Por Walter Goobar wgoobar@miradasalsur.com Stealth b-2. La casa blanca tiene bajo su mando bombarderos equipados con armas nucleares. Un conflicto interminable En estos días la nueva reunión del G-20 ha tenido como tema estelar el conflicto en Siria. Dos posiciones son omnipresentes: la occidental y de los países del Golfo de castigar al régimen sirio por la supuesta utilización de armas químicas en los suburbios de Damasco; y la de Rusia, que impide evitar esta intervención hasta al menos confirmar que verdaderamente ha sido el gobierno sirio el autor de aquellos actos. Irán es ambiguo y Hezbollah permanece en silencio. Cortinas de humo en Siria Las columnas de fuego sobre Damasco parpadeando en las pantallas de televisión en la madrugada del domingo 5 de mayo, mientras las explosiones sacudían la ciudad en lo que fue descripto como el segundo bombardeo israelí en Siria, causaron multitud de bajas infligidas –no entre las brigadas de la milicia libanesa Hezbollah que combate en Siria, sino contra las unidades de elite sirias estacionadas en torno del monte Qassioun. El show de la línea roja Siria-Irán Este asunto eminentemente “bushista” de la línea roja de Obama, aplicado a Siria, Irán, o ambos, está cayendo un poco en el ridículo. Por ejemplo, el tour de Israel y del “amistoso” CCG (en realidad, el Club de la Contrarrevolución del Golfo) del jefe del Pentágono Chuck Hagel la semana pasada. Los contratistas de la defensa hicieron correr el Moët Chandon mientras Hagel se reunía alegremente con ese prodigio de la democracia –el príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) Mohammed bin Zayed– para celebrar la venta de 25 cazabombarderos F-16. Más armas para la guerra Al mismo tiempo que el embargo sobre los envíos de armas a los rebeldes sirios caducaba el pasado día 31 por decisión de la Unión Europea, la oposición siria en el exterior anunciaba que no concurrirá a la conferencia de paz convocada por Estados Unidos y Rusia para mitad de junio en Ginebra. De mantenerse esta postura, el gobierno sirio convalidará en el campo político y diplomático su actual supremacía militar. La conferencia fracasará y la guerra civil se prolongará, con el riesgo de que incendie toda la región. Entrevista a Tariq Alí. Escritor El presidente Assad parece estar aferrado al poder en Siria. ¿Piensa que existe alguna hipótesis de que salga en un futuro próximo? –Parece improbable que salga por voluntad propia. Necesita ser empujado. El pueblo sirio evidentemente está haciendo todo lo posible, dentro del país. Lo que es más peligroso son las presiones externas, especialmente en Estambul y de la Otan, para intentar organizar una intervención. Eso sería desastroso y conduciría a un enorme baño de sangre. Mucho, mucho peor de lo que sucedió en Libia. Siria, el Vietnam de Irán El asesinato de Wisam al-Hassan fue la primera señal de que Irán había tomado la decisión de intervenir directamente en la lucha en Siria, y naturalmente, todas las consideraciones árabes, occidentales y locales concernientes coinciden en que Hezbollah perpetró el asesinato del jefe de los Servicios de Inteligencia de las Fuerzas de Seguridad Interior para terminar de meter mano en Líbano a través de la seguridad. La elevación de la alerta nuclear por parte de Estados Unidos y Rusia a Defcom3 es un claro indicio de que la mente de Obama esta comenzando a pensar en lo impensable; es decir, comprometer tropas terrestres estadounidenses en otra guerra más en Medio Oriente. Esto se inscribe en un contexto en el que “una guerra siria de alcance regional se está transformando en una guerra regional alrededor de Siria”, según explica un funcionario estadounidense en el muy completo informe que publica el International Crisis Group (ICG). Lo cierto es que una nueva “guerra fría” divide a Oriente Medio, similar a aquella que en los cincuenta y sesenta vio enfrentarse al Egipto nasserista, aliado de los soviéticos, con la Arabia Saudita, aliada de Estados Unidos. Si uno lee la letra chica de la resolución propuesta por por la Casa Blanca al Congreso de Estados Unidos titulada Autorización para el Uso de Fuerza Militar (AUMF), se habilita al presidente para que utilice las fuerzas armadas “como determine que sea necesario”. Sin duda, el ensayo conjunto estadounidense-israelí de misiles en el Mediterráneo Oriental revela el cambio en el modo de pensar de Obama. Hay indicios claros de que los Estados Unidos han trasladado y reestructurado los principales comandos nucleares previendo una eventual confrontación nuclear con Rusia sobre Siria. Hay dos escuadrones de bombarderos nucleares puestos directamente bajo el mando de la Casa Blanca. Más de 2.000 armas nucleares han sido trasladadas clandestinamente y ahora están almacenadas en una antigua base de submarinos. El Pentágono ha convencido a a la Casa Blanca sobre el peligro que representa entrar en Siria sin tropas en el terreno, lo que es equivalente a pelear con un brazo atado a la espalda. Ello contradice un principio básico de la doctrina militar de Estados Unidos que propugna el máximo uso de la fuerza para establecer la supremacía sobre el enemigo. Pero lo que terminó por convencer a Obama fue el bolsillo: los aliados del Golfo Pérsico le han ofrecido a Estados Unidos costear gran parte del peso financiero de la guerra. El secretario de Estado, John Kerry, argumentó a favor de que el Congreso de Estados Unidos apruebe el uso de tropas terrestres estadounidenses aunque el gobierno de Obama pueda no tener la intención de recurrir a una acción semejante. Kerry habló el martes en una audiencia del Congreso flanqueado por el secretario de Defensa, Chuck Hagel, y el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto. La cuidadosa selección de palabras de Kerry indicó que el despliegue de tropas terrestres en Siria es algo que se está evaluando en la Casa Blanca. “No quiero sacar de la mesa una opción que podría estar a disposición de un presidente de Estados Unidos para asegurar nuestro país”, dijo Kerry. Luego añadió la advertencia de que el presidente Obama sólo recurrirá a la opción de desplegar tropas terrestres en Siria si hay una amenaza potencial de que las armas químicas caigan en manos de extremistas. Dijo: “peores elementos”. En la revista Asia Times Online, el ex diplomático indio M K Bhadrakumar cita al profesor Jack Goldsmith de la Escuela de Derecho de Harvard (que antes fue Fiscal General Adjunto de Estados Unidos en la Oficina del Consejero Jurídico y también Abogado Especial del Departamento de Defensa, aparte de ser miembro de la Fuerza de Tareas sobre Seguridad Nacional y Derecho de la Hoover Institution), quien advirtió el domingo: “Hay mucho más en la propuesta girada al Congreso de lo que se ve a primera vista”. En un comentario detallado para la revista Lawfare, el profesor escribió: La resolución autoriza al presidente a utilizar cualquier elemento de las Fuerzas Armadas y cualquier método de fuerza. No contiene límites específicos sobre los objetivos ni en términos de la identidad de los objetivos (por ejemplo, el Gobierno sirio, los rebeldes sirios, Hezbollah, Irán) o la geografía de los objetivos. 1. ¿Autoriza la AUMF propuesta al presidente a tomar partido en la Guerra Civil Siria, o a atacar a rebeldes sirios asociados con al Qaida o a remover a Assad del poder? Sí, siempre que el presidente determine que alguna de esas entidades tiene una (mera) conexión con el uso de armas de destrucción masiva (ADM) en la guerra civil siria y que el uso de fuerza contra una de ellas podría impedir o disuadir del uso o la proliferación de ADM en Siria, hacia Siria o desde Siria, o proteger a Estados Unidos o a sus aliados –por ejemplo, Israel– contra la amenaza planteada por esas armas. Es muy fácil imaginar que el presidente tome una decisión semejante respecto de Assad o de algunos de los grupos rebeldes. 2. ¿Autoriza la AUMF propuesta al presidente a utilizar la fuerza contra Irán o Hezbollah, en Irán o Líbano? De nuevo, sí, mientras el presidente determine que Irán o Hezbollah tienen una conexión con el uso de armas de destrucción masiva en la guerra civil siria, y el uso de fuerza contra Irán o Hezbollah podría impedir o disuadir del uso o proliferación de esas armas en Siria, hacia Siria o desde Siria, o proteger a Estados Unidos o a sus aliados (por ejemplo, a Israel) contra la amenaza planteada por esas armas. Alain Gresh señala en Le Monde Diplomatique que el presunto uso del gas sarín por parte del ejército sirio, muy controvertido, aparece como lo que es: un pretexto. Pero ¿para qué? Siria se convirtió en un campo de batalla regional e internacional, y ninguno de los dos bandos puede aceptar la derrota de sus combatientes. Para Irán, la implicación de la República Islámica en Siria, constituye una decisión estratégica racional que la elección del nuevo presidente Hassan Rohani probablemente no modifique. Teherán no escatimó ningún medio para salvar a su aliado. Este compromiso lo llevó a incitar a Hezbollah, con el aval del Kremlin, a involucrarse directamente en los combates. En cuanto a Rusia, sus razones para involucrarse superan ampliamente la personalidad de Vladimir Putin. Reflejan ante todo la voluntad de Moscú de poner fin a su desaparición de la escena internacional. Para el Kremlin, la caída del régimen de Al-Assad significaría un serio revés: constituiría una nueva victoria de los islamistas, y correría el riesgo de afectar, dentro de la misma Federación Rusa, a las poblaciones musulmanas en cuyo seno se agita una propaganda wahabita activa. Alain Gresh vaticina: “Mientras los protagonistas externos sigan viendo el conflicto como un juego de suma cero, el calvario sirio continuará. Con el riesgo de arrastrar a toda la región en la tormenta”.
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