo, lo cual provocó su ira y la pérdida de la hasta allí, pobre compostura. ¿Adonde quiere ir?, me espetó, “donde estuve secuestrado”, le contesté, con lo que la comitiva giró 90 grados y empezó a caminar lentamente hacia el edificio de 3 pisos, por donde pasaron más de 5000 detenidos –desaparecidos. “Es imposible ingresar ahí”, les grito a los funcionarios que ya a esta altura del partido tenían más ganas de estar en su casa que en la ESMA, hay material de inteligencia adentro, al cual ustedes no pueden tener acceso les dijo. Y ahí nomás en la playa de estacionamiento se inició una larga y absurda negociación entre militares y funcionarios que terminó acordando la firma de un acta donde “los visitantes” nos hacíamos cargo de ingresar a un lugar “secreto” depósito de “material sensible”. Fui el primero en ingresar a ese sótano, que a diferencia del de hoy, aún mantenía el techo de paneles acústicos que lo caracterizó en los años de la represión más dura, logré reconocer las marcas en el piso de las viejas estructuras de madera donde se disponían la sala de documentación, el laboratorio fotográfico, la sala donde se realizaban clichés y sellos, los cuartos de tortura, el depósito de papel, el comedor de los secuestrados, “la huevera”, el baño, mientras que en lo que sería el centro del pasillo se disponían una gran cantidad de biblioratos en anaqueles metálicos, a los cuales no pude prestar mucha atención, ya que el trayecto lo hice rodeado de uniformados, acompañado por el Jefe Naval. La“visita” continuó por “capucha” y el “altillo”, lugares que compartí con decenas de compañeros de los cuales aun hoy desconocemos su destino. Pasaron más de veinticuatro años de aquel reconocimiento, y no volví a ver las fotos hasta la semana pasada, y me detuve en esa de lo que el Director de la ESMA del 84 tildó de “material secreto”, nunca había reparado en el, pero con solo verlo podemos inferir, de que está relacionado con la época de la represión clandestina, ahí podemos observar biblioratos con inscripciones como “1976, 1977 Disposiciones Dirección Reservadas” o 1979 (año) Partes Diarios”. Decenas de cajas de cartón con material, y cientos de carpetas más. Donde fue a parar ese material?, contiene información útil para esclarecer algunos de los espantosos hechos del pasado reciente? Quien era el encargado de ese archivo?, Horacio Jaunarena, Ministro de Defensa del gobierno alfonsinista?, el Almirante Ramón Arosa, jefe de la Armada en esos tiempos, o de ese Capitán de Navío inquisidor que nos “recibió” en la ESMA aquella mañana? Hay una responsabilidad indelegable del poder político en el ocultamiento o desaparición de ese material. No será tiempo de que la Justicia investigue que sucedió con esas carpetas?, quizás allí encontremos algunas respuestas a todos los interrogantes sobre el destino de tantos compañeros muertos y desaparecidos en la ESMA. Y de no ser así, no vale la pena por lo menos poder intentarlo?

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