El resultado no es definitivo ni mucho menos, porque habrá que esperar a octubre, pero el ensayo de ayer dejó algunas cosas claras y pocas sorpresas. La primera es que el Frente para la Victoria volvió a perder en los principales distritos del país pero se consolidó como la fuerza más votada a nivel nacional y sacó provecho una vez más de la dispersión opositora. El resultado no es definitivo ni mucho menos, porque habrá que esperar a octubre, pero el ensayo de ayer dejó algunas cosas claras y pocas sorpresas. La primera es que el Frente para la Victoria volvió a perder en los principales distritos del país pero se consolidó como la fuerza más votada a nivel nacional y sacó provecho una vez más de la dispersión opositora. El resultado electoral estuvo en niveles cercanos a los de 2009, con un conteo peor para el oficialismo en la provincia de Buenos Aires, pero mejores elecciones en la Ciudad, en Santa Fe y Córdoba para el kirchnerismo que, si replica estos datos en octubre, mantendrá su número en la Cámara de Diputados, pero resignaría un par de senadores. La presidenta Cristina Fernández luego de diez años de gestión mantiene un grado de respaldo a nivel nacional que ninguna otra fuerza puede exhibir en el recuento de las urnas. Fue la mandataria la principal protagonista de la campaña del oficialismo y quien también ayer aceptó la derrota en los distritos en los que no se impuso el FPV. Otra de las certezas que dejaron las PASO es que tras el recuento de votos el intendente de Tigre, Sergio Massa, se impuso en la provincia de Buenos Aires aunque no por el margen de diez puntos esperado inicialmente. Massa se presentó anoche como el candidato de la clase media y dejó entrever sus intenciones presidenciales cuando se propuso profundizar el esfuerzo para que lo elijan de aquí en adelante. Habrá que ver si después de octubre podrá cristalizar su condición de candidato y si la diferencia que obtenga en la provincia le abre la puerta para que pueda sentarse a la selecta mesa de la liga de los gobernadores peronistas para discutir de igual a igual su posicionamiento de cara a 2015. El intendente de Tigre hizo una buena elección en la provincia de Buenos Aires, pero en sólo 30 días de campaña perdió varios puntos desde que lanzó su postulación. La sinuosa campaña de Massa terminó respondiendo a la estrategia del gobierno nacional que lo obligó a definirse y pasó así sin estaciones intermedias del jingle conciliador a sacarse el saco para pelear. En el medio profundizó las críticas a la gestión de Cristina Fernández y los votantes del kirchnerismo identificaron a Martín Insaurralde como candidato del oficialismo. El gobernador Daniel Scioli le puso la cara a la campaña –su respaldo terminó siendo determinante para el repunte que mostró Insaurralde– y quedó entonces también en las gateras para las presidenciales. Habrá que ver si el resultado de las PASO lleva a una polarización en los comicios de octubre y esa movida le permite captar a Massa algún porcentaje de los votos que respaldaron ayer la candidatura de Francisco de Narváez. El Colorado ratificó que es una figura política en declive sostenido y no pudo revalidar la excelente elección con la que en 2009 se impuso nada menos que a Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa. Quedó en el cuarto puesto detrás del Frente Cívico y Social con poco más del diez por ciento de los sufragios. El peronismo ratificó su condición de fuerza excluyente en buena parte del país. En sus distintas versiones de centroizquierda y centroderecha acaparó más del 70 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires y algo similar sucedió en buena parte de las provincias. Es difícil pensar entonces que la elección presidencial de 2015 no estará signada por un candidato peronista. El PRO de Mauricio Macri tuvo una elección particular en el distrito porteño y volvió a fracasar en su intento por construir una fuerza nacional, indispensable si piensa postularse dentro de dos años para llegar a la Casa Rosada. Gabriela Michetti confirmó su condición de buena candidata en la Ciudad pero ahí se acabaron las buenas noticias para el PRO, que no logra romper la lógica vecinalista que lo tiene confinado a una expresión política fronteras adentro de la avenida General Paz. Además, si se suman como fuerza única los votos de UNEN, y Elisa Carrió y Pino Solanas retienen todos los sufragios de las PASO en octubre, el macrismo perdería el distrito, pero eso es difícil de suponer. En el interior, el PRO profundizó su estrategia de impulsar candidaturas mediáticas para atraer al electorado, pero fracasó. En Córdoba el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi se ubicó cómodo en el cuarto puesto y en Santa Fe, el cómico Miguel del Sel quedó segundo a cinco puntos del peronista Jorge Obeid que repuntó la pésima elección que había hecho el kirchnerismo en el distrito en 2009. En la provincia de Buenos Aires, el PRO no podrá disfrutar del triunfo del Frente Renovador porque sus principales figuras renegaron públicamente del acuerdo con el alcalde porteño, elevado a la figura de piantavotos. Cómo resolverá el peronismo de derecha el fárrago entre Massa, Macri, la figura de José Manuel de la Sota (que vuelve a mostrar una victoria en Córdoba que no le garantiza su expansión nacional) y el declinante De Narváez, es uno de los interrogantes que habrá que develar después de octubre y cuando empiecen a correr los tiempos para 2015. La experiencia previa anticipa más nubarrones que consensos entre los cuatro egos. En la carrera presidencial, en Entre Ríos, Sergio Urribarri volvió a mostrar un amplio triunfo, lo que también lo ubica de cara a 2015. La Unión Cívica Radical no consigue salir del barro. En el panradicalismo, Elisa Carrió fue la que más votos obtuvo con la contradicción de aspirar a ser la postulante de una lista de unidad. El ex vicepresidente Julio Cleto Cobos llevó a la victoria al sello de la UCR en Mendoza y fue el único que pudo ofrecerle una victoria clara al partido. Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín en la provincia de Buenos Aires tuvieron que contentarse con el tercer lugar por delante de De Narváez. Ahora se abre otra pelea de cara a octubre. Los candidatos buscarán ajustar sus estrategias. Quienes ganaron intentarán dejar todo como está y los perdedores rearmarán la campaña. La presidenta pidió redoblar el esfuerzo militante y prometió profundizar el modelo. Volvió al recuerdo de 2009, cuando Néstor Kirchner perdió en la provincia de Buenos Aires en lo que se transformó en el punto de partida de uno de los períodos más fecundos del kirchnerismo en la ampliación de derechos. Habrá que ver. Infonews
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